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MIRANDO AL SUR - augusto alvarado


"LIBANIZACIÓN" DE BOLIVIA

<h2><hr><u>&quot;LIBANIZACIÓN&quot; DE BOLIVIA</h2></u> Por Andrés Soliz Rada (Bolivia)
2 de julio de 2004

Con la delectación de un descuartizador profesional, el Ministro de Defensa argentino, José Pampuro, ha manifestado a Radio “Rivadavia”, de Buenos Aires, su preocupación por la “libanización” que vive Bolivia a causa de sus conflictos sociales y políticos. Serrucho en mano, Pampuro asegura que el país se dividirá en tres partes. Una será Tarija, la que se anexará a otra República (a la Argentina, sin duda), región que, casualmente, guarda casi el 90% de las reservas bolivianas de gas natural. Las otras dos quedarán para los demás vecinos. Indicó, además, que el problema será analizado en una visita que realizará a Haití, en próximos días, junto a sus colegas José Viegas, de Brasil, Michelle Bachellet, de Chile, y Yamandú Fau, de Uruguay (“La Prensa”, 26-06-04).

Recordemos que el Líbano afrontó en años precedentes espantosos conflictos internos y externos. Después de la Guerra de los Seis Días, en 1967, perdió una franja de su territorio a manos de Israel y que fue importante escenario bélico en la Guerra de Yon Kipur, de 1973. Los choques armados incrementaron el número de refugiados palestinos a territorio libanés, hecho que desató una sangrienta guerra civil, iniciada en 1975, pero que tuvo sus momentos más crueles, como las masacres de Sabra y Chatila, entre 1977 y 1980. La ola de crímenes y atentados posteriores tardó mucho en aplacarse.

No sabemos cuantas de estas desgracias desea Pampuro para Bolivia, país que, según las ingenuas palabras del presidente Carlos Mesa, ha resuelto vender gas a la Argentina, en acto de solidaridad con el pueblo argentino. Y no es que pensemos que los bolivianos no debamos ser solidarios con la Patria de San Martín y Scalabrini Ortiz, sino que tal venta fue digitada por la española Repsol, filial, Bolivia, con la Repsol, filial Argentina, con la finalidad de obligar al gobierno de Kirchner a incrementar tarifas en su mercado interno, objetivo que fue plenamente conseguido.

En una segunda ingenuidad, Mesa aseguró que ni una molécula del gas boliviano vendido a la Argentina sería re exportada a Chile, debido a que su gobierno ha resuelto utilizar el gas como arma estratégica para recuperar su costa marítima, perdida en la guerra de 1879. A pocos días de iniciarse tal exportación, Argentina normalizó sus ventas al país trasandino, no con el gas boliviano, probablemente, pero si con la disponibilidad del energético que le quedaba libre luego de recibir los suministros de Bolivia. El tema es de “Ripley”, ya que, de manera simultánea, se reveló que las petroleras que operan en Bolivia venden a Chile gas licuado de petróleo (GLP), sin necesidad de intermediarios.

Hace pocos días, Mark Falcoff, el experto iberoamericano del American Enterprise Institute (AEI), un centro de peritos neoconservadores al servicio del vicepresidente estadounidense Dick Cheney, ha anunciado la desintegración de Bolivia a menos que las transnacionales vendan el gas que está en Tarija a México y EEUU. ¿Este es el punto que, según Pampuro, discutirán en Haití los Ministros de Defensa de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay? ¿Por qué en Haití, país del que hace pocos meses fue expulsado el presidente Aristide, democráticamente elegido, y que sufrió una invasión norteamericana, para luego recibir el apoyo de soldados chilenos, argentinos y brasileños?

Los países vecinos a Bolivia no deberían coadyuvar a “libanizarlo”, ya que en cualquier momento podría correr su misma suerte. Entre todos, más bien, deberían impulsar la creación de Petroamérica, la petrolera latinoamericana, sugerida por el Presidente Hugo Chávez de Venezuela, a fin de detener las políticas imperiales de Washington. El martes pasado, el canciller de Kirchner, Rafael Bielsa, dijo: “La verdad es que el Gobierno argentino está harto de que el Embajador de EEUU en Buenos Aires, Róger Noriega, se entrometa en asuntos internos de la Argentina” (“La Razón”, 30-06-04). El diplomático gringo había expresado su preocupación por las manifestaciones de desocupados que bloquearon rutas y ocuparon sedes de transnacionales. Ha llegado el momento en que Bielsa le diga a Pampuro, que deje de ser vocero de intereses que también oprimen al pueblo argentino.

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