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MIRANDO AL SUR - augusto alvarado


FRANCISCO GARCÍA CALDERÓN: PROFECÍA DEL MERCOSUR

<h2><hr><u>FRANCISCO GARCÍA CALDERÓN: PROFECÍA DEL MERCOSUR</h2></u>
Foto de Francisco García Calderón


Por Alberto Buela

WORLD DATA SERVICE, 20/7/2004

Francisco García Calderón fue un pensador nacional peruano de una vida asaz cambiante y fuera de lo común. Por empezar nació en 1893 en Valparaíso-Chile- y sin embargo es considerado sin contestes genuina y absolutamente peruano.

Fue hijo del único presidente hispanoamericano cautivo de un gobierno extranjero, a propósito de la Guerra del Pacífico, y ante las dificultades que duraron tres años para poder bautizarlo como peruano sus padres por intercesión del ex presidente argentino Domingo F. Sarmiento pudieron trasladarse a Buenos Aires donde aquél salió de padrino.

Regresó la familia al Perú y tanto Francisco como su hermano Ventura, gran escritor, realizaron sus estudios secundarios y universitarios allí para trasladarse en 1906 y por espacio de cuarenta años a París, regresando él pocos años antes de su muerte, acaecida en 1953 luego de una penosa enfermedad de cuatro años.

Esta larga estancia francesa explica el porqué escribió dos de sus principales trabajos Les Démocraties latines de l`Amérique y Le Perú contemporain en la lengua de Racine. Ahora bien, el trabajo que nos ocupa y el que le otorga aún hoy día una cierta vigencia es ”La creación de un continente”(*) de 1913 donde García Calderón expone con mayor enjundia sus ideas respecto de Nuestra América, sea su identidad, gobierno y prospectiva política.

Antes que nada hay que situar a nuestro autor en el contexto de su época. No hay que hacer como nos tienen acostumbrados hoy los ideólogos del neoliberalismo de descontextualizar los autores y los sucesos para justificar recurriendo a ellos su propia ideología. Él forma parte de la generación del centenario y comparte el ideario político del arielismo esbozado por el uruguayo José E. Rodó. Esta generación integrada entre otros por el mejicano José Vasconcelos, el argentino Leopoldo Lugones, el chileno Joaquín Edwards Bello, el colombiano Carlos Arturo Torres, el paraguayo Manuel Dominguez, el boliviano Frank Tamayo, el brasileño de Oliveira Lima, el dominicano García Godoy, etc.se caracterizó en lo que hace a la representación política por sostener, bajo influencia de Renán, la necesaria prioridad de una élite pensante en un gobierno de minoría selecta y en lo que respecta a Iberoamérica planteó su unidad y solidaridad continental. Y es en este último aspecto donde se destaca el aporte y vigencia de García Calderón.

Así, La creación de un continente comienza con una afirmación rotunda: "La independencia fue, en América, un fenómeno de disgregación política". El propósito de este libro, dice en la Introducción, es condenar la enemistad artificial y sugerir la formación de un continente armonioso. Traducir en el orden moral el imperativo geográfico.

El nacionalismo propuesto es de carácter continental y no simplemente estatal, de modo tal que "el nacionalismo debe conciliarse con el americanismo, el desarrollo autónomo de las diversas patrias con lineamentos definidos de unión moral". (pág. 270)

Ahora bien, ese desarrollo autónomo se puede alcanzar según García Calderón a través de una reforma en la educación. Y así, siguiendo en parte el ideario del español Joaquín Costa y el del portugués Pedro Oliveira Martins sostuvo que "las escuelas comerciales e industriales son más necesarias que las academias, los ingenieros, geólogos, naturalistas y artífices superan en importancia a los abogados y teólogos". (pág.278) Los congresos de los países latinos están formados por abogados y burócratas mientras que en las cámaras anglosajonas predominan agricultores, comerciantes, industriales y banqueros.

Esta reforma de la educación conlleva necesariamente a un ocuparse de "las cosas" y a "la formación del capital nacional como base segura de la libertad"(pág.288); lo que creará la independencia económica de nuestras naciones, la que reforzará su independencia política. Para lograr esto último en plenitud sostiene García Calderón que hay que restaurar la vida municipal en América porque ella es la matriz de la libertad política, dado que "los cabildos representan, mejor que los parlamentos, el vigor provincial que lucha contra los excesos posibles de la centralización y del gobierno". (pág.293)

En el último capítulo titulado: Hacia la autonomía: la Argentina y el Brasil va a sostener que: "En dos pueblos, la Argentina y el Brasil, se agrega a la libertad política, el orden estable, la creación de industrias, el criollismo en la novela y el teatro, el culto de las tradiciones nacionales, la formación de un arte propio, el orgullo fabril que sustituye el made in England o el made in Paris por productos argentinos o brasileños."(pág.304). "El ochenta por ciento del comercio sudamericano corresponde al Brasil y la Argentina reunidos. Situados frente al Atlántico, el océano civilizador, son para el Nuevo Mundo los canales necesarios de la cultural occidental."(pág.305). Esto indica que García Calderón está pensando en la geopolítica del puente con Europa para enfrentar con cierto éxito a la política agresiva de los Estados Unidos sobre su "patio trasero".

Y para terminar como si poca acertada hubiera sido su prognosis sobre Nuestra América nos deja, con su estilo saturado de lirismo la profecía del Mercosur cuando despidiéndose afirma: "A orillas del Plata heráldico, Buenos Aires tentacular, Montevideo reformadora; en la rumorosa majestad del Trópico, Río de Janeiro dominadora, anuncian por su imponente avance la futura grandeza de las naciones fraternales" (pág. 314).

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(*) Edición de la Biblioteca Ayacucho, Caracas-Venezuela, 1978.

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