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MIRANDO AL SUR - augusto alvarado


PEDRO ALBIZÚ CAMPOS (1891-1965)

Por José Steinsleger
La Jornada
(México D.F.) - Miércoles 13 de abril de 2005

Conjugación perfecta entre metáfora y política la de José Martí, apóstol independentista de Cuba, cuando escribe "...viví en el monstruo, y le conozco las entrañas" (1898), y la de Pedro Albizu Campos, apóstol de Puerto Rico, denunciando al mundo desde la cárcel de La Princesa que el monstruo irradiaba sus entrañas "... con rayos electrónicos de bellísimos colores y gran precisión" (1951).

Con base en el dictamen de un siquiatra militar de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, el gobernador colonial Luis Muñoz Marín indulta al prócer nacionalista. "Está loco", dicen. Meses después, el primero de marzo de 1954, un comando puertorriqueño ataca el Congreso de Estados Unidos. Albizu Campos califica el acto de "sublime heroísmo". En represalia, Muñoz Marín revoca el indulto.

A fines de 1964 la presión internacional consigue la libertad del patriota, ya paralítico y sin habla debido a graves lesiones cerebrales. El 21 de abril de 1965, Albizu Campos muere en San Juan, tras cumplir con creces la réplica airada a un profesor de su adolescencia en Ponce, ciudad natal: "la independencia no se discute, se hace".

Becado para estudiar en Estados Unidos, Pedro obtiene títulos en ingeniería química, filosofía, letras y dominio de ocho idiomas. En la Primera Guerra Mundial sirve como oficial del ejército estadunidense y en Harvard, mientras cursa derecho, defiende la independencia de Irlanda del Norte y de India, a más de participar en comités pro derechos de los indígenas y afroamericanos.

En 1921 retorna a Puerto Rico junto a su esposa, la científica peruana Laura Meneses, primera latinoamericana graduada en dicha institución. Comisionado por el Partido Nacionalista (PN) para difundir la causa anticolonial, Albizu emprende en 1927 un viaje por el continente. Tarea difícil, pues salvo cabezas como las de Manuel Ugarte, Julio Antonio Mella, Augusto César Sandino o José Carlos Mariátegui, la izquierda naufraga en el internacionalismo abstracto o se ilusiona con la democracia en países sometidos por el imperialismo.

En 1931 se entrevista con Pedro Angleró, último sobreviviente del movimiento independentista de 1868, liderado por Ramón Emeterio Betances (1827-98), y recibe el mandato de liberar a su patria de la dominación extranjera. Al año siguiente Albizu da a conocer el Manifiesto del Partido Nacionalista. El tercer párrafo del documento conserva patética vigencia:

"La lucha entre esas facciones (n.r., socialistas y liberales) es agria y despiadada. Sus directores han soliviantado las pasiones en las masas populares, produciendo divisiones en la unidad patria. Esa labor afianza en tanto sea efectiva al imperialismo que nos tritura".

El Manifiesto apela a la vía legal y llama a la constitución de un "frente único contra el invasor". Pero anticipa que el PN "... tratará sin piedad a los nativos o extranjeros que, por buenas o malas artes, pretendan afianzar la ocupación extranjera". Más adelante habla del "obrerismo desorientado" que, ".... bajo la sugestiva denominación de socialista, pero sin definición política alguna... nos ha convertido en esclavos de la corporaciones y empresas norteamericanas".

En 1934 el gobierno de Franklin D. Roosevelt designa jefe de la policía colonial al coronel Francis Riggs, quien llega de Nicaragua, donde asesoró al tirano Somoza en el asesinato de Sandino. En octubre de 1935 la policía de Riggs mata a tres manifestantes universitarios. La respuesta no demora. En febrero de 1936 el centurión muere ejecutado por dos jóvenes nacionalistas, que a su vez son detenidos y fusilados en un cuartel policial. Acusado de sedición, Albizu Campos recibe el aliento de las voces que se alzan a su favor. Dirigiéndose al juez estadunidense, la chilena Gabriela Mistral dice: "La personalidad de los puertorriqueños enjuiciados corresponde, en categoría moral y en significación cívica, a lo que fueron los próceres San Martín, O'Higgins o Artigas. El intento heroico y doloroso es el mismo, la calidad de los espíritus es idéntica".

Impasibles, las tropas yanquis masacran a una multitud de nacionalistas que el 21 de marzo de 1937 reclaman por la libertad del prócer. Trasladado a una prisión de Atlanta, Albizu Campos será liberado en junio de 1943. Tres años después opta por continuar la lucha y regresa a su patria.

En 1950 los nacionalistas proclaman en Jayuya la república de Puerto Rico. En San Juan, un comando asalta la residencia de Muñoz Marín y en Washington otro comando ataca la residencia del presidente Harry Truman. La policía colonial ordena la detención del líder y lo captura en su casa del viejo San Juan, tras cuatro días de tiroteos.

Albizu Campos no estaba paranoico. En 2002 el Departamento de Energía de Estados Unidos reveló que un grupo de científicos financiados por la Fundación Rockefeller había experimentado desde 1939 con personas nativas de la isla, inyectándoles elementos radiactivos, sin que éstas estuvieran conscientes de que los estaban usando de conejillos de indias.

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