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MIRANDO AL SUR - augusto alvarado


VIENTOS EN EL TECHO DE AMÉRICA

<h1><hr><u>VIENTOS EN EL TECHO DE AMÉRICA </h1></u>

Por Enrique Lacolla
La Voz del Interior – Córdoba – 18 de diciembre de 2005


Ernesto “Che” Guevara, cuya aplicación de la “teoría del foco” elaborada por el intelectual francés Regis Debray lo llevó al desastre, al sobredimensionar las virtudes del voluntarismo como expediente para consumar un proyecto revolucionario, acertaba sin embargo cuando entendía que Bolivia era una de las claves geopolíticas que podían abrir el camino a la integración sudamericana.

Riquísima en minerales y energía, provista de una geografía variada y dramática, ubicada en el corazón del continente, habitada por las masas indígenas más sobre- explotadas en la historia americana y en contacto con las potencias de la región, el valor estratégico de Bolivia es igual a dos cuestiones igualmente contundentes.

Por un lado, la incapacidad de la dirigencia ávida y mezquina que la gobernó durante la mayor parte de su historia.

Por el otro, al abrumador castigo que su población indígena padeció a lo largo de siglos, desde la Conquista hasta promediar el siglo 20, cuando algunos sectores de la pequeña burguesía intelectual y militar intentaron cambiar el estado de las cosas.

Lo lograron apenas de manera parcial y a un costo muy alto, pero las semillas de la disconformidad revolucionaria que arrojaron cayeron sobre un terreno fértil, aunque muy difícil.

Hoy se vota en Bolivia y el candidato mejor perfilado para obtener el triunfo es un heredero de esta turbulenta vocación insurreccional: Evo Morales, un indio de pura raza y expresivo de los intereses del pueblo bajo, a los que conjuga con un decidido anti- imperialismo y nacionalismo que hacen hincapié en la preservación de las riquezas energéticas del país y su aplicación a la generación de unas ganancias que se inviertan en él y no se dilapiden afuera.

Elección y después

No es probable, empero, que las elecciones vayan a resolver las dificultades de la situación boliviana, que en años recientes se han agigantado hasta asumir los contornos de una crisis terminal.

Evo Morales y el Movimiento al Socialismo (MAS) son la expresión de la insurgencia acumulada en los grupos más sumergidos de la población.

Son, también, su manifestación más razonable, pues están lejos de la utopía pesadillesca de una nación india independiente y soberana, como la auspiciada por el dirigente aymara Felipe Quispe, quien, desde la otra punta del espectro político, viene a coincidir con los separatistas “blancos” del oriente del país, muy interesados en precipitar la segregación de esa parte del conglomerado boliviano para explotar en solitario sus riquezas.

Riesgos y posibilidades

El riesgo de una fragmentación del país es muy real; está abonado no sólo por los factores internos sino también por presiones extranjeras, de origen vario, pero a las que con seguridad no son ajenos los intereses transnacionales que se vehiculizan en las empresas de hidrocarburos. Ellos se mezclan de forma inextricable con los de los planificadores del Pentágono y también, por qué no, con los que eventualmente podrían surgir de una perspectiva mezquina de las cancillerías de Brasilia y Buenos Aires respecto de las ventajas coyunturales que podrían arrancarse de la secesión de algunas franjas del territorio boliviano.

Así están las cosas. No prometen un panorama tranquilizador, pero tampoco debería entendérselas como una condena.

Las situaciones extremas suelen tener como contrapartida la posibilidad de utilizarlas para clarificar un panorama y para proceder a un reacomodamiento que en ocasiones es útil para reordenar las cosas en un sentido progresivo.

La verdad es que las tendencias profundas de Iberoamérica, en el sentido de ir hacia una mayor integración, están tan presentes como las tentativas centrífugas que buscan partirla aun más de lo que hoy está.

Las primeras tendencias se exteriorizan en fenómenos como el Mercosur, la Cumbre de Mar del Plata y la proliferación de hechos políticos que en cierto modo se espejan unos a otros, como puede ser la presencia del Movimiento Etno Cacerista de los militares Antauro y Ollanta Humala en Perú, que enarbola un discurso nacionalista y antiimperialista, con afinidades con el del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

Según las encuestas más recientes, Ollanta Humala estaría en el segundo lugar entre los candidatos a ocupar la presidencia peruana en las próximas elecciones, con altas probabilidades de alcanzar el primer puesto a la hora de los comicios.

Así las cosas, no debe extrañar demasiado que Estados Unidos esté moviendo sus fichas, de las cuales la base Mariscal Estigarribia en Paraguay no es la menor. Tal vez sea hora de que Argentina y Brasil compatibilicen sus políticas y preparen una hipótesis de tormenta.


1 comentario

Guillermo -

¡POR EL AYACUCHO DEFINITIVO DEL TERCER MILENIO!

Como decía el general San Martín: “Cuando la Patria esta en peligro, todo esta permitido menos no defenderla”. Si bien el contundente triunfo de Evo Morales cierra por el momento las posibilidades separatistas de Santa Cruz que esperaban a los “marines” yanquis instalados en la heroica tierra guaraní como los “salvadores” de una nueva “nación” de nuestra ya balcanizada Nación Latinoamericana, no debemos descuidarnos. Tal vez el “Che” Guevara, que se equivocó políticamente en muchas cosas, tuvo razón en una consigna que solía repetir: “por dos, tres, muchos Vietnam”. Si los imperialistas norteamericanos se atreven a invadir Bolivia, debemos como dice el Presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, respecto a su país, extender la guerra por toda América. ¡A casi dos siglos de 1810, por una nueva lucha por la independencia de la Patria Grande Latinoamericana!