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MIRANDO AL SUR - augusto alvarado

aristóteles españa


LA HIJA DEL TIGRE

<hr><h1><u>LA HIJA DEL TIGRE</h1></u>

BACHELET, BIOGRAFÍA

 A FONDO

(RIL, Editores, Santiago, 2005)

Por Aristóteles España

¿Qué opinaría su marido de que su hija quiera ser Presidenta de la República? Angela Jeria, esposa del asesinado General de la Fuerza Aérea de Chile, Alberto Bachelet, padre de la candidata, responde: “La primera frase de Alberto sería “Hija de tigre”. Así lo señalan los autores de este libro, Rosario Guzmán Bravo y Gonzalo Rojas, en una interesante y metódica construcción literaria que prestigia este género tan popular en días actuales en Latinoamérica.

El libro “La hija del tigre” nos cuenta los detalles más íntimos de la vida de la doctora que está pronto a convertirse en la primera mujer Presidenta electa por el voto de la ciudadanía,  en América del Sur.

“Constantemente, la realidad se encarga de ratificar la superioridad que posee frente a la fantasía y de producir historias dignas de los guionistas. Esta es una de ellas”. Los autores de este texto  entrevistaron a más de cincuenta personas, sus hijos, su madre; recorrieron con acuciosidad la infancia, adolescencia, juventud y madurez de Michelle Bachelet para dar forma a un corpus testimonial en que aparece rodeada de míticos personajes de su formación política como el ex Secretario General de la Juventud Socialista, detenido desaparecido, Carlos Lorca, su ex novio Jaime López que fue destruido por los servicios de seguridad y se transformó en un delator para, finalmente, morir asesinado. La prisión de su padre y la posterior detención de ella junto a su madre, el recorrido por campos de detención, el derrumbe de los sueños y utopías de una generación que vio caer el cielo desde sus ventanas mientras llovía en sus mundos interiores y se producía la ruptura institucional de un país para ser transformado en un campo de experimentación donde reinó la paz de los cementerios. 

Seres como Manuel Contreras, Augusto Pinochet, los esbirros civiles de una dictadura que no dudó un instante en aniquilar físicamente a sus adversarios, viven en estas páginas llenas de agua y sol. Los cambios que se van produciendo en el mundo y en su país mientras ella debió viajar a Australia, exiliada; la reconstrucción de las organizaciones sociales y políticas, el regreso lleno de fantasmas, todo esto, que no es menor, se trasluce en estas memorables páginas escritas con pasión y amor por el personaje que encarna hoy los sueños de futuro de nuevas generaciones y, sobre todo, de las mujeres que ven en este proceso,  una verdadera gesta épica en que, una de ellas, presida un país loco y con una desordenada geografía como señalaron en su tiempo, Nicomedes Guzmán y Benjamín Subercaseaux, escritores que de alguna forma tienen que ver con su formación y  su espacio cultural.

Dicen los autores que “en este libro no sólo está la historia de su padre, víctima del golpe de estado, sino la de remotos antepasados de la candidata presidencial: aquel que perteneció a la Primera Junta de Gobierno, aquel que salvó en Chile una cepa de vino desaparecida en Francia, aquel que fue compinche del Premio Nacional de Literatura Manuel Rojas”. 

Dividido en dieciocho capítulos el lector se entretiene con la aparición de Michelle Bachelet,  en el escenario nacional como Ministra de Salud y, sobre todo, de Defensa Nacional, cuando se escuchó el estrépito de los tacos militares al chocar en cumplimiento de la instrucción dada. Luego, el superior siguió: “¡Honores a la señora Ministra de Defensa!, con los sones de marchas militares y un país como el nuestro, en el sur del sur del planeta,  que observaba atónito frente a los televisores como el mundo había cambiado tan rápido y los propios partidos de la Concertación no se daban cuenta aún que surgía una alternativa distinta al modelo clásico de políticos chilenos y se apresuraban a la “ceremonia del adiós”, para entregar el poder, sin sospechar que esta mujer encarnaba los principios fundacionales de los partidos progresistas del país, y no sólo de un sector de la sociedad que gobernaba durante 15 años; error que siguieron repitiendo hasta la primera vuelta electoral,  cuando cambia el escenario y la Concertación obtiene más votos que su propia candidata encapsulada en su entorno.

El libro se lee con avidez, como una novela de acción donde la heroína es una doctora de clase media, que nunca soñó con ser Presidenta, y que muchos pensaron era sólo un sueño más de muchas mujeres, como tantas, que quisieron tomar el cielo con sus manos, llegaron cerca de esa utopía y quedaron conformes para siempre.
 

ROSARIO GUZMAN BRAVO fue conductora de “Almorzando en el 13” y “Telenoche” en canal 11. Entre los libros que ha publicado destacan “La Sebastiana”, de la Fundación Pablo Neruda, y “Para abrir la mente”, junto a un grupo de psiquiatras y sicólogos. Fue Vicerrectora de Comunicaciones de Universidad de Las América y hoy trabaja en forma independiente como editora de libros y reportajes.

GONZALO ROJAS DONOSO, trabajó en la agencia informativa ORBE, en Radio Cooperativa, el diario El Mercurio, Canal 13, Televisión Nacional de Chile, Red Televisión, Chilevisión. Es colaborador de la agencia EFE y diario 16 de España. Ha publicado tres libros, entre ellos,  la biografía del cantante Lucho Gatica. Es profesor de Televisión en la Universidad Bolivariana de Santiago.

 


PINOCHET, EPITAFIO PARA UN TIRANO

<hr><h1><u>PINOCHET, EPITAFIO PARA UN TIRANO</h1></u>

Caricatura de "La Jornada" 

Ediciones Cuarto Propio, Santiago, 2005 - De Pablo Azócar
Comentario: Aristóteles España

“Los militares afirman que en 1973, en Chile, lo que hubo fue una guerra; si fuese cierto, Pinochet sería un criminal de guerra. Pero hasta un niño sabe que aquello no es verdad, y Pinochet, por lo tanto, es lo que es: un criminal a secas”. 

Así comienza este libro del escritor Pablo Azócar (San Fernando, Chile, 1959). El autor apela a la crónica para registrar la vida, pasión y declive del personaje que gobernó Chile con mano de hierro durante 17 años y que fue creando a partir de sus inicios en el gobierno, una suerte de cofradía con lo cual compartió  el poder y la gloria durante todos los años de su “reinado”.

“Tito” como le decían sus familiares y amigos de infancia, era el retoño predilecto de su madre, doña Avelina, quien lo moldeó para la vida militar que inició a temprana edad.

Según el testimonio de su ex Ministra, Mónica Madariaga, “fue educado por su apoderado en la milicia, el general Alfredo Portales Mourgues, quien siempre le dijo: nunca seas el primero ni el último, sé siempre hombre del medio; el que pasa inadvertido es el único que llega a término en la empresa que acomete”.

El escritor Germán Marín, ex alumno suyo en la Escuela Militar lo describe “como un capitán que tenía dominio sobre sus subordinados, con su bigotillo de galán mexicano, cultivaba una relación distante, provocada, creo, por una suerte de sospecha raigal hacia todo bicho viviente”.

Este libro narra la influencia de su esposa en el momento en que debió decidir su apoyo al golpe de estado, y en la estructuración de su gabinete en varias ocasiones,  siendo la más conocida el despido del Canciller Hernán Cubillos después de su frustrado viaje a Filipinas.

Como en los grandes libros sobre dictadores, “El señor Presidente”, del guatemalteco Miguel Angel Asturias; “Yo, El Supremo”, del paraguayo Augusto Roa Bastos, este texto contiene materiales sobre los cambios de ánimo u opinión sobre los sucesos políticos de su tiempo, los vaivenes ocurridos en su entorno con relación a formas de gobernar, la cocinería política detrás del trono, en este caso, el Palacio de la Moneda. Con relación a su postura en el orden mundial siempre sostuvo que “mi gobierno fue el mayor obstáculo existente en la tierra para la acción imperialista de la Unión Soviética”.

Acusado por oficiales de plagiar textos de otros autores, entre ellos, al Coronel Gregorio Rodríguez en 1950, incluyó en sus libros párrafos completos de historiadores y militares, sin citarlos.

“Epitafio para un Tirano” debe leerse, además, como el agudo retrato  de un tiempo que fue, para extraer las mayores experiencias de vida en torno al poder y sirva  a quienes son o serán protagonistas de su época en las más diversas áreas del conocimiento. El retrato de un gobernante no elegido por su pueblo y que hoy está en el ocaso de su vida, debe ser apreciado, además,  por la valentía y lucidez  de este escritor chileno que logra indagar en los laberintos de la mentalidad de una de las personalidades más complejas del siglo XX.

Pablo Azócar, es periodista titulado en la Universidad de Chile. Vivió en Europa, fue corresponsal y luego editor de la agencia italiana Interpress Service (IPS), trabajó para la revista “Hoy” y, más tarde, en APSI. Ha publicado las novelas “Natalia” (1990), con la que obtuvo el Premio Municipal de Literatura de Santiago; “El señor que aparece de espaldas” (1997); “Vivir no es nada nuevo” (1998), Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura de ese mismo año.


LA "NEGRA" LAZO

<h1><hr><u>LA "NEGRA" LAZO</h1></u>

Memorias de una pasión política

(Editorial Planeta, Chile, 2005. Colaboración de Eliana Cea)

Por Aristóteles España

La histórica dirigente y ex parlamentaria del Partido Socialista de Chile publicó tal vez el libro más agudo e interesante de este género tan en boga en estos tiempos, en que destacadas figuras de la vida pública en distintas facetas escriben sus memorias con o sin ayuda de escritores o periodistas para dar a conocer sus experiencias de vida en cuyos relatos o recuerdos compiten con la ficción.

"La Negra Lazo" ingresó a la Juventud Socialista a los 13 años en el mineral de hierro El Tofo, cerca de La Serena, al poco tiempo de la fundación de su Partido. Conoció a Marmaduque Grove, Salvador Allende, Oscar Schnake, Raúl Ampuero, Aniceto Rodríguez. Fue elegida regidora y diputada por Santiago durante tres períodos destacándose como una mujer luchadora, siempre atenta al devenir de los más desposeídos y su oratoria aún es recordada por los antiguos dirigentes y militantes de los partidos de izquierda en Chile.

Fueron célebres sus enfrentamientos verbales y físicos con líderes de la derecha y la democracia cristiana, especialmente con Jorge Lavandero, a quien golpeó duramente en el hemiciclo. "Sin embargo, dice, es un hombre al que respeto profundamente y lo he ido a ver a la cárcel varias veces. Se la jugó en contra de la dictadura exponiendo su vida en varias ocasiones y ocupa un lugar destacado en nuestra historia". Así de simple y honesta esta ex parlamentaria que cuenta que en un programa televisivo donde ella participaba en un canal público de nuestro país el locutor y hombre de los medios de comunicación, de este país, Javier Miranda "manoseaba" a una joven Pilar Cox, ante la vista y paciencia de todos abusando de una impunidad típica de esos tiempos.

El libro se lee con avidez y el lector vive junto a ella los momentos más hermosos y álgidos del siglo XX, con una democracia abierta, sin exclusiones. Fue la primera mujer que formó parte del Comité Central del PS en 1952, y su elección a pesar de ganarla limpiamente no estuvo exenta de complicaciones por el machismo imperante entonces en los partidos de izquierda, del cual su mundo no era la excepción. Molesta estuvo Carmen Lazo con los escándalos que protagonizaron algunos representantes de su partido en el gobierno, pero lo importante, dice, es que se compruebe su inocencia. No se imagina a un socialista robando. "A los socialistas antiguos se nos parte el alma pues fuimos educados en la honestidad, en la solidaridad, valores que se han ido perdiendo".

Para la dirigente socialista ha sido duro el cambio de estilo de hacer política. Cuenta como, antes, los candidatos, con sus adherentes, recorrían las calles, todos juntos, pegando propaganda, realizando mitines, pero ahora dice que la mística se ha perdido y se necesitan millones para contratar personas, agencias, para que hagan el trabajo mientras los postulantes al Congreso sólo se preocupan de salir en televisión.

Contraria a la forma de actuar de las cúpulas actuales, dice que hoy los militantes de Arica a Magallanes se enteran de las resoluciones que son tomadas por pequeños grupos, a puertas cerradas y más encima tienen que acatarlas, dice.

Carmen Lazo es aplaudida en todas sus intervenciones al interior del Partido Socialista de Chile, a rabiar, por las bases humildes que ven en ella un símbolo, tal como se trasluce en la lectura de su libro. Escribe como habla, sin tapujos, tirando las orejas a quienes corresponde.

Permaneció exiliada en México durante 14 años y aún recuerda con afecto su vida en ese generoso país como ella lo llama. En la reseña de la co-autora Eliana Cea, publicada por Editorial Planeta destacamos "El discurso amapolado irradiosamente popular de Carmen Lazo emerge en el estallido confesional de estas páginas que se abren como si fuera el oleaje mujer y nos permite compartir su vida con la generosidad desatada de un revolucionario corazón socialista y marxista. Me llega su voz de metal grave y conversamos como viejas comadres y la veo radiante parlamentaria y briosa en el moreno arrebato, porque ella no reniega de nada, escupe al fascismo. Ni el viento fúnebre de la dictadura ni el exilio logró acallarla".

 

 


INVITACIÓN

<h1><hr><u>INVITACIÓN</h1></u>

Foto: Aristóteles España 

 

LIBRO “LA ENTERA NOCHE LLENA”

 

Este sábado 19 de noviembre a las 19 horas en la librería ITACA, ubicada en calle ARZOBISPO LARRAIN GANDARILLAS 394, PROVIDENCIA, Fono 415 2685,  se presentará el libro “LA ENTERA NOCHE LLENA”, del poeta ARISTOTELES ESPAÑA, prologado por Armando Uribe, Premio Nacional de Literatura 2004.
El autor, Premio Nacional “Gabriela Mistral”, 1983”; Premio Especial “Rubén Darío” de Nicaragua; Premio “Alerce”, 1998, del Consejo Nacional del Libro y la Lectura y la Sociedad de Escritores de Chile, acaba de ser galardonado con el Primer Lugar en el Concurso Nacional organizado por las municipalidades de Vicuña y La Serena y en conmemoración de los 60 años de obtención del Premio Nóbel de nuestra escritora. El escritor es editor de la revista y ediciones LA PATA DE LIEBRE. La presentación estará a cargo de la poeta Paz Molina y el ensayista Gregorio Angelcos.


ROLANDO CÁRDENAS VIENE VOLANDO

<HR><H1><U>ROLANDO CÁRDENAS VIENE VOLANDO</h1></u> Por Aristóteles España
Desde Punta Arenas – XII Región - Chile

Con los poetas Pavel Oyarzún y Marcela Baratelli, parafraseábamos el célebre verso de Neruda dedicado a Alberto Rojas Jiménez ese domingo 30 de octubre al mediodía, en el aeropuerto “Carlos Ibáñez del Campo”, de Punta Arenas. Rolando Cárdenas, (Punta Arenas, 1933), uno de los grandes vates chilenos contemporáneos venía para quedarse definitivamente en su tierra natal. El ánfora con sus cenizas lo traían Reynaldo Lacámara, Secretario General de la Sociedad de Escritores de Chile y Dinko Pavlov, Presidente de la SECH local.


Sus restos estaban desde el 17 de octubre del año 1990 en el cementerio general de la capital chilena, abandonados a su suerte, sin visitas, rumiando al olvido. Gestiones de sus compañeros escritores de la patagonia permitían este retorno que él siempre anheló para cuando deje de estar en este mundo.

El avión aterrizaba en el sur del planeta y sus poemas sobre las aves ateridas en el último confín de la tierra, la soledad y la neblina que juegan en sus versos se transformaban en extrañas premoniciones. Lo esperaban su hermana Clorinda, su cuñado Enrique, su sobrina Gobernadora de Magallanes, Ana María Díaz, su sobrino Héctor, Miguel Palma, Director Regional de Cultura, en representación del Intendente y el Alcalde, parientes, amigos, niños que bailaron tres pies de cueca, mientras el cielo se vestía de rojo y amarillo en su honor. De fondo, un perro lanzaba gemidos en las sombras como en su poema “Noches de mi ciudad” y los fantasmas que lo invaden en el texto que dedica a Jorge Teillier empiezan a deambular en el viento patagónico. Los Grandes Láricos chilenos se reúnen en el más allá. Jorge le dice al día siguiente de su muerte: “Espérame, Rolando, haz dado la señal”. A lo lejos, se divisa Tierra del Fuego, la tierra magallánica dispersa y el mar misterioso que Rolando cantó en sus versos llenos de nieve.

En Santiago había sido despedido en La Unión Chica y la Sech por su amigos Ramón Díaz Eterovic, Roberto Araya, Ronnie Muñoz, Alvaro Ruiz, Juan Guzmán. También, desde sus hogares de la capital, le dijeron adiós Jorge Babarovic y Ernesto Aguila, sus grandes amigos puntarenenses y compañeros generacionales.

Después de los saludos de rigor en el recinto aéreo, con discursos y homenajes, el ánfora, con permiso de su hermana, fue custodiada por los poetas de la ciudad en un misterioso lugar de calle Chiloé, antes de iniciar un periplo por bares y centros nocturnos que el escritor visitaba en sus viajes al lar. Era el gran homenaje de sus pares, único en Chile y poco frecuente en el mundo cultural: llevar el ánfora para cumplir los ritos dionisíacos y leer sus poemas a los parroquianos.

La gira se inició en el bar “Sargento Aldea”, continúo en “La Sociedad de Empleados” y en “El Zurich”. Los integrantes de esta cita histórica fueron Reynaldo Lacámara, Dinko Pavlov, Pavel Oyarzún, Marcela Baratelli, Margarita Navarro, Fernanda Hernández, Oscar Barrientos, Víctor Hernández, Enrique Ojeda (cuñado de Rolando), Guillermo Toro, Marco Quiroz, Guillermo Carvajal, Aristóteles España.

En cada lugar se leían sus textos y los contertulios, emocionados, recitaban viejos poemas de José Martí, Federico García Lorca, Pablo Neruda. Alguien cantó un tango, mientras la música inundaba el aire de magia. Fue el ensayista Jaime Valdivieso quien dijo que “Cárdenas construye un mundo fantasmagórico en el cual el poeta es soberano y esclavo a la vez: soberano en la evasión; esclavo frente a una realidad cruel, degradada y brutal que no puede eludir. Afortunadamente, el poeta lárico, niño y anciano al mismo tiempo, siempre derrota a la realidad con la creación de un universo paralelo más fuerte e indestructible que el mundo cotidiano y banal”.

Reynaldo Lacámara pedía vino tinto con su brazo enyesado, Pavel recordaba el día en que leyó por vez primera al Chico Cárdenas, la Marcela fotografiaba hasta los vasos de vino con su máquina digital, Víctor Hernández brindaba con el ánfora que estaba en la mitad de la mesa de todos los lugares que frecuentamos, Dinko vigilaba el cofre con las cenizas del poeta, como quien cuida un tesoro, Oscar Barrientos hablaba de literatura y mujeres, Enrique Ojeda decía que este homenaje será recordado por siempre, Marco Quiroz movía sus manos como un jugador de tenis, Margarita Navarro construía un mundo interior con las luces de los bares a medianoche, Fernanda Hernández se acordaba de un extraño duende llamado Serafín y de poemas de Rolando.

Era el regreso de un poeta inolvidable como dijo en alguna crónica el novelista Juan Mihovilovich. Por nuestra parte, nos acordábamos del cuento de Francisco Coloane, “Cinco marineros y un ataúd verde”, cuando un grupo de marinos deja abandonado el ataúd con el cadáver de un colega en las cercanías de un bar de Punta Arenas, y del célebre relato del escritor brasileño Jorge Amado “A Morte e a Morte de Quincas Berro de Agua”, en el cual, según la critica, se anticipa al realismo mágico en 1961 y que narra la historia de un grupo de amigos poetas que pasean de bar en bar a un muerto de verdad y que los contertulios confunden con un ebrio en estado calamitoso.

Sin embargo, Rolando vivía en el ánfora y colocábamos siempre un vaso de vino tinto en la parte de arriba para que compartiera con nosotros ese viaje al País de Nunca Jamás.

Al finalizar la primera parte del periplo y ahora rumbo a lugares nonc santos, como dijo alguien, quedamos Dinko, Pavel, Oscar, Reynaldo y el suscrito. Nuestro destino: “El Jaco”s Bar”, un famoso local frecuentado por personajes locales de todo ámbito. Allí fuimos recibidos por la Barwoman Adelita y sus amigas Alexandra, Carola, Jacqueline. La anfitriona pidió silencio al público presente y junto a Dinko leímos poemas de Rolando Cárdenas Vera como si hubiéramos estado en el Madison Square Garden de Nueva York. Aplausos, saludos, todas las mujeres fueran a tocar el ánfora para que les diera energía y desearle suerte al poeta en su viaje a la eternidad.

Al día siguiente, la despedida final en El Columbario del cementerio de Punta Arenas, discursos de los invitados y la lectura de un valioso ensayo sobre la poesía del vate, a cargo de René “Popeye” Cárdenas, compañero de juventud y militancia política en el Partido Comunista. Por la noche, la Gala en el Teatro Municipal bajo la dirección de Luis Vidal. Teatro, danza, poesía, un ballet folclórico, el Grupo Hoshken, un diaporama sobre su vida, lectura de poetas de la región austral. Un espectáculo digno de una capital latinoamericana frente al Estrecho de Magallanes. Y por la noche, una gran tertulia literaria en el Hotel Hain. Canciones de Diego Concha, la animación de Jeannette Antonin, himnos de gloria y júbilo de parte de Dinko, lecturas de Arturo Mansilla y del poeta argentino Julio Leite.

Rolando Cárdenas, el fundador de la Patagonia como espacio poético descansa para siempre en su patria chica. Que nunca falten flores en el Columbario. Una calle lleva su nombre en el Barrio Norte de la ciudad de nieve. “A pesar de su estatura de niño –dijo Jaime Gómez Rogers- de sus piernas arqueadas como un cowboy, y de su nariz evidentemente desviada, se sentía buen mozo y se lo hacía saber a todas las mujeres”. Con su aire de caballero antiguo y su aristocrático ademán en los modales, lo recordaremos para siempre. Adiós hermano, descansa en paz.


APUNTES PARA OTRA IZQUIERDA

<hr><h1><u>APUNTES PARA OTRA IZQUIERDA</h1></u>

UNA DEMOCRACIA DE OLIGARQUÍAS

Por Aristóteles España
Escritor
Santiago de Chile – 22 de Octubre de 2005

Ediciones Documentas (Santiago, 2005) acaba de publicar el libro Una democracia de Oligarquías, apuntes para una nueva izquierda”, de los ensayistas Gregorio Angelcos y Carlos Díaz Gallardo, destacados intelectuales del mundo socialista de nuestro país. El texto está prologado por el ex Presidente del Partido Socialista y ex Embajador en Buenos Aires, Jorge Arrate, quien señala al inicio que “la izquierda ha vivido un tiempo que parece arrancado de la poesía del fracaso propia de un tango de Discépolo”.

Los autores analizan el comportamiento de la sociedad chilena durante el siglo XX y los comienzos de este siglo desde un punto de vista crítico y con especial énfasis en los análisis y conductas de la clase dirigente que ha gobernado los partidos durante 40 años sin que se produzca el recambio que todo país necesita para repensar la historia y el futuro con nuevos aires y bríos. 
 

Este es uno de los pocos países donde los dirigentes se suceden en los cargos y en este último período un reducido grupo ha gobernado durante los gobierno de la Concertación como si fuera un territorio propio, repartiéndose prebendas, cargos, embajadas, gobernaciones, asesorías,  relegando a segundo plano a decenas de intelectuales, artistas que no comulgan con sus “exitosas ideas” y con el utópico delirio de que estamos en la puertas del Primer Mundo.
 

En un Chile donde el consenso es la palabra favorita, donde no existe debate y todos opinan lo mismo, sobre todo en lo económico, los gurúes parecen ser Pablo Baharona y Sergio de Castro quienes dan recetas desde los diarios de la cadena de El Mercurio,  a los economistas de los denominados polos progresistas y  polos cristianos, que lo único que poseen de progresistas es que aún se recuerdan del mayo del 68 y viven recordando al querido Salvador Allende o a la Revolución en Libertad, apropiándose ahora de las tesis del ex mandatario socialista, cuando lo único que hicieron fue fomentar una radicalización más allá de lo que la propia Guerra Fría permitía, expropiando terrenos, tomando fundos, sin una política estratégica que nos dijera adónde conducía todo esto y ahora son gerentes de las mayores empresas privadas de este país y campeones del neoliberalismo.
 

Lo mismo ocurre en el campo de la cultura, donde se ha privilegiado a los denominados artistas de la farándula para enviarlos como agregados culturales a Europa en desmedro de grandes pensadores, escritores que son traducidos a decenas de idiomas y que en Chile están cesantes o haciendo algunas horas de clases en institutos o universidades.

Este libro deja al descubierto las negociaciones a espaldas del pueblo con los militares en la primera etapa de la transición, otorgándole facilidades inauditas al ex dictador para que mantenga incólume su relación con los poderes fácticos que lo sustentaron y que fueron cómplices de la apropiación o robo de dineros fiscales mediante coimas, ventas de armas y uso personal de los fondos reservados del Estado, a vista y paciencia del primer gobierno de la Concertación.

Gregorio Angelcos y Carlos Díaz hacen un tremendo aporte para que estos temas se analicen no sólo en los pocos centros de estudios que existen en el Chile de hoy sino que ojalá llegue a los jóvenes que hoy están más imbuidos en los pequeños temas de la coyuntura que en el mundo de las ideas. No es casual que este libro no haya sido comentado por ningún medio de comunicación chileno. Sus análisis sobre la derecha son fundamentales para comprender incluso el actual período, ya que en el segundo gobierno concertacionista ello fue muy evidente.
 
Los autores son acuciosos en construir un corpus analítico donde enfatizan que a la derecha le interesa la mantención del modelo económico y la institucionalidad legada por la dictadura especialmente el sistema binominal para diseñar una corporación de oligarquías entre ambos sectores mayoritarios para repartirse el poder en  las próximas décadas. Todo el inteligente diseño en el campo jurídico y político destinado a defender a militares y funcionarios de la dictadura involucrados en violaciones a los derechos humanos, fenómeno que se mantiene hasta el día de hoy donde el propio Ministro de Defensa defiende a un oficial de la CNI destinado en la misión internacional de Haití.

En el caso del mundo judicial resultó penoso que no fueran capaces de hacerse una autocrítica, especialmente la Corte Suprema, quienes con su silencio avalaron la dictadura y los crímenes perpetrados por agentes del Estado, como está en los registros de la Comisión Rettig y el Informe Valech.

El libro analiza los límites de la democracia representativa actual. Señalan los autores “que es un dato evidente que el mercado determina el accionar de la política, relegándola a un rol secundario”.

Otra conclusión importante de este valioso texto es que “los partidos políticos son fantasmas colectivos que cumplen con requisitos de número y poseen estructura nacional, pero el conservadurismo del sistema que los regula más sus propias lógicas internas, los mantiene detenidos en una condición funcional. Las oligarquías que en ellos se vienen reproduciendo desde el año 1988 actúan burocráticamente sobre el mismo, sin cuestionar la legitimidad de su origen ni los contenidos de la legalidad que fija los criterios de funcionamiento del sistema político”.

Gregorio Angelcos y Carlos Díaz recuperan el rol del intelectual y el de los artistas en épocas de conformismo. Se rebelan contra el pensamiento oficial. No le escriben como algunos poetas actuales  odas al Presidente o himnos oficiales a los Partidos políticos, sino que colocan el dedo en la llaga para que los intelectuales oficiales del gobierno recuperen su capacidad de soñar y de construir utopías para los tiempos venideros. El pueblo en general y los jóvenes se desencantan porque no tienen espacio para volar o para construir metáforas con emoción. Hoy día, hasta algunos poetas jóvenes endiosan la palabra en vez de la emoción, y no construyen con vigor y energía los espacios para que seamos de verdad un país libre y no una colonia norteamericana y del FMI.

Sería iluso negar lo positivo que fue recuperar espacios democráticos y de convivencia civilizada sin que te fusilen porque no piensas como el gobierno, pero falta tolerancia, diversidad, nuevos equipos, nuevas revistas. No puede ser que el gobierno entregue recursos estatales a Agustín Edwards en publicidad para sus diarios, mientras cierran revistas como Rocinante y las editoriales no publican a los nuevos talentos, sino a best seller importados desde el imperio con crímenes, purgas, drogas, como si fuéramos un campo de experimentos para el nuevo diseño de las potencias a sus enanos mentales.
 

Bienvenido este libro y ojalá pueda venderse y distribuirse para conversar, hurgar y buscar un lugar para el pensamiento de verdad progresista del cual sólo queda el nombre.

 


HAROLD PINTER, PREMIO NOBEL

<h1><hr><u>HAROLD PINTER, PREMIO NOBEL</h1></u>

Por Aristóteles España
Santiago de Chile – 14 de Octubre de 2005



El dramaturgo, novelista, y poeta inglés Harold Pinter (Londres, 10 de octubre de 1930), obtuvo el Premio Nóbel de Literatura 2005. Este artista es sin duda, el más importante dramaturgo inglés del siglo XX y uno de los más importantes de Europa y el mundo, cuya influencia en América Latina y especialmente en Chile ha sido importante y definitiva especialmente en la Generación de 1950. Comparado con Ibsen en todas las latitudes, en nuestro país el Grupo Ictus llevó a escena en 1962 su obra “Cumpleaños para Stanley” y el año siguiente “El cuidador”, dirigido por Nissim Sharim. En 1995, Willy Semler dirigió “La traición”, tal vez su obra más difundida.

Sus creaciones abarcan mundos desconocidos, el hombre frente a la soledad, árboles que caminan en la memoria de un ciudadano común y corriente, desesperado en busca de dioses que no existen, seres que buscan su destino en medio del caos de la modernidad, el individualismo que aflora a medida que la sociedad se industrializa y globaliza, textos llenos de misterio donde la influencia de Kafka cobra un rol fundamental.

Construyó un “teatro del absurdo” o de “vanguardia” apartándose de Ionesco, sin negarlo, sino aportando otra visión: la del ser humano de las grandes urbes que no encuentran su espacio o territorio donde llevar a cabo sueños, hijos, ideas, proyectos de vida satisfactorios para quienes sueñan con lo mínimo.

En Londres la crítica acuñó el término “teatro de la amenaza” en la década del 60 por el vigor satírico de sus propuestas estéticas, con un lenguaje transgresor, de violencia explícita y misterio metafísico. Por ejemplo en la obra “La habitación”, una mujer casada no quiere bajar al sótano de su casa pues allí vive un extraño, que parece conocerla de otro tiempo, el esposo de la mujer mata a este tipo advenedizo. Toda su producción tiene un corpus verbal que no deja indiferente, mundos llenos de tensión, el dramaturgo inglés controla la comicidad de sus diálogos, provocando angustia en el lector y los espectadores de su teatro que ha sido difundido en más de 120 países.

En su narrativa los silencios abundan para desconcertar el sentido y la regularidad de la trama, sus personajes deambulan por caminos de dolor e incertidumbre. Una de sus obras más difundidas es “El amante” donde una pareja burguesa recurre al adulterio como salida a su incomunicación, y los esposos aparentan llevar una vida divertida que esconde su desencanto.

La farsa y la sátira las maneja en forma magistral, como asimismo la arquitectura del vodevil lleno de humor negro. En este último tiempo se dedicó al teatro político, de denuncia, tuvo problemas con su gobierno, apoyó las causas del Tercer Mundo. Admirador de Salvador Allende, siempre estuvo contra Pinochet y abogó para que sea enjuiciado en Londres. También fue un crítico tenaz de la invasión a Irak por parte del régimen de George Bush. No es casual que sus últimos trabajos tomen como eje la tortura y el poder.

Pinter, hijo de padres judíos, estudió en la Real Academia de Arte Dramático de su país. Recorrió Irlanda interpretando las obras de W. Shakespeare. Hace un par de años decidió dedicarse sólo a escribir poesía. Algunas de sus obras son “”La habitación”; “La fiesta de cumpleaños”; “El amante”; “Cumpleaños para Stanley”; “El cuidador”; “El lenguaje de la montaña”; “El elevador del restaurante”; “El sereno”; “Traición”; “Un tipo de Alaska”; “Polvo eres”. Escribió los guiones de cine “La mujer del teniente francés”; “El último magnate”; “El sirviente”; “El accidente”; estos dos últimos para el director J. Losey. Hace un par de años incursionó como actor junto a la actriz chilena Leonor Varela en el film “El sastre de Panamá”. La semana pasada se anunció que sería actor en una obra de S. Beckett para celebrar los 50 años de la compañía inglesa Royal Court Theatre.


EL LIBRO DE KAREN

<hr><h1><u>EL LIBRO DE KAREN</h1></u>

Valparaíso


Por Aristóteles España



El Gobierno Regional de Valparaíso a través de su Programa de Ediciones que coordina el poeta Juan Cameron acaba de publicar “El silencio crece en mi jardín” (2005), de la poeta Karen Toro.

Se trata de un libro de la ausencia, con gestos perdidos en la memoria que el libro rescata para devolverles un lugar en el tiempo. Hay viajes hacia el invierno pero también a la soledad. En el epígrafe de Jorge Teillier leemos: “Nadie ha muerto en esta casa. / Ninguna mano busca una mano ausente. / El fuego aún no añora a quien cuidó encenderlo. / La noche no ha cobrado sus poderes”.

La atmósfera del libro de Karen Toro recorre estos parajes, donde en ventanas perdidas se cuelga de la humedad del día, y lleva la carga del olvido en sus pies. Aparecen fantasmas en momentos que ella jugaba a cuidar hijos que no tenía y entonces se enciende el fuego. Los fantasmas que rodean el poemario entibian el hogar que la escritora ha construido en este espacio mítico que sólo el oficio poético puede lograr. Este texto hay que incluirlo en lo mejor de la tradición literaria chilena construida por mujeres. De pronto está el hálito de Olga Acevedo, Stella Díaz Varín, Eliana Navarro, Yolanda Lagos, sobre todo en el poema “En el nombre del padre”. Dice: “Mi esperanza/ habita tras una sala blanca/ hasta que tú llames a la puerta/ para yo responder/ para yo ver a mi defensor/ a mi escudo/ a ese señor que no me refugia”.

Cuando decimos que éste es un libro de la ausencia pensamos en sueños inconclusos, en regresos a lugares donde alguna vez habitamos disfrazados de pañuelos, con insectos que avisan cada paso que el lenguaje va diseñando antes de ser un poema, antes de ser un espejo donde el artista, hombre o mujer, se refugia para atrapar pequeños instantes. Poesía dentro de la poesía, sin duda. Particulares momentos logra cuando el silencio es un bosque lleno de miedos, cuando escribe que un cazador no debería admirar tanto a su presa, cuando dice que un cazador no debería llorar cuando dispara. Una metáfora, sin duda, del Chile actual donde todos sus actores viven de arrepentimientos y calvarios. Es la decisión lo que cuenta en el lenguaje poético. No hay pavores ni mentiras en la página en blanco. Se trata de enfrentar el mundo como un zorzal enfrenta a su depredador, un gato, un ciudadano cualquiera que pasa por un sendero de alerces en el sur de Chile.

Volvamos a su lugar secreto: un espacio como un lar de infancia, donde la felicidad es una mujer esquiva, o un hombre sin proyectos de futuro. Temas complejos en la poesía chilena pero no hay que esquivarlos. Cuando hoy existe un ensimismamiento con la palabra y no con la emoción este libro nos recuerda que la poesía nunca va a terminar como ya señalan los agoreros de siempre



Karen Toro Espinoza nació en Valparaíso en 1980. Estudió pedagogía en Castellano en la Universidad de Playa Ancha. Su poesía aparece en recopilaciones : “23 escritores jóvenes de Valparaíso”, de Nancy Fuentes Correa (1998); “2000 palabras” y “La poesía se encuentra en Valparaíso”, ambas de Juan Cameron (2000); “Taller de poesía La Sebastiana”, de Sergio Muñoz Arraigada (2000); “Creación desde la palabra”, de Felipe Ugalde y Arturo Rojas (2001).