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MIRANDO AL SUR - augusto alvarado

ecología social


CHILENOS FRONTERIZOS

<hr><h2><u>CHILENOS FRONTERIZOS</H2></U>

SALUD BUENA Y BARATA

Uno de cada 10 niños inscritos en las comunas de Futaleufú y Palena nació en Argentina



Por Soledad Neira
El Mercurio
– 23 de julio de 2005

La Patagonia chilena está llena de historias de connacionales que vieron la luz de este mundo de la mano de una matrona argentina. La precariedad o inexistencia de hospitales chilenos, las enormes distancias a las zonas mejor dotadas y la gratuidad del sistema hospitalario en el país vecino fueron un gancho más que atractivo.

Y desde hace un año, un convenio entre los servicios de salud de ambas zonas permite que los chilenos se atiendan en Esquel, y Fonasa cubre todos sus gastos médicos.

Entre Palena y Esquel, provincia de Chubut, se registra el mayor tráfico de pacientes chilenos.


LOS OLVIDADOS: AGENTES DE LA POESÍA SECRETA

<HR><H2><U>LOS OLVIDADOS: AGENTES DE LA POESÍA SECRETA</H2></U>

Que el diablo se lleve a los endemoniados. La exhumación de los poetas debería sorprendernos

.

Por Enrique Lafourcade
El Mercurio
, domingo 24 de julio de 2005

Consumismo, rapiña, obscenidades, asaltos conforman parte sustantiva del pan nuestro. En los cincuenta barrios del gigantesco Santiago a medio demoler, a medio construir, sobreviven ángeles y demonios. Adolescentes integrando sectas de neonazistas expertos en masacrar prostitutas gordas, de elásticos mini-trapos rosados, penosas estatuas solitarias de la lujuria y la codicia en medio de la niebla. Vendedoras de drogas. Aparecen fantasmales endemoniados que por orden de Satanás masacran sacerdotes. Flota un aire venenoso en este nuevo Chile exaltado en forma irresponsable por cierta prensa, por la radio y la televisión. Estos medios informativos privilegian el terror, la fealdad, la lujuria. Es el Chile nuevo a medio morir saltando, a tanto morir llorando.

Antídotos y viejos remedios

Resulta extremadamente dañina la acción visual y sonora de "los medios" que han descubierto en la comunicación exacerbada de los antivalores de la condición humana un seguro modo de ganar dinero vendiendo avisos. Hay en marcha un "animamoto" que intoxica a este país de seres inocentes que sobreviven en una suerte de intemperie ética. En estos últimos días, cuando nieves y terremotos empiezan a tranquilizarse, yo sugiero el consumo entusiasta, voraz, de la poesía. Droga espiritual de perennes virtudes.

No, necesariamente, de los poetas públicos, premiados hasta el escándalo, oficiales. Y un sí rotundo a los poetas secretos. En mis manos uno de los maravillosos libros de Braulio Arenas. "La Mandrágora" es una antología lírica llena de antídotos. No resisto la tentación de algunas citas: "El amor pesa tanto como la realidad que desaloja". El poeta escuchó muchas voces que provenían de su casa fantasma. Todo allí resulta extrañeza, interrogaciones: "¿Y qué he hecho yo, durante mi vida, sino dar vueltas sobre mi corazón, sobre la palabra que la aurora me ha dado...?". "Leo y releo en trance sus descubrimientos. En un poema dedicado a André Breton cito: "Ellos se convidaban para reír/ para hablar del pasado/ para conocer la vida en todos sus detalles". Otro: "Con un ¡perdón, voy a tomar la juventud!/ como quien toma el último tranvía de la noche..."/ "¿y para qué señor?/ para conocer la muerte en todos sus detalles".

Arenas estremece. Al menos algo me pasa con sus palabras que respiran, llenas de suspiros y risas: "Los espejos evaporados que entonces/ sustituían a puertas de vaivén,/ esos espejos rondaban a la muchacha como alas de la sal volando en el desierto./ Un hombre llegaba de tan lejos/ inmóvil frente a ti,/ él te interrogaba, los espejos respondían/ movían sus alas los espejos/ ellos respondían con un vaivén de imágenes./ Los espejos imitados por las aves/ se desplazaban raudos por el cielo/ se desplazaban con un vaivén de amor/ ellos siempre parecían lucir sus alas nuevas/ como los sueños de sal de la muchacha".

Exclamación: ¡qué maravilla! Arenas, Braulio el mago convierte en oro todo lo que escribe. Vivió (vive) como un poeta del tiempo eterno, completo. Recatado, llega sin hacer ruido para quedarse, respirando la poesía que no puede ver a la prosa ni en pintura. Este invierno no está tan malo como dicen el viento y las lluvias. Aparecen huellas de San Braulio. Y jóvenes y viejos poetas privados viviendo sus ensueños en versos repletos de músicas de alas como Francisco Véjar y su recién publicado libro "Bitácora del emboscado", del que cito: "Hay algo subterráneo en Santiago/ rostros inimaginables, muchachas rapadas, ciegos/ seres que como nosotros creen alejarse por un instante/ del frío, del miedo y de la muerte".

La nueva re-evolución

Hay grandes poetas secretos, hay tanta poesía secreta por descubrir. En el fondo del sueño respiran Braulio Arenas, Jorge Teillier y muchos más. Son los príncipes olvidados que desde lo hondo de los resplandores de sus palabras nos embellecen la vida, y tal vez, en este áspero Chile, podrían ayudarnos a disminuir los miasmas. El aire, hoy, se llena de efluvios malignos. Chile se ha convertido en un cuerpo enfermo, pródigo en materias corruptas y aguas estancadas.

Contra estas atmósferas, la purificadora acción de los olvidados. No hay que olvidarse de los poetas. Ya iremos desenterrándolos del Suelo para devolverlos al Cielo
."

UN POEMA DE JORGE TEILLIER



RETRATO DE MI PADRE, MILITANTE COMUNISTA

En las tardes de invierno
cuando un sol equivocado busca a tientas
los aromos de primaveras perdidas
va mi padre en su Dodge 30
por los caminos ripiados de la Frontera
hacia aldeas que parecen guijarros o perdices echadas.

O llega a través de barriales
a las reducciones de sus amigos mapuches
cuyas tierras se achican día a día,
para hablarles del tiempo en que la tierra
se multiplicará como los panes y los peces
y será de verdad para todos.

Desde hace treinta años
grita "Viva la Reforma Agraria"
o canta "La Internacional"
con su voz desafinada
en planicies barridas por el puelche,
en sindicatos o locales clandestinos,
rodeado de campesinos y obreros,
maestros primarios y estudiantes,
apenas un puñado de semillas
para que crezcan los árboles de mundos nuevos.

Honrado como una manta de Castilla
lo recuerdo defendiendo al Partido y a la Revolución
sin esperar ninguna recompensa
así como Eddie Polo -su héroe de infancia-
luchaba por Perla White.

Porque su esperanza ha sido hermosa
como cieruelos florecidos para siempre
a orillas de un camino,
pido que llegue a vivir en el tiempo
que siempre ha esperado,
cuando las calles cambien de nombre
y se llamen Luis Emilio Recabarren o Elías Lafferte
(a quien conoció una lluviosa mañana de 1931 en Temuco,
cuando al Partido sólo entraban los héroes).

Que pueda cuidar siempre
los patos y las gallinas,
y vea crecer los manzanos
que ha destinado a sus nietos.

Que siga por muchos años
cantando la Marsellesa el 14 de julio
en homenaje a sus padres que llegaron de Burdeos.
Que sus días lleguen a ser tranquilos
como una laguna cuando no hay viento,
y se pueda reunir siempre con sus amigos
de cuyas bromas se ríe más que nadie,
a jugar tejo, y comer asado al palo
en el silencio interminable de los campos.

En las tardes de invierno
cuando un sol convaleciente
se asoma entre el humo de la ciudad
veo a mi padre que va por los caminos ripiados de la Frontera
a hablar de la Revolución y el paraíso sobre la tierra
en pueblos que parecen guijarros o perdices echadas.

("Muertes y Maravillas")


CHILENOS FRONTERIZOS

<hr><h2><u>CHILENOS FRONTERIZOS</H2></U>

SALUD BUENA Y BARATA

Uno de cada 10 niños inscritos en las comunas de Futaleufú y Palena nació en Argentina



Por Soledad Neira
El Mercurio
– 23 de julio de 2005

La Patagonia chilena está llena de historias de connacionales que vieron la luz de este mundo de la mano de una matrona argentina. La precariedad o inexistencia de hospitales chilenos, las enormes distancias a las zonas mejor dotadas y la gratuidad del sistema hospitalario en el país vecino fueron un gancho más que atractivo.

Y desde hace un año, un convenio entre los servicios de salud de ambas zonas permite que los chilenos se atiendan en Esquel, y Fonasa cubre todos sus gastos médicos.

Entre Palena y Esquel, provincia de Chubut, se registra el mayor tráfico de pacientes chilenos.


EL LIBRO DE MICHELLE

<hr><h2><u>EL LIBRO DE MICHELLE</h2></u>

(“Michelle”, Ediciones Catalonia, Santiago, 2005)



Por Aristóteles España

Este libro reportaje narrado en distintas voces por las periodistas Elizabeth Subercaseaux y Malú Sierra, ambas de reconocida trayectoria en nuestro país y el extranjero, dan cuenta de un personaje femenino, cuya particularidad principal radica en que apareció de la noche a la mañana convertida de pronto en un ícono que rompió los moldes de la cultura machista imperante en la clase política chilena desde la fundación de la república. Michelle Bachelet es entrevistada con rigor y visión de futuro. Las periodistas dan a conocer su perfil humano poco conocido a nivel nacional e internacional sin los estereotipos que abundan en este tipo de géneros literarios (biografías, testimonios, crónicas, alabanzas a personajes del mundo de la cultura, la política, la televisión) que compiten desde hace décadas con la ficción.

Una doctora de niños, experta en epidemiología, proveniente de una cultura de izquierda desde su adolescencia, hija de un general de la aviación, torturado por sus pares, acusado de traición a la patria y muerto en la cárcel por los esbirros de la dictadura militar. Esta mujer que llegó a ser Ministra de Salud y Defensa en el tercer gobierno de la Concertación se ganó un espacio en la historia del país recorriendo hospitales, juntas de vecinos, pasando revista a las tropas de las FFAA arriba de tanques y aviones y que logró reivindicar el rol de la mujer en un momento de la historia en que los cargos públicos, privados, legislativos, están en manos de personeros que llevan en sus puestos durante décadas sin abrir espacios legítimos a las generaciones de recambio. La irrupción de Michelle en este escenario cambió la fisonomía del país en todos sus ámbitos, ya sea para sus adherentes o adversarios.

El libro no contiene peroratas ideológicas ni políticas, tampoco da recetas de cómo se deben comportar las mujeres en los escenarios públicos. Simplemente cuenta su infancia de clase media, rodeada de amigos que luchaban por un mundo mejor en la década del 70, su afición por la guitarra y las canciones de moda, los días aciagos del golpe de estado, la prisión junto a su madre Angela Jeria en Villa Grimaldi, los duros instantes del padre muerto sin tener donde enterrarlo porque su institución, la masonería, y todos aquellos que fueron sus amigos simplemente se borraron del mapa. Luego el exilio en Australia, Alemania, sus estudios de medicina en este último país, su militancia en la Juventud Socialista, sus amores y desamores como toda persona que es capaz de enfrentar los avatares de la vida cotidiana que no es color de rosa como caricaturizan los diarios de la derecha chilena con las fotos en colores de sus modelos y parlamentarias.

Una de los capítulos más emotivos es su estadía en Villa Grimaldi, la visita intempestiva del General Manuel Contreras y el recuerdo de sus compañeras de celda, Lucrecia Brito, Patricia Guzmán, María de los Angeles Salinas Farfán, Mónica Villanueva, que tenía 16 años, una dentista cuyo nombre se le escapa, María Eugenia Ruiz Tagle y la primera mujer de Alvaro Covácevich. Se ayudaban mutuamente después de las sesiones de interrogatorios. Michelle atendía a las gravemente heridas. Algunas de ellas le contaron que los días de año nuevo fueron violadas por militares borrachos. Ambas estaban embarazadas de siete y ocho meses. Todas tenían miedo. Cuando se abría la puerta de la celda tenían terror. Ese el mérito de este libro. Que logra transmitir emociones, sentimientos. Nadie puede quedar indiferente. No es un texto de propaganda como los que abundan en períodos como el actual. Es un texto para comprender desde un ángulo escritural diferente la vida de cientos de mujeres olvidadas que soportaron las mismas pesadillas de esta doctora en niños que tiene una cabaña en un lago y que puede ser la primera Presidenta en este remoto país así como Gabriela Mistral fue la primera mujer latinoamericana en obtener el Premio Nóbel de Literatura años antes que sus pares en Chile le otorgaran el Premio Nacional.

El texto tiene fotografías de distintas etapas de su vida, la reproducción del manuscrito que el General Bachelet envió a su esposa desde la cárcel pública de Santiago el 22 de febrero de 1974, días antes de su muerte. Y a lo lejos, en medio de la lectura de este libro se escucha el ruido del avión que las condujo junto a su madre al exilio, su paso (en el avión) por Isla de Pascua, las islas Fiji, y la llegada a Sydney donde su hermano Betingo y Patti, su esposa, los esperaban en el aeropuerto. Los abrazos, el saludo del gobierno, del parlamento. Eran las primeras exiliadas chilenas en Australia. El resto, ya es historia.