Blogia
MIRANDO AL SUR - augusto alvarado


TIERRA DEL FUEGO

<hr><h2><u>TIERRA DEL FUEGO </h2></u>

EN DÍAS DE VIENTO AUSENTE



Por Aristóteles España

Así se titula esta nueva novela del escritor magallánico, Eugenio Mimica Barassi (Punta Arenas, Chile, 1949). La obra, ambientada en esos confines misteriosos en el sur del mundo, es un canto a la soledad de esa isla que junto a Chiloé y Cuba son las más grandes de Sudamérica. Mimica rinde homenaje a Gumercindo Torres Vera, quien desapareció misteriosamente el 23 de febrero de 1985 en el Campamento Cerro Sombrero, hoy comuna de Primavera; construye diferentes escenarios que relatan la búsqueda de este pionero que desde 1929 había comenzado a trabajar en las primeras prospecciones de la Superintendencia de Salitres y Minas del gobierno de Chile. Torres Vera había trabajado en Tres Puentes y Tierra del Fuego, plantas de la Empresa Nacional del Petróleo, desde que descubrieron el Oro Negro el 29 de diciembre de 1945. Una vez jubilado, después de 25 años en esas faenas, y en pleno descanso existencial después de toda una vida dedicada al trabajo decide regresar a Cerro Sombrero, junto a su esposa, para visitar a una de sus hijas.

Un 23 de febrero de 1985 desaparece sin dejar rastros. Lo buscaron con helicópteros, en los pozos abandonados, en los riachuelos, en pequeñas cuevas donde habitan castores, depredadores de todo tipo, gatos salvajes, pero de don Gumercindo nunca más se supo, hasta que diez meses después, en diciembre, su hijo Héctor lo encuentra en un sector del Río Side, lugar al que habían acudido decenas de veces, a doce kilómetros al norte de Cerro Sombrero.

El novelista indaga en la memoria y en la sicología de sus parientes y amigos, los instantes donde Alfonso lo busca en su moto, con el viento de fondo como un personaje colosal, la tristeza de su hija quien le preparó la última cazuela ese día fatídico. La novela reconstruye un modo de vida del minero del petróleo. (“Mientras se procede a la búsqueda va desarrollándose el devenir de la vida de aquel que se perdió”, dicen los editores en la contraportada) Las soledades de Cullen, Manantiales, Clarencia, Percy, Posesión, lugares sin cementerios ni tumbas llenas de huesos sin sonido como decía Neruda. La vida de estos primeros pobladores que hicieron historia como don Gumercindo es narrada con fuerza y gran asertividad en este libro donde es posible escuchar la nieve, la lluvia, lejanos incendios, mujeres que miran el atardecer junto a la ventana y de nuevo los helicópteros que buscan a este hombre, cuya desaparición fue noticia nacional hace dos décadas.

Mimica ha escrito, sin duda, la primera novela del petróleo. Los mundos que subyacen en esos lugares cuyo nombre se debe al humo de fogatas encendidas por los indígenas que observó Hernando de Magallanes en 1520, son descritos en estas páginas con talento y emoción. El autor conoce e investigó esta patria fueguina, similar en tamaño a Irlanda, donde vive como ganadero varios meses del año.

Conocimos a Eugenio Mimica Barassi a fines de 1975 a través del poeta José Grimaldi y el novelista Carlos Vega Letelier. Integramos el Taller Literario que este último dictó en la ex Universidad Técnica del Estado el año siguiente. Y por esa misma época publicamos nuestros primeros libros junto a Elisa Rojas, Luis Alberto Barría. Leímos los versos inéditos de Mario Oyarzún (qepd), Hernán Andrade, Hortensia Fuentes, María Neira, Juan Garay.

Autor de “Comarca Fueguina” (1977); “Los Cuatro Dueños” (1979); “Quien es quién en las letras chilenas” (1981); “Travesía sobre la cordillera Darwin” (1983); “Un adiós al descontento” (1991); “Agenda de efemérides magallánicas” (1993 a 1997); “Enclave para dislocados” (1995). El año 1980 obtuvo el Premio Municipal de Literatura de Santiago. Es Miembro Correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua. Reside en Punta Arenas. Chile.

2 comentarios

Eugenio Mimica Barassi -

Gracias, Aristóteles y Augusto por la inclusión del comentario a mi novela en la página de Blogia.com. Un abrazo. Eugenio.

Eugenio Mimica Barassi -

Gracias, Aristóteles y Augusto por la inclusión del comentario a mi ovela en la página de Blogia.com. Un abrazo. Eugenio.