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MIRANDO AL SUR - augusto alvarado


GABRIELA MISTRAL EN EL FIORDO AZUL

<hr><u><h2>GABRIELA MISTRAL EN EL FIORDO AZUL</h2></u> Ramón Arriagada – “Patagonia Mía”
Puerto Natales – Chile


Rogelio Figueroa era un excéntrico en estos territorios. Era una persona de un bagaje cultural extraordinario. Como político estaba con todas aquellas posiciones que se rebelaban contra la forma abusiva de apropiación de tierras. En esta posición lo acompañaba Herman Eberhard, colono alemán fundador de Puerto Natales.

La posada fue ubicada entre dos lagunas y se llamó “Tres Pasos”. Una de esas lagunas era “Sofía” y la otra con el tiempo se conoció como “Figueroa”. Gabriela Mistral era directora del Liceo de Punta Arenas y fue invitada a visitar Ultima Esperanza por Rogelio que escribía artículos y poemas con el seudónimo de “Tácito” en diarios de Punta Arenas. La visita fue concertada a fines de 1918 y Gabriela viajaría con su amiga Laura Roig en uno de los carros del correo postal de la propiedad de Figueroa.

Problemas en el camino

El 23 de enero de 1919, tuvieron lugar en Puerto Natales dolorosos momentos. El enfrentamiento entre trabajadores del Frigorífico Bories y guardianes de la Explotadora que actuaban junto a Carabineros, había dejado una secuela de muertos por ambos lados. El levantamiento social dio origen a una situación inaudita y nunca repetida en Chile ya que los sindicalistas, en su mayoría anarquistas, tuvieron bajo control la ciudad por tres días. Las cosas se tranquilizaron cuando destacamentos fronterizos argentinos y luego un barco de la Armada chilena con fusileros llegaron a terminar la revuelta. Los sucesos colocaban en difícil posición a Figueroa pues todos aquellos que se enfrentaban a la Explotadora eran tenidos como sospechosos de colaborar con los sublevados. Pero pudo más el compromiso social de la poetisa; ella había ayudado en Punta Arenas a la conformación de Escuela Nocturnas, gratuitas para trabajadores, un gran anhelo de las organizaciones obreras. Junto a Laura Roig “se preocupó de crear conciencia sobre el problema que la indebida alimentación y la falta suficiente de sol creaba en los niños, produciéndoles descalcificación y raquitismo”. Era de una gran conciencia ecologista. Todos los añosos cipreses de la calle Colón fueron plantados por Gabriela y sus alumnas del Liceo.

Belleza y desolación

Son pocos los biógrafos de Gabriela Mistral que se refieren al viaje a Última Esperanza. Recomiendo leer de nuestro Premio Nacional Roque Esteban Scarpa su obra “La desterrada en su Patria” (Editorial Nascimiento, 1977); quien afirma “creyó que en Magallanes, como en su alma, había una gran desolación, nos honró llamando a su primer libro con el nombre del alma de ella en ese entonces”. Muchos de los poemas en “Desolación”, parte IV titulada “Naturaleza” nos transmiten los sentimientos que le producen las vivencias del viaje. Al pasar por el sector del Rubens queda consternada al ver los restos humeantes de bosques nativos, destruidos por el hombre, para ganar terrenos para el pastoreo.

Qué significativo sería hoy llevar a los jóvenes natalinos a dicho lugar y leer con ellos en voz alta “Árbol Muerto” y el hermoso poema “Tres Árboles. Sería la mejor vivencia de cómo la poesía puede ayudar a los hombres a cuidar su entorno. Quien no se conmueve al leer “Desolación” y encontrar el siguiente verso...”La tierra a la que vine no tiene primavera: tiene su noche larga que cual madre me esconde”. La fecha de los poemas donde toca el tema de la destrucción del bosque es el 2 de febrero de 1919. En aquella época el camino de Punta Arenas a Puerto Natales, pasaba por territorio argentino. Baja por el Cordón Arauco y se encuentra con las panorámicas de la Llanuras de Diana y el Seno de Ultima Esperanza. Ella, amante de la naturaleza, queda extasiada.

Más tarde no podrá evitar detener el carruaje que la lleva al norte de Puerto Natales, hacia “Tres Pasos”. Desde lo alto del camino observa el Frigorífico Bories. Es un día de verano magallánico, escribe “El Fiordo Azul” poema breve que merece una doble lectura...”Agua muda pudorosa/ de su dolor. Yo te traigo/ el mío, que entre los hombres/ va como el tuyo, callado”.

La visita continuará hasta “Tres Pasos”, donde la espera Rogelio Figueroa con su esposa Juanita Vásquez. En el libro de Scarpa éste afirma que viajaron junto a Laura Roig hacia las Torres del Paine. La amiga de Gabriela es pintora y plasma en una acuarela ese paisaje celestial.

La estadía en tierras magallánicas de nuestra máxima poetisa duraría dos años. Partirá hacia el norte para volver a sentir el calor de su tierra árida “donde florecen los almendros”. Para la poesía nos dejó su testimonio, invitando a quienes llegan a estas tierras a vivir con su desafiante desolación.

1 comentario

CLAUDIO VARGAS FIGUEROA -

soy uno de los tantos descendientes de don Rogelio