"LA ALEGRIA DEL PUEBLO", REINALDO E. MARCHANT
"LA ALEGRIA DEL PUEBLO", REINALDO E. MARCHANT
Por Aristóteles España
El Libro La Alegría del Pueblo, (Bravo y Allende, Editores, Santiago, 2004), es un viaje al mundo del fútbol, un retrato multicolor de todos los escenarios donde los deportistas se enfrentan a sus rivales, los gritos de la hinchada, el olor a camarín, los sonidos del tac tac del balón a ras del pasto que se escuchan nítidamente entre sus páginas. Leer estos cuentos es un placer porque, además, se respira la felicidad de quien asiste a un ritual por su propia voluntad y siente el vértigo, el goce, el viento helado del sudor que corre por las espalda de quien está a punto de ver derrotado a su equipo una tarde de domingo, porque el autor nos ingresa vertiginosamente en el asiento de la mejor tribuna para observar, contemplar, gritar por esos héroes que tienen la misión de triturar al adversario mediante el gol. No estamos aquí escuchando por la radio a Wladimiro Mimica ni frente a la pantalla del televisor junto a Pedro Carcuro. La sensación es otra: nos estamos imaginando un partido, pero también estamos evocando conversaciones acerca de este deporte. Es decir, estamos en el estadio, en el bar Tuninde Rodolfo Matti, junto a los ex seleccionados Oscar Fabianni, Chamaco Valdés, Honorino Landa, aparecen los amigos de Reinaldo E. Marchant (El Reina para los amigos, dice Fabianni en el prólogo), Roberto Sour (El Mono); Victor Labbé (Leche de Gallina); Miguel Romano (Paila con huevos), se bebe café, cervezas, se comentan los partidos del fin de semana. De nuevo estamos en un estadio imaginario que puede ser el Estadio Nacional, Sauzalito, La Portada, El Municipal de Calama, El Sánchez Rumoroso; el lector no tiene escapatorias: siempre está en alguna parte, observando el travesaño, la pelota que va y viene por ese césped húmedo del sur de Chile; el pasto sintético del Chinquihue de Puerto Montt, el verde arena del desierto. Por las páginas de este libro es posible escuchar el grito de las barras, los insultos al árbitro de turno, los comentarios de Don Juanito, el fiel vecino con el cual se ha viajado horas en micro para llegar al Monumental con un sándwich, una bebida y la infaltable radio a pilas para amenizar la jornada.
Este debe ser el primer volumen de cuentos sobre este tema en la historia de la literatura chilena. Hace un par de años se publicó un libro de poemas sobre este deporte titulado Gol de Oro de Samuel Orellana, quien jugó en las divisiones inferiores de Cobreloa y fue becario de la Fundación Neruda. Otros antecedentes de la relación literatura-fútbol la podemos encontrar en el argentino Osvaldo Soriano, en los uruguayos Mario Benedetti y Horacio Quiroga; el primero, con sus relatos Puntero Izquierdo y Césped y Horacio Quiroga con Juan Poldi: halfback. Hace un par de semanas el periodista bonaerense Walter Vargas publicó Diario íntimo de un chico rubio y otras historias futboleras y Jorge Valdano (ex entrenador del Real Madrid) y Eduardo Galeano prologaron en Montevideo De Puntín, cuentos de fútbol de narradores del Río de la Plata. En Alemania, hace un par de meses Gunther Grass, hincha del equipo SC Friburgo, un modesto club de esa ciudad alemana, recién ascendido a Primera División, leyó cuentos alusivos al tema ante 25.000 espectadores en su estadio, a pedido de su entrenador Volker Finke, quien sugirió la idea a las autoridades deportivas de la región. La Alegría del Pueblo (así llamaban a Garrincha en Brasil) es un clásico en todo el sentido de la palabra y su autor un narrador con enorme fuerza y talento para contar historias.
Reinaldo Edmundo Marchant, a quien conocimos en la Biblioteca Nacional de Santiago durante el verano del 2004, nació en Santiago en 1958. Estudió en la Facultad de Letras de la Universidad Católica. En 1988 obtuvo el Premio de Novela Andrés Bello. Su obra ha sido editada en Uruguay, Colombia, Argentina, Suecia. Es autor, junto a Mario Benedetti de antologías de literatura binacionales. Entre 1994 2000, se desempeñó como Agregado de Cultura y Prensa en las Embajadas de Chile en Colombia y Uruguay. En su juventud fue futbolista profesional en el Club Deportivo Aviación y Palestino. Académico de Literatura Hispana; es actualmente director de la Sociedad de Escritores de Chile.
El Libro La Alegría del Pueblo, (Bravo y Allende, Editores, Santiago, 2004), es un viaje al mundo del fútbol, un retrato multicolor de todos los escenarios donde los deportistas se enfrentan a sus rivales, los gritos de la hinchada, el olor a camarín, los sonidos del tac tac del balón a ras del pasto que se escuchan nítidamente entre sus páginas. Leer estos cuentos es un placer porque, además, se respira la felicidad de quien asiste a un ritual por su propia voluntad y siente el vértigo, el goce, el viento helado del sudor que corre por las espalda de quien está a punto de ver derrotado a su equipo una tarde de domingo, porque el autor nos ingresa vertiginosamente en el asiento de la mejor tribuna para observar, contemplar, gritar por esos héroes que tienen la misión de triturar al adversario mediante el gol. No estamos aquí escuchando por la radio a Wladimiro Mimica ni frente a la pantalla del televisor junto a Pedro Carcuro. La sensación es otra: nos estamos imaginando un partido, pero también estamos evocando conversaciones acerca de este deporte. Es decir, estamos en el estadio, en el bar Tuninde Rodolfo Matti, junto a los ex seleccionados Oscar Fabianni, Chamaco Valdés, Honorino Landa, aparecen los amigos de Reinaldo E. Marchant (El Reina para los amigos, dice Fabianni en el prólogo), Roberto Sour (El Mono); Victor Labbé (Leche de Gallina); Miguel Romano (Paila con huevos), se bebe café, cervezas, se comentan los partidos del fin de semana. De nuevo estamos en un estadio imaginario que puede ser el Estadio Nacional, Sauzalito, La Portada, El Municipal de Calama, El Sánchez Rumoroso; el lector no tiene escapatorias: siempre está en alguna parte, observando el travesaño, la pelota que va y viene por ese césped húmedo del sur de Chile; el pasto sintético del Chinquihue de Puerto Montt, el verde arena del desierto. Por las páginas de este libro es posible escuchar el grito de las barras, los insultos al árbitro de turno, los comentarios de Don Juanito, el fiel vecino con el cual se ha viajado horas en micro para llegar al Monumental con un sándwich, una bebida y la infaltable radio a pilas para amenizar la jornada.
Este debe ser el primer volumen de cuentos sobre este tema en la historia de la literatura chilena. Hace un par de años se publicó un libro de poemas sobre este deporte titulado Gol de Oro de Samuel Orellana, quien jugó en las divisiones inferiores de Cobreloa y fue becario de la Fundación Neruda. Otros antecedentes de la relación literatura-fútbol la podemos encontrar en el argentino Osvaldo Soriano, en los uruguayos Mario Benedetti y Horacio Quiroga; el primero, con sus relatos Puntero Izquierdo y Césped y Horacio Quiroga con Juan Poldi: halfback. Hace un par de semanas el periodista bonaerense Walter Vargas publicó Diario íntimo de un chico rubio y otras historias futboleras y Jorge Valdano (ex entrenador del Real Madrid) y Eduardo Galeano prologaron en Montevideo De Puntín, cuentos de fútbol de narradores del Río de la Plata. En Alemania, hace un par de meses Gunther Grass, hincha del equipo SC Friburgo, un modesto club de esa ciudad alemana, recién ascendido a Primera División, leyó cuentos alusivos al tema ante 25.000 espectadores en su estadio, a pedido de su entrenador Volker Finke, quien sugirió la idea a las autoridades deportivas de la región. La Alegría del Pueblo (así llamaban a Garrincha en Brasil) es un clásico en todo el sentido de la palabra y su autor un narrador con enorme fuerza y talento para contar historias.
Reinaldo Edmundo Marchant, a quien conocimos en la Biblioteca Nacional de Santiago durante el verano del 2004, nació en Santiago en 1958. Estudió en la Facultad de Letras de la Universidad Católica. En 1988 obtuvo el Premio de Novela Andrés Bello. Su obra ha sido editada en Uruguay, Colombia, Argentina, Suecia. Es autor, junto a Mario Benedetti de antologías de literatura binacionales. Entre 1994 2000, se desempeñó como Agregado de Cultura y Prensa en las Embajadas de Chile en Colombia y Uruguay. En su juventud fue futbolista profesional en el Club Deportivo Aviación y Palestino. Académico de Literatura Hispana; es actualmente director de la Sociedad de Escritores de Chile.
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