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MIRANDO AL SUR - augusto alvarado


A DIEZ AÑOS DE LA MUERTE DE JORGE ABELARDO RAMOS

<hr><h2><u>A DIEZ AÑOS DE LA MUERTE DE JORGE ABELARDO RAMOS</h2></u> Por Alberto Guerberof

Causa Popular


Octubre de 2004

Se cumplen diez años de la muerte de Jorge Abelardo Ramos (1921-1994). Político e historiador, fue el creador de la Izquierda Nacional y el organizador de sus expresiones políticas. Fue autor de numerosos libros, entre ellos Revolución y contrarrevolución en la Argentina e Historia de la Nación Latinoamericana, los que conforman un novedoso código interpretativo del pasado nacional, visto desde el ángulo de las masas populares, del que no se podrá ya prescindir a la hora de identificar las raíces históricas de la interminable crisis argentina.

Opresores y oprimidos en la era neoliberal

Hace diez años, cuando el Colorado se fue, el horizonte seguía cerrado. La hegemonía neoliberal era incuestionable. Un poder mundial, que no podía sin embargo ocultar sus fisuras, emergía de la caída del imperio soviético y sin contrapeso rival se arrojaba sobre los restos de independencia y desarrollo que a duras penas venían defendiendo los pueblos del tercer mundo. Términos y conceptos como nación, patria, soberanía que venían siendo erosionados y degradados por los agentes y personeros de la globalización, caían en desuso o se refugiaban en el discurso de algunos dinosaurios o en la propaganda de los “estados terroristas”. Los índices sociales de los países subdesarrollados caían a pico; crecían las deudas externas. Era la sociedad global surcada por expediciones colonialistas de las grandes potencias en un estilo que se creía archivado con el siglo XlX.

El mundo más que nunca se dividía entre un puñado de países opresores y archiricos y las dos terceras partes de la humanidad conformadas por pueblos y naciones oprimidas. Cundió la desorientación entre gobernantes, políticos e intelectuales.

Menemismo, kirchnerismo y peronismo

En nuestro país, el peronismo, tras la muerte de Perón, aún maltrecho e infisionado por el liberalismo, había sido desde el derrocamiento de 1955 el único instrumento político de que se podían valer las clases populares a modo de escudo defensivo de sus intereses y del interés nacional. Bajo el control del menemismo, el gobierno y el aparato del PJ, fueron vaciados de contenido patriótico y como tantas veces lo advirtiera Ramos, el gran frente nacional que condujera el Coronel del 45 iba en tránsito de convertirse en un partido político más.

La controvertida postura del Colorado, en sus últimos años frente a Menem, está vinculada a estos cambios de fondo, muchos inconclusos, que afectan la estructura social y la naturaleza histórica del peronismo. Ni el populismo neoliberal de Menem, ni el progresismo pequeño-burgués de sectores de peso en el kirchnerismo gobernante, son los más aptos para rescatar y volver a izar la bandera de la revolución nacional.

Pero sería un error gravísimo equiparar ambos sectores. Debe apuntarse en beneficio del gobierno del presidente Kirchner que su orientación general es opuesta al ultraliberalismo practicado por el menemismo. Se resalta el enérgico viraje a favor del Mercosur en base a la alianza Brasil-Argentina, ahora con el agregado de la Venezuela del presidente Chávez. Tampoco puede omitirse otra relación, más firme con el FMI y otra forma de negociar la deuda externa, al mismo tiempo que se tomaron medidas de recuperación de la autoridad del Estado, se restituyeron y se controla el cumplimento de leyes y reglamentos de trabajo.

La incansable prédica de Ramos por la unidad de la Patria Grande es inseparable del surgimiento y afianzamiento del Mercosur y de la vigorosa adquisición por parte de éste de un sentido histórico y una dimensión política y cultural que lo convirtieron en el hito fundamental del proyecto de los Libertadores de ser una sola Nación.

El Colorado y su legado

Si Ramos merece un homenaje, no es solamente por sus aciertos, por formular la tesis de un revisionismo histórico que devuelve el protagonismo de las masas y los caudillos en nuestros siglos XIX y XX, por revelar los orígenes, la filiación histórica y la decadencia actual de los partidos políticos, por señalar a los movimientos nacionales como los sujetos políticos de las revoluciones populares latinoamericanas, por distinguir en las Fuerzas Armadas un ala patriótica (Perón, Chavéz) que las izquierdas cipayas suelen tomar como enemigas.

La Nación debe aún su reconocimiento pleno a quien deja como esclarecido legado la agenda política que los argentinos debaten en el siglo que empezó.

Abelardo Ramos fue un patriota ejemplar y un revolucionario íntegro, un gran argentino, en suma que nos enseña a pensar con cabeza propia, a desechar las etiquetas que los imperialismos les ponen a los fenómenos americanos, a confiar en la fuerza de nuestros pueblos y a emprender el camino original e intransferible de la nueva emancipación latinoamericana en marcha.

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