CARNE DE BLOG (1)
Por Luis Sepúlveda*
La enciclopedia Blogger dice que un Blog es una forma de comunicación informal, y yo añadiría, por ser lector de muchos Blogs, que es un estupendo recipiente para vomitar. Así que vomitemos.
Hoy es cuatro de septiembre, hace treinta y cinco años que en un día similar, de primavera en Chile, celebrábamos el triunfo de la Unidad Popular, la victoria electoral de Salvador Allende, del Compañero Presidente Salvador Allende. Todos sabemos como terminó aquella experiencia democrática y socialista a la chilena, y sabemos que, con asco y el vómito luchando por salir, los chilenos deben convivir con sus sátrapas, con los torturadores, con los que hicieron desaparecer personas, asesinaron y robaron a manos llenas. Vomitivo.
Hace algunos días murió de cáncer el general Forestier, un torturador, un asesino, un sujeto que negó la existencia de desaparecidos y estiró la pata a salvo de cualquier impugnación por sus crímenes. Un sujeto vomitivo. El gobierno chileno envió sus sentidas condolencias a la familia de Forestier. Vomitivo. A mí no me dolió su muerte, es uno menos, por lo menos es eso, uno menos. Una semana antes, el mismo gobierno chileno, y en aras de la convivencia nacional, amnistió a un criminal que secuestró y degolló a Tucapel Jiménez, un sindicalista chileno, tenaz y valiente opositor a la dictadura. La convivencia también es vomitiva si se basa en los perdonazos a espaldas de las víctimas.
Nunca comas antes de leer la prensa. Hoy es cuatro de septiembre, aún es verano en España, un país en donde la izquierda debe ser muy ligth y la derecha cada vez más facistoide. Un país donde el acto de pensar o de tener la ingenuidad de iniciar un debate es considerado altamente inconveniente, donde el fútbol, el ciclismo, el tenis, el golf y el automovilismo fórmula uno son las únicas preocupaciones sugeridas. Un país de atletas de bar. Vomitivo.
Abro el periódico y leo que una sub normal a la que una vez oí decir muy seria que al escribir mantenía sinergias sexuales con la mesa de su cocina y con la aspiradora, es nombrada redactora de la sección hombres del suplemento dominical. Que los hombres que me leen no piensen que estoy contra ellos, en realidad me gustan todos los hombres, declara en su debut. Vomitivo. Carne de Blog.
Hace unos meses estuve en Seúl, y caminando con unos amigos chilenos por la zona americana conocí a dos marines de los Estados Unidos. Hablaban español con acento del Caribe. Eran de Puerto Rico, un país latinoamericano que representa una estrella de la bandera yanqui. Iban a Irak, pero antes de mandarlos a la carnicería de Irak los premiaban con una semana en Corea del Sur. Uno había recibido de regalo un reproductor de MP-3, y el otro una cámara de video digital. Este era antes un país comunista y nosotros lo salvamos, dijo uno. América me dio la oportunidad de estar aquí, dijo el otro. Luego me confesaron que su inglés no era muy bueno, y que iban a Irak porque al regreso los harían ciudadanos de los Estados Unidos, siempre y cuando no volvieran en bolsas plásticas. Vomitivo. Les pregunté qué opinaban de los voluntarios de Kansas y Alabama que, en cómodas caravanas y armados hasta los dientes, vigilaban la frontera sur de los Estados Unidos, dispuestos a disparar a los espaldas mojadas, a los más pobres de los pobres, a los que les han quitado hasta la dignidad y tratan de pasar al país de las oportunidades, a esa Amerika Amerika que recibió y formó chivatos tan geniales como Elia Kazan. En América todos pueden llegar a ser presidentes, dijo uno. Con esfuerzo todos podemos disfrutar del american dream, señaló el otro.
La mayoría de los soldados muertos en Irak, casi dos mil, son negros y latinos. Conozco uno que tuvo un ataque de inteligencia latina y desertó; es hijo del compositor nicaragüense Carlos Mejía Godoy. Como todavía no era ciudadano americano los yanquis no saben qué hacer con él, porque América no contrata mercenarios y, como se sabe, los negros pobres y los latinos pobres van a matar civiles iraquíes y a morir entre el Tigris y el Eufrates de forma voluntaria. Vomitivo. Carne de Blog.
En Noviembre del año pasado el Huracán Michelle azotó el Caribe y se ensañó con Cuba. Según Ben Wisner, del Instituto de Desarrollo de la London School of Economics, el huracán que afectó a casi 25.000 viviendas, destruyó totalmente 2.800, causó solamente cinco muertes entre la población cubana. El gobierno cubano evacuó a 700 mil personas, el 6.36% de su población en tan sólo 24 horas. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba llegaron al sur de la isla para ayudar a la población, y lo hicieron. No llevaban órdenes de disparar a matar para mantener el orden.
Hace una semana el Huracán Katrina asoló el estado de Luisiana y los muertos se cuentan por miles. La mayoría de los muertos son negros y latinos, sus cuerpos flotan en las calles inundadas de Nueva Orleáns, muy cerca del Superdome, el gigantesco estadio que habría de servir como centro de refugio y evacuación. El presidente Bush estaba de vacaciones. Condolezza Rice se compraba zapatos en una tienda exclusiva para mujeres como ella.
Era una tragedia previsible. En el año 2001, la revista Scientific American advirtió del estado lamentable de los diques que contenían las crecidas del río Misisipi, de lo obsoleto de los sistemas de bombeo en caso de inundación, del crecimiento incontrolado de viviendas en zonas de alto riesgo, y de la insuficiencia de vías de evacuación. Ese mismo año la Agencia Federal de Control de Emergencias advirtió al gobierno que si no se tomaban medidas inmediatas, un huracán tendría consecuencias catastróficas para Nueva Orleáns. Los ingenieros militares de los Estados Unidos recomendaron la aprobación urgente de un presupuesto de 27.1 millones de dólares para reparar los diques. El gobierno de Bush lo aprobó, pero a la hora de enviar el dinero decidió desviar el 80% para solventar los cada día mayores gastos de la ocupación de Irak. Así se planifican las catástrofes imperiales. Así se condena a que cientos de miles mueran de sed, de falta de asistencia médica, aplastados bajo los escombros, ahogados bajo las aguas, o devorados por los caimanes del Misisipi. Vomitivo.
Las televisiones del mundo mostraban náufragos sobre los techos de sus viviendas, algunos de ellos nunca faltan- enseñando la bandera de las barras y las estrellas que ni siquiera les sirvió de toalla. Vomitivo.
Cuando el Estado nos abandona, cuando la necesidad se impone, cuando la sed y el hambre amenazan con matar, el instinto de sobrevivir ordena violar las leyes que no sirven. Es legítimo saquear un supermercado si la ayuda no llega. Y la gobernadora del Estado de Luisiana, Kathren Blanco, en lugar de acelerar la ayuda humanitaria, armó con fusiles M-16 a tres mil soldados de la guardia estatal. Saben como disparar a matar, están más que deseosos de hacerlo y espero que lo hagan. Sus palabras son parte de la historia norteamericana. Esa mujer es una republicana de pura cepa. Vomitivo.
Y el precio del petróleo sube y sube. Algunos gobiernos, entre ellos el español, deciden ayudar, no a los norteamericanos sino a Rumsfeld, a Dick Cheney, a la Shell, a la Texaco, a Halliburton, enviando millones de barriles para que la minoría opulenta de los estados Unidos no vea alterado el American way of Life. Vomitivo.
En la Casa Blanca, un intelectual texano, ex alcohólico mal regenerado, fundamentalista religioso y cretino integral, pide una entrevista con el reverendo Pat Robertson, el piadoso que clama por el asesinato del presidente venezolano Hugo Chávez. Sus ojillos pequeños de bellaco limitado buscan Venezuela en el mapa de África. Vomitivo. Carne de Blog.
Gijón, España, 4 de septiembre de 2005
* Luis Sepúlveda es escritor, adherente de ATTAC y colaborador de Le Monde Diplomatique.
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