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MIRANDO AL SUR - augusto alvarado

batalla de venezuela


CONVOCATORIA INTERNACIONAL

<hr><h2><u>CONVOCATORIA INTERNACIONAL</h2></u>

La Républica Bolivariana de Venezuela convoca el Premio Libertador al Pensamiento Crítico


Rebelión - 1° de Mayo de 2005

El Ministerio de la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela hace pública la presente convocatoria, con carácter internacional, para el Premio Libertador al Pensamiento Crítico, el cuál se regirá por las siguientes bases:

PRIMERA - Se entiende por obra de pensamiento crítico, a efectos de la presente convocatoria, a toda aquella obra escrita que, de una u otra manera, desde una posición comprometida con la defensa de la humanidad y desde la perspectiva de que otro mundo mejor es posible, analice críticamente la realidad del mundo contemporáneo, en forma global o sectorial, en cualquiera de los campos de la actividad social. Así la guerra, la economía, la política, la democracia, la relación con la naturaleza, los derechos humanos, los derechos de los pueblos, la integración de los países, el racismo, el imperialismo, son temas, entre otros, que pueden ser objeto de ese ejercicio de pensamiento crítico.

SEGUNDA - El premio será concedido anualmente al autor del mejor libro editado en castellano durante el año anterior al de la convocatoria. La convocatoria admite libros originalmente escritos o publicados en otros idiomas, siempre y cuando la edición original no anteceda en más de tres años al de su publicación en castellano.

TERCERA - El premio consistirá en una pequeña pieza escultórica representativa, diseñada al efecto, el certificado o diploma correspondiente y la cantidad de ciento cincuenta mil dólares (USD.150.000) libres de impuestos.

CUARTA - La presente convocatoria 2005, se refiere a libros editados durante el primero de enero y el 31 de diciembre del año 2004.

QUINTA - Los libros deben ser presentados directamente por sus autores, quienes podrán concurrir a este certamen, no importa el lugar del mundo donde residan.

SEXTA - Las obras deberán ser enviadas en número de 7 ejemplares al Ministerio de la Cultura de Venezuela, Final Avda. Panteón, Foro Libertador, Edificio Archivo General de la Nación, Caracas, Venezuela, indicando claramente el objetivo de participación en el Premio Libertador al Pensamiento Crítico. En sobre aparte se incluirán los datos personales del autor: nombre y apellido, dirección, teléfono de contacto, correo electrónico y nota biobibliográfica.

SÉPTIMA - El plazo para la admisión de obras participantes vence el 15 de agosto de 2005. Se admitirán las obras que hayan sido enviadas por correo y tengan matasellos de origen de esta fecha o anterior. La lista de participantes será hecha pública en la página Web del Ministerio de la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela.

OCTAVA - El jurado estará constituido por cinco miembros entre los cuáles no debe haber más de dos venezolanos. La composición del jurado para la convocatoria 2005 será publicada en la página Web del Ministerio de la Cultura un mes antes del vencimiento del plazo de entrega. El jurado deberá acompañar su veredicto con un juicio razonado sobre la calidad e importancia de la obra premiada.

NOVENA - El premio será otorgado por mayoría de votos y no podrá ser dividido ni declarado desierto. El jurado podrá destacar con menciones honoríficas hasta cinco de las obras participantes. Se deja establecido específicamente para todas las convocatorias que el haber obtenido con anterioridad el Premio Libertador al Pensamiento Crítico, no le impide a un autor volver a participar.

DÉCIMA - EL Premio será entregado al ganador en un acto público en la ciudad de Caracas en la primera semana del mes de diciembre de 2005, coincidiendo con el primer aniversario del Encuentro Internacional de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad.

UNDÉCIMA - El autor de la obra galardonada con el Premio Libertador al Pensamiento Crítico, otorgará automáticamente permiso al Ministerio de Cultura para publicar la obra en Venezuela tantas veces como sea necesario, declinando los correspondientes derechos de autor en el caso de las ediciones, o partes de ediciones, destinadas a ser distribuidas gratuitamente.

DUODÉCIMA - La participación en esta convocatoria implica la aceptación, sin reservas, de las presentes bases. Lo no previsto en ellas será resuelto por el Ministerio de la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela.

Francisco Sesto Novás
Ministro de la Cultura
Caracas, 11 de Abril de 2005
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MARADONA

<hr><h2><u>MARADONA</h2></u>

MARADONA


HUGO CHÁVEZ Y EL OTRO SOCIALISMO

<hr><h2><u>HUGO CHÁVEZ Y EL OTRO SOCIALISMO</hr></h2></u> Por Jorge Gómez B.(*)

Abril de 2005

En Europa, donde nació, el Socialismo es un hecho sociológico, un peldaño en la civilización y una opción política compatible con los valores cristianos, la cultura occidental y los prolegómenos del sistema, no una ruptura con ellos.

El siglo XIX europeo fue escenario de una prodigiosa revolución tecnológica que tuvo entre sus protagonistas a científicos, políticos, empresarios, inventores y hombres de fe, que contribuyeron a modelar el modo de vivir y pensar de la humanidad, entre ellos: Carlos Marx, Charles Darwin y Vicenio Gioacchino Pecci, el Papa León XIII.

Carlos Marx, uno de los hombres intelectualmente mejor dotados de su tiempo, el que situó la sociología sobre bases científicas y puso al servicio de las ciencias sociales eficaces herramientas metodológicas, debutó en 1848 con el «Manifiesto Comunista». Nunca hizo nada clandestino, jamás empuñó un arma ni participó en revuelta alguna.

Charles Darwin, se dio a conocer cuando en 1859, mediante «El Origen de las Especies por Medio de la Selección Natural», sostuvo la tesis de que en la lucha por la supervivencia en la naturaleza, actúan leyes en virtud de las cuales, los organismos más aptos sobreviven legando a sus descendientes los mejores caracteres, tejiéndose así la cadena de la herencia, por medio de la cual las especies se preservan y perfeccionan. Ese proceso forma la base de la evolución de las especies, incluyendo al hombre al que atribuyó un origen natural.

León XIII, Papa desde 1878 hasta 1903, justo a tiempo para asistir al auge del capitalismo salvaje europeo, confrontar ideológicamente al marxismo, orientar el nacimiento de las organizaciones social cristianas y mediar entre los gobiernos de Estados Unidos y de España para tratar de evitar la guerra entre ambos por la posesión de Cuba, levantó la polvareda en sacristías y palacios al emitir el más importante documento de política social de la Iglesia católica romana, la Encíclica «Rerum Novarum» (De las Cosas Nuevas) que retrató una conflictiva época en la que los trabajadores cargaron con los costos sociales del desenfrenado auge del capitalismo que provocó tensiones sociales extremas y determinó la búsqueda de opciones teóricas y prácticas.

Movido por las urgencias de la confrontación ideológica, tanto como por ideales de justicia social y por la fe en las posibilidades de mejoramiento humano, León XIII, promovió la creación de las organizaciones políticas, laborales, femeninas y juveniles cristianas, lideradas después por los partidos socialcristianos.

Por ese camino surgió el concepto de socialismo cristiano, rechazado a medias por el Papa Pio XI que rechazaba el «socialismo católico», aunque admitía a los «católicos socialistas». Es decir, no auspiciaba una doctrina política cobijada en la fe, pero admitía que viviendo su fe, los católicos se integran al movimiento histórico en una opción que juzgaba, sino positiva, por lo menos, legítima.

Mediante aquel proceso, plagado de incomprensiones, retrocesos y obstáculos, la iglesia se actualizó y trató de ponerse a tono con las realidades y de ser contemporánea con su presente y, en lugar de mediante dogmas, intentó un consenso edificado sobre valores compartidos, tratando de estar atenta y preparada para como dijera Juan XXIII: «para percibir los signos de los tiempos».

En ese entendido, sin renunciar a la demonización del comunismo en su diseño eurosoviético, partes sustantivas de la Iglesia, sobre todo de las comunidades de base en América Latina, incluyendo ilustres dignatarios, figuras de las jerarquías nacionales e incluso de la curia vaticana, sin excluir a algunos papas, asumieron con mayor tolerancia las aspiraciones humanas, acogidas bajo el común denominador de luchas de liberación nacional e incluso socialismo.

El cristianismo se emparenta con las distintas opciones socialistas al conferir una dimensión social al amor que trasciende la experiencia sentimental individual, para abarcar a la sociedad, con justificado énfasis en quienes más necesitan ser amados: los pobres, los vulnerables y los excluidos por un sistema social oligárquico que genera pobreza y exclusión. La única doctrina política que incluye el amor como precepto es el socialismo.

Por añadidura, la Doctrina Social de la Iglesia atribuye a los Estados legítimamente constituidos, como es el caso de la Venezuela Bolivariana, la responsabilidad por la búsqueda del bien común, la promoción de la justicia social, sin excluir las acciones de beneficencia, asistencia social, elementos tan inequívocamente socialistas como ajenos a la codicia capitalista, la mezquindad de la oligarquía y la brutalidad neoliberal.

Mucho antes de que Hugo Chávez, mencionara el socialismo cristiano como opción política, los redactores de las Sagradas Escrituras, reflexionaron y pontificaron acerca de elementos sociales y políticos, normas de convivencia, instituciones, preceptos legales y valores éticos que definen al cristianismo original como una opción por los pobres, los débiles, excluidos y marginados y una apelación a la solidaridad, la caridad y una actitud generosa hacía el prójimo.

Los críticos del líder venezolano omiten que Chávez, profundamente bolivariano, martiano militante y católico sincero, como él mismo ha aclarado, se afilia a un socialismo con raíces, tanto en la tradición revolucionaria latinoamericana, como en una ética cristiana que redondean su ideología.

El presidente venezolano no es el primer luchador que encuentra analogías entre su fe y las doctrinas revolucionarias y sitúa a Jesucristo como paradigma del revolucionario que apostó por los pobres y los excluidos.

Para Chávez la revolución no es un asunto filosófico, sino un cometido histórico. En su boca el término socialista está desprovisto de connotaciones doctrinarias, remitiéndose exclusivamente a las prioridades y los énfasis del proceso bolivariano orientados hacía la solución de graves, masivos y complejos problemas de las mayorías, algunos de los cuales, como los de la salud y la pobreza, aluden a mínimos de los que depende la vida de millones de venezolanos.

El conjunto de esos problemas forman la deuda social que, dicho sea de paso, no ha creado la revolución, sino la oligarquía ligada al capital extranjero. Chávez y la revolución no son parte del problema, sino de la solución.

El contenido del empeño bolivariano, ejemplarmente transparente porque se realiza con el concursos de la mayoría de los venezolanos y respaldado por su carácter genuinamente democrático, se legitima en sus obras, en la confianza del pueblo en sus lideres, en la unidad de los venezolanos y en la solidaridad latinoamericana, inspirándose también en la limpieza de la fe conque el líder asume su credo.

Para Chávez la revolución bolivariana no es un camino, sino un destino. El prójimo de un humano son todos los humanos, lo mismo que de un venezolano son todos los venezolanos.

Quien quiera ser consecuente con el ideal cristiano sin asumir el colectivismo y la socialización, es mal catecúmeno o lo que es peor, un hipócrita
.

(*) Profesor universitario, investigador y periodista cubano, autor de numerosos estudios sobre EEUU.

www.altercom.org


LAS MUCHACHAS SENCILLAS

Por Eduardo Llanos Melusa

Las muchachas sencillas
dudan que el mundo sea un balneario
para lograr bronceados excitantes
y exhibirse como carne en la parrilla
de una hostería al aire libre.
Las muchachas sencillas
no cultivan el arte de reptar hacia la fama
ni confunden a las personas con peldaños
ni practican ocios ni negocios
ni firman con el trasero contratos millonarios.
Las muchachas sencillas
estudian en liceos con goteras,
trabajan en industrias y oficinas,
rehúyen las rodillas del gerente,
hacen el amor con Luis González
en hoteles, en carpas, en cerros, en lugares sencillos.
Las muchachas sencillas
se convierten en madres, en esposas sencillas,
luchan largos años como sin darse cuenta,
llenándose de canas, de várices y nietos.
Y cuando abandonan este mundo
dejan por todo recuerdo sus miradas
en fotos arrugadas y sencillas
.


ENTREVISTA A HUGO CHÁVEZ

<h2><u><hr>ENTREVISTA A HUGO CHÁVEZ</h2></u>

"NO HAY SOLUCIÓN SIN INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA"



Por Gennaro Carotenuto (*) - Enero de 2005

La construcción de la unidad latinoamericana es el sueño frustrado desde la derrota política del libertador Simón Bolívar, hace ya casi dos siglos. Para liquidar este sueño, proyecto político que ha sido derrotado en varias circunstancias, en ningún lugar como en Latinoamérica el imperio estadounidense ha utilizado la herramienta del divide et impera del antiguo imperio romano.

- Usted vuelve a proyectar y a presentar, como un paso fundador de su programa político, la necesidad ineludible de un proceso integrador, de la construcción de una patria grande latinoamericana desde el Río Grande hasta Tierra del Fuego.

- Hay mucho de sueño en esto de la integración latinoamericana. Pero nosotros creemos que es un sueño posible. Una utopía realizable. Yo creo que este es un buen momento para realizar sueños. Nosotros estamos avanzando hacia este objetivo en varias direcciones, por varios frentes. Y creo que ningún otro sueño puede ser realizado si no se empieza por un proceso unitario latinoamericano.

- Sin embargo ya una serie de siglas quedan para la historia, desde ALALC, ALCAN y el Mercosur. Ahora en Cusco se acaba de crear la Comunidad Sudamericana de Naciones, a la que es necesario dar contenido.

- La Comunidad Sudamericana de Naciones es un paso importante: no importa que avancemos un milímetro en el camino, siempre y cuando sea en la dirección correcta, porque podemos andar como un avión en la dirección incorrecta. Tengamos clara la brújula, el rumbo, el mapa y avancemos contra viento y marea. A veces el viento es muy fuerte y no podemos avanzar, a veces es un pie atrás, pero esa es la dirección. No importa cuánto tardemos. Dimos un paso en esa dirección, la dirección correcta.

Pero fíjese cómo ha cambiado, al menos el discurso, en estas cumbres. Antes cuando yo llegaba decían: “Ahí anda el loco de Chávez”. Recuerdo que en una de las primeras cumbres en las cuales nos encontramos, yo intervengo, Fidel interviene. Luego Fidel me manda un papelito que dice: “Chávez, siento que ya no soy el único diablo en estas reuniones”. Es que nosotros tenemos una propuesta integradora, para los pueblos y los trabajadores. No van a poder con nosotros, unidos como estamos. Tenemos un proyecto, tenemos una estrategia y mil tácticas, mil regimientos en ofensiva. No habrá quién pare este movimiento revolucionario por todas estas tierras.

Ahora hay que darle forma a este movimiento internacional y esto es urgente, porque la agresión que Cuba ha resistido por más de 40 años, y sigue resistiendo, con la amenaza allí creciente, y las agresiones que Venezuela lleva más de cinco años resistiendo, igual serán lanzadas contra cualquier gobierno o cualquier país que se deslinde del imperio.

- Sin embargo la construcción de la patria grande latinoamericana que usted ha vuelto a llevar a la agenda política es un sueño tan grande que ni siquiera muchos latinoamericanos, especialmente en el sur del continente, se atreven a soñarlo. Hay gobiernos progresistas que hacen apenas referencias pálidas y rituales. Sería interesante para los lectores de BRECHA enmarcar su sueño bolivariano en el marco de una agenda política concreta.

- Nosotros estamos aprendiendo muchas cosas. El pueblo está aprendiendo estas cosas. Y hemos aprendido que la técnica tiene que servir a la política. La política tiene que ser la reina, arriba de la técnica y de la economía. Y bueno, de aquí nace la idea de Petrosur. Por primera vez Petrosur o Petroamérica, o Petrocaribe, imagínese sumar el potencial
petrolífero que tiene México, con el que tiene Argentina, Venezuela, Bolivia, Colombia. En todos estos países hay petróleo, donde más, donde menos. Y el gas natural. Cuba tiene mucho petróleo. Fidel dice que va directo a la OPEP.

- Se entiende que para usted la vía de acercamiento pasa por la integración económica, según un modelo parecido al de la Unión
Europea
.

- Nosotros propusimos la creación de un Banco Central Latinoamericano. ¿Dónde están las reservas de Venezuela? En los bancos del Norte. Oro, dólares, euros. Y más allá: un fondo monetario latinoamericano. Nosotros queremos salir del Fondo Monetario Internacional. Pero en todo el continente no hay nadie más que Cuba y Venezuela de acuerdo con esta
propuesta. Y como Cuba no está en el Fondo Monetario Internacional, nos quedamos nosotros.

Pero no es sólo esto. En lo que concierne a las propuestas concretas para frenar también en materia cultural el dominio imperialista, nosotros proponemos una televisión del Sur. Este es un proyecto concreto en el cual trabajamos desde hace tres años y que está a punto de salir a la luz. Y en fin está el ALBA (Alternativa Bolivariana para América), una integración basada en la colaboración y no en la competencia, que además tomaría en cuenta a los sectores sociales más desprotegidos y que se movería sobre las bases del desarrollo endógeno ya impulsado por nuestra Constitución Bolivariana. Todos estos son sueños posibles. Todo es atreverse.

Publicado en Brecha

* Periodista Italiano. Analista Internacional.


"SOY SENCILLAMENTE UN REVOLUCIONARIO"

<hr><h2><u>&quot;SOY SENCILLAMENTE UN REVOLUCIONARIO&quot;</h2></u>

FRAGMENTOS DEL LIBRO "CHÁVEZ NUESTRO", PUBLICADO EN CUBA



Lo que sigue fue tomado del diario "Juventud Rebelde" que comparte en exclusiva con sus lectores fragmentos de la entrevista concedida por el Presidente venezolano a los periodistas Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez, para el libro "Chávez nuestro", que fuera presentado durante la reciente visita a Cuba del líder de la Revolución bolivariana
.

Por Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez

TODOS LOS NIÑOS TIENEN UN SUEÑO

Todos los niños tienen sueños y yo no tuve uno, sino dos. El primero nació uno de esos fines de año en que mi papá, quien acababa de regresar de Caracas tras un curso de mejoramiento profesional del magisterio, me regaló un ejemplar de la Enciclopedia Autodidacta Quillet. Eran cuatro tomos grandes y gruesos, con muchas figuras y gráficos. Me los bebí y viajé por el mundo a través de las ilustraciones y las historias. Hasta un pequeño curso de alemán traían aquellos libros, y me empeñé, con mi primo Adrián, en aprender ese idioma. Adrián soñaba con ser torero, miraba una foto y decía: “Cuando yo esté en la monumental de Valencia…” Ese era su sueño, y el mío era ser pintor. Gracias a aquellos ejemplares empecé a dibujar y, años más tarde, pasé unos cursos de pintura en Barinas, durante el bachillerato. Salía del liceo por la tarde y me iba a la escuela de pintura Cristóbal Rojas. Me daba clases una profesora bien bonita que nos advertía: “Lo más difícil de pintar son las manos”, y nos ponía unos moldes para que las dibujáramos. Ella nos explicó la técnica del claroscuro y la combinación de colores.

Mi otro gran sueño era el béisbol. Lo traía en el alma desde niño, pero fue en Barinas donde se consolidó, cuando ingresamos en un equipo organizado en 1967 ó 1968. Mi ídolo era Isaías “Látigo” Chávez, magallanero, un muchacho de Chacao que no era familia nuestra. A los
21 años estaba ya pitcheando en las Grandes Ligas. Le decían Látigo porque lanzaba como si tuviera un látigo en la mano derecha. Nunca lo vi porque televisión uno nunca veía -vine a verla de cadete-, pero logré imaginarlo muy bien, gracias a un extraordinario narrador que tuvimos en Venezuela, Delio Amado León. Lo escuchaba por radio: “Se prepara Isaías Chávez, levanta una pierna… El Juan Marichal venezolano lanza una recta…; strike, el primero”. Eso todavía lo tengo aquí, dentro de la cabeza.

El 16 de marzo de 1969, un domingo, me levanté un poco más tarde. Mi abuelita Rosa estaba preparándome el desayuno, y encendió el radio para oír música y de repente: “Última hora, urgente”, y salió la noticia, fue como si por un momento me hubiera llegado la muerte. Se había desplomado un avión poco después de despegar del aeródromo en Maracaibo y no había sobrevivientes. Entre ellos iba el “Látigo” Chávez. Terrible. No fui a clases ni lunes ni martes. Me desplomé. Hasta me inventé una oración que rezaba todas las noches, en la que juraba que sería como él: un pitcher de las Grandes Ligas.

A partir de ahí, el sueño de ser pintor fue desplazado totalmente por el de ser pelotero. Empecé a darme a conocer en el ambiente beisbolero de Barinas, y al año siguiente estaba en un campeonato zonal, como pitcher. Me decían que necesitaba fortalecer las piernas, y me ponía a trotar. Corría todos los días. Mi abuelita: “Se va a volver loco usted”. Llegaba del liceo y empezaba a lanzar piedras y cosas contra una lata que ponía junto a una palmera del patio. Hasta construí un dispositivo muy rústico para batear limones y perfeccionar los lanzamientos: “Usted me está acabando con los limones” -decía Mamá Rosa.

Se me metió una idea fija, pero fija, fija, de que tenía que ser pelotero profesional. Estuve tres años como pitcher abridor en Barinas. Eso me hizo daño, porque, además de mi obsesión, que ya era exagerada, me pusieron a pitchear en la categoría superior, como relevo. El brazo no aguantó.

LA PASIÓN POLÍTICA

Mi hermano Adán fue uno de los que más influyó en mis actitudes políticas. Él es muy humilde y no lo dice expresamente, pero tiene una gran responsabilidad en mi formación. Mi hermano estaba en Mérida y era militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Yo no lo sabía, solo me llamaba la atención que él y sus amigos iban todos de
pelo largo, algunos con barba. Aparentemente yo desentonaba con mi cabello cortico, mi uniforme.

Estaba naciendo el Movimiento al Socialismo (MAS), y yo andaba por ahí. Otros -Vladimir Ruiz y los hijos de Ruiz Guevara, un viejo comunista- estaban fundando la Causa R. Éramos amigos, y me aceptaron, con uniforme y todo. También hubo su discusión, claro. Cierta vez uno de esos muchachos, un hombre joven, me dijo: “Este uniformado debe ser uno de esos parásitos”. Casi nos entramos a golpes, pero el grupo me defendió. “Respeta, vale, que este es Hugo Chávez, amigo nuestro”.

Había una gran discusión política y muchas lecturas. Ahí me fui interesando por el tema social, aunque si miro más atrás, siempre tuve, desde niño, simpatías por los rebeldes. Esa zona de Sabaneta fue una zona insurgente. De mi pueblo varios se fueron a la guerrilla, y mi padre estuvo vinculado al Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), de tendencia socialista, dirigido por el viejo Luis Beltrán Prieto Figueroa. Aunque tenía esa inclinación hacia la izquierda y el camino abonado hacia las preocupaciones políticas, nunca me incorporé a partido alguno. En una ocasión asistí con Adán a una de sus reuniones, como oyente, vestido de civil.

Fueron dos los acontecimientos que dispararon en mí una vocación política, que radicalizaron mi pensamiento. En primer lugar, el hecho de haber formado parte de un experimento educativo en la Fuerza Armada Nacional (FAN), conocido como el Plan Andrés Bello. Nos hicieron exámenes muy rigurosos y, ya en la Academia, nos aplicaron un filtro. Entramos 375 y nos graduamos 67. Hay un corte bastante profundo entre la vieja escuela militar y la nueva, con un grupo de oficiales de primera línea, entre ellos el director de la Academia, que es nuestro actual embajador en Canadá, el general Jorge Osorio García. También, Pérez Arcay, Betancourt Infante, Pompeyo Torralba...

Ese grupo de oficiales se dio a la tarea de forjar aquel ensayo a conciencia. Incorporaron también a profesores civiles y se preocuparon por darnos una formación humanista. Con ellos estudiamos Metodología, Sociología, Economía, Historia Universal, Análisis, Física, Química,
Introducción al Derecho, Derecho Constitucional… El Consejo Nacional de Universidades (CNU) exigía estudios superiores para avalar la licenciatura.

El Plan Andrés Bello contribuyó enormemente a nuestra formación, aun cuando no basta con él para entender lo que ha ocurrido en la FAN. Hay otros muchos factores, porque también han salido de ahí unos cuantos traidores. De mi promoción y de las que vinieron después he recibido solidaridad y una compenetración mayor de las que imaginaba. Sin duda, los que se prestaron al golpe de abril de 2002 fueron graduados anteriores a nosotros, especialmente de la promoción inmediatamente anterior, que ha sido la última línea de retaguardia de la oligarquía, el último arañazo del fascismo y del anticomunismo.

El segundo acontecimiento, asociado a lo anterior, fue el descubrimiento de Bolívar. Comencé a leer vorazmente de todo, pero en particular sus propios textos y los materiales relacionados con su pensamiento y su biografía. Noche tras noche me iba para las aulas a estudiar, después del toque de silencio, a las nueve. Nos permitían estar allí hasta las 11 de la noche, y a veces me quedaba. En ocasiones me encontraron dormido encima de un pupitre y con un libro abierto. Recuerdo a un brigadier colombiano, que hoy es general en su país, quien un día me encontró así y pensé que me iba a castigar. Me dijo: “No, no, lo felicito, cadete, por su espíritu de superación”.

BOLÍVAR

A mi promoción le dieron el nombre de Bolívar. Ese fue para mí un día de emoción y júbilo. Se oponían algunos viejos militares, quienes argumentaban que el nombre de Bolívar era muy grande para un grupo, que sería enorme el compromiso que llevaríamos, que ya había otra promoción llamada de esa manera -la de 1940-. Aun así, nos dieron ese nombre y a partir de entonces no fuimos otra cosa que “los bolivarianos”, y nos sentíamos como tales.

Desde la Academia, no solo impartía de vez en cuando algunas charlas a los soldados sobre el pensamiento del Libertador, sino que cuando me tocaba sancionar a los cadetes, jamás les imponía un esfuerzo físico -dar vueltas al patio corriendo, que era lo que se hacía-, sino que los paraba en grupitos frente a la estatua de Bolívar. Les leía sus textos, o los llevaba a un salón de clases, a la hora del casino y de la diversión, y les contaba pasajes de la Campaña Admirable.

Esa pasión por Bolívar comenzó en aquellos años, estudiando la Historia Militar con el general Jacinto Pérez Arcay y con el comandante Betancourt Infante, que era otro excelente instructor de Historia. Pérez Arcay les contó a ustedes el lío del cual me salvó, luego de una conferencia en la casa natal de Bolívar, en la que me enfrenté públicamente a alguien que dijo que el Libertador era un tirano.

En mi intervención de ese día traté de argumentar la situación que afrontó Bolívar. Sí, él gobernó realmente bajo dictadura; pero una cosa es una dictadura por necesidad, por obligación, debido a la anarquía, y otra, tiranizar a un pueblo. En una ocasión, le dijo a su pueblo: “No me pidan que hable de libertad, ¿cómo hablar de libertad, si he asumido la dictadura?”.

Frente a aquella tendencia antibolivariana, de descrédito a su figura, comencé a argumentar con datos históricos esa situación. ¡Ah!, entonces alguien dice -una mujer-: “Estos son unos pichones de dictadores”, le
repliqué duro y se abrió el debate. Después se paró un profesor de historia del MEP y defendió mi posición. La novedad llegó a la Academia. Tuve que hacer un informe el domingo por la noche y Pérez Arcay me salvó de aquel lío que hubiera podido costarme la expulsión de la Academia por emitir opiniones políticas.

Cuando Carlos Andrés Pérez me entregó el sable de graduado en la Academia, ya yo traía el acimut, la brújula perfectamente orientada. El Hugo Chávez que entró allí fue un muchacho del monte, un llanero con
aspiraciones de jugador de béisbol profesional. Cuatro años después, salió un subteniente que había tomado el rumbo del camino revolucionario. Alguien que no tenía compromisos con nadie, que no pertenecía a movimiento alguno, que no estaba enrolado en ningún partido, pero sabía muy bien a dónde me dirigía. Como dijo José Ortega y Gasset, “soy yo y mi circunstancia”. Hugo Chávez ya era el hombre y su circunstancia.

LOS PRIMEROS SIGNOS DE REBELDÍA

El dolor disparó en mí muchas cosas. El año 1982 fue de muerte y de vida. Nació mi hijo Hugo. Ascendí a capitán. Fue, también, el año del juramento del Samán de Güere. Ya estaba prácticamente consolidado como militar, después de haber pasado por muchas dificultades, por dudas: me quería ir, no me quería ir…

En la profesión militar, la Orden de Mérito es muy importante. Eres de los primeros o eres de los últimos. Por tanto, ser de los primeros es muy importante para el militar, particularmente para quienes hemos tomado la carrera como un apostolado. Me gradué con el número siete en la Academia, y éramos 67. Sin embargo, llegué a teniente entre los últimos, porque tuve muchos problemas. Como vaticinaría mi abuela, era rebelde pues.

Discutía con los superiores, nunca me quedaba callado. Tuve un lío serio en un campo antiguerrillero, porque vi cómo torturaban a unos campesinos, supuestos guerrilleros, prisioneros de guerra. Les estaban pegando con un bate forrado en una cobija y daban unos gritos tremendos. Se notaba que eran pobres gentes, casi muertos de hambre, flaquitos. Me enfrenté al coronel: “No, yo no acepto esto aquí”, y le quité el bate y lo lancé lejos. Luego el coronel hizo un informe en mi contra, acusándome de haber entorpecido el trabajo de Inteligencia… Llegué incluso a pensar en irme para la guerrilla y hasta fundé en 1977 un ejército: el Ejército de Liberación del Pueblo de Venezuela. Ahora me río cuando lo recuerdo, porque sus miembros no llegábamos a diez.

Después de graduarme en la Academia y pasar por Barinas, formé parte de un batallón antisubversivo, primero en Cumaná y luego en San Mateo, en Anzoátegui. Estudiamos lo que era la guerra subversiva, pero ya yo me lo cuestionaba todo. Creo que desde que salí de la Academia ya estaba orientado hacia un movimiento revolucionario. Andaba muy inquieto, conversaba mucho con Adán y con otros compañeros de la izquierda. A esta influencia, se unió la investigación histórica sobre Maisanta. Todo ello fue alimentando mi sentimiento de rebeldía. En esa etapa comencé a leer a Fidel, Che, Mao, Plejanov, Zamora…, y libros como Los peces gordos, de Américo Martín; El papel del individuo en la historia; ¿Qué hacer? Y, claro, ya había empezado a estudiar profundamente a Bolívar.

Por cierto, algunos de aquellos libros aparecieron en la maletera de un Mercedes Benz viejo y agujereado por los tiros, que encontramos casualmente en un puesto antiguerrillero. El carro llevaba no sé cuántos años allí, arrumado dentro del monte. Agarré aquel botín, recompuse los libros, los mandé a empastar, me los leí y los guardé. Creo que todavía conservo algunos por ahí. Por tanto, me hice un hombre de izquierda a los 21 ó 22 años.

¿Cómo definir políticamente a una persona que se ha declarado maoísta, guevariano, marxista, bolivariano, peronista…?

Sencillamente soy un revolucionario.


¿ALCA O ALBA?

<hr><h2><u>¿ALCA O ALBA?</h2></u>

DECLARACIÓN CONJUNTA CUBA-VENEZUELA



Durante la visita oficial del Presidente Hugo Chávez Frías a Cuba al cumplirse el décimo aniversario de su primer encuentro con el pueblo cubano, se produjo un amplio y profundo intercambio entre el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y el Presidente del Consejo de Estado de la República de Cuba, acompañados de sus respectivas delegaciones. Ambos Jefes de Estado acordaron suscribir los siguientes puntos de vista:


Subrayamos que el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) es la expresión más acabada de los apetitos de dominación sobre la región y que, de entrar en vigor, constituiría una profundización del neoliberalismo y crearía niveles de dependencia y subordinación sin precedentes.

Analizamos históricamente el proceso de integración de la América Latina y el Caribe, y constatamos que este, lejos de responder a los objetivos de desarrollo independiente y complementariedad económica regional, ha servido como un mecanismo para profundizar la dependencia y la dominación externa.

Constatamos también que los beneficios obtenidos durante las últimas cinco décadas por las grandes empresas transnacionales, el agotamiento del modelo de sustitución de importaciones, la crisis de la deuda externa y, más recientemente, la difusión de las políticas neoliberales, con una mayor transnacionalización de las economías
latinoamericanas y caribeñas y con la proliferación de negociaciones para la conclusión de acuerdos de libre comercio de igual naturaleza que el ALCA, crean las bases que distinguen el panorama de subordinación y retraso que hoy sufre nuestra región.


Por tanto, rechazamos con firmeza el contenido y los propósitos del ALCA, y compartimos la convicción de que la llamada integración sobre bases neoliberales que esta representa, consolidaría el panorama descrito, y no conduciría más que a la desunión aún mayor de los países
latinoamericanos, a mayor pobreza y desesperación de los sectores mayoritarios de nuestros países, a la desnacionalización de las economías de la región y a una subordinación absoluta a los dictados desde el exterior.

Dejamos claro que si bien la integración es, para los países de la América Latina y el Caribe, una condición imprescindible para aspirar al desarrollo en medio de la creciente formación de grandes bloques regionales que ocupan posiciones predominantes en la economía mundial, solo una integración basada en la cooperación, la solidaridad y la voluntad común de avanzar todos de consuno hacia niveles más altos de
desarrollo, puede satisfacer las necesidades y anhelos de los países latinoamericanos y caribeños y, a la par, preservar su independencia, soberanía e identidad.

Coincidimos en que la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), propuesta por el Presidente Hugo Chávez Frías en ocasión de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en la isla de Margarita en diciembre del 2001, traza los principios rectores de la verdadera integración latinoamericana y caribeña, basada en la justicia, y nos comprometemos a luchar conjuntamente para hacerla realidad.

Afirmamos que el principio cardinal que debe guiar el ALBA es la solidaridad más amplia entre los pueblos de la América Latina y el Caribe, que se sustenta en el pensamiento de Bolívar, Martí, Sucre, O'Higgins, San Martín, Hidalgo, Petion, Morazán, Sandino y tantos otros próceres, sin nacionalismos egoístas ni políticas nacionales restrictivas que nieguen el objetivo de construir una Patria Grande en la América Latina, según la soñaron los héroes de nuestras luchas emancipadoras
.

En tal sentido, coincidimos plenamente en que el ALBA no se hará realidad con criterios mercantilistas ni intereses egoístas de ganancia empresarial o beneficio nacional en perjuicio de otros pueblos. Solo una amplia visión latinoamericanista, que reconozca la imposibilidad de que nuestros países se desarrollen y sean verdaderamente independientes de forma aislada, será capaz de lograr lo que Bolívar llamó "Formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza que por su libertad y gloria", y que Martí concibiera como la "América Nuestra", para diferenciarla de la otra América, expansionista y de apetitos imperiales.

Expresamos asimismo que el ALBA tiene por objetivo la transformación de las sociedades latinoamericanas, haciéndolas más justas, cultas, participativas y solidarias y que, por ello, está concebida como un proceso integral que asegure la eliminación de las desigualdades sociales y fomente la calidad de vida y una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino.


Suscrita en La Habana, a los catorce días del mes de diciembre de dos mil cuatro. Fidel Castro Ruz - Presidente del Consejo de Estado de la República de Cuba - Hugo Chávez Frías Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.