ARMANDO URIBE ARCE AL PREMIO NACIONAL DE LITERATURA 2004
Por Aristóteles España
Nuestro candidato es el poeta Armando Uribe (Santiago, 28 de octubre de 1933). Uno de los grandes poetas chilenos del siglo XX, su producción se inicia con las obras El transeúnte pálido (1954) y El engañoso laúd (1956). Tiene más de 30 publicaciones en los ámbitos del derecho, la religión, la política, la ficción, la literatura. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua y Académico de la Real Academia de la lengua española. El año 2002 recibió dos veces el Premio Altazor; en poesía con A peor vida y en ensayo: El fantasma de la sinrazón y el secreto de la poesía.
Integrante de la Academia Literaria El Joven Laurel que dirigió Roque Esteban Scarpa en el Colegio Saint George de Santiago, pertenece a la Generación del 50 junto a Jorge Teillier, Enrique Lihn, Efraín Barquero, Rolando Cárdenas, David Rosenmann Taub, Delia Domínguez, Cecilia Casanova, Stella Díaz Varín.
Poeta irónico y desenfadado aborda diversas temáticas relacionadas con el hombre y su existencia. Otro de sus temas preferidos es la permanente desazón del ser humano ante un mundo que se va desvaneciendo por la violencia de quienes detentan el poder en todas sus áreas culturales.
Sus textos, de gran fuerza telúrica se nutren de experiencias de vida y como escenario de sus creaciones aparecen películas de la infancia, viajes, un Chile visto por un cronista apasionado que dialoga con personajes de la historia reciente e impreca, fustiga, con la pasión de quien ama y odia con la misma intensidad su paso por la tierra y quiere construir, dejar un legado, denunciar las barbaries del ser humano que en nombre de Dios, de ideologías, destruyen la naturaleza, quitan la vida sin problemas de conciencia. Su poesía es parca y austera dice la periodista y crítica literaria Sandra Maldonado- se construye con una gran economía de palabras luego de un concienzudo trabajo intelectual. Uribe escribe con inteligencia y a la vez con gracia golpeando la realidad de una manera feroz.
El ensayista Hugo Montes Brunet dijo en el diario El Mercurio del domingo 31 de mayo de 1992, páginas E-14-15, que un grupo de poetas del 50, en conocimiento de la influencia de la vanguardia y la antipoesía, quisieron correr caminos propios, a menudo más tradicionales y menos herméticos que los de la promoción precedente. Los más conocidos son Jorge Teillier, Armando Uribe, Miguel Arteche, Enrique Lihn.
Todos con una cosmovisión propia dieron cuenta de sus angustias, desesperanzas y de las alegrías de sentirse parte de un territorio poético como Chile que reunía a un importante y selecto grupo de autores que se instalaban con sus versos como los grandes de América Latina en los más álgidos momentos de la Guerra Fría. Admiradores de la poesía norteamericana, inglesa, china, francesa, asumían este arte como un Oficio Mayor y trabajaban para consolidar sus voces en un momento en que Neruda, De Rocka, Huidobro y la Mistral eran los ejes indiscutidos de la palabra poética en el continente y cuando ya asomaba Nicanor Parra con sus versos de salón, sus cuecas largas, sus poemas para combatir la calvicie.
La Generación de Armando Uribe es la más señera y cosmopolita en su conjunto que todas las anteriores del siglo XX y su voz como cuerpo debe ser también la más heterogénea y vasta.
Armando Uribe al Premio Nacional de Literatura 2004 es un acto de justicia a su obra, a su consecuencia con la palabra. A una vida dedicada a la literatura. Y ese es el verdadero objetivo de este premio singular y polémico para un país de poetas.
Nuestro candidato es el poeta Armando Uribe (Santiago, 28 de octubre de 1933). Uno de los grandes poetas chilenos del siglo XX, su producción se inicia con las obras El transeúnte pálido (1954) y El engañoso laúd (1956). Tiene más de 30 publicaciones en los ámbitos del derecho, la religión, la política, la ficción, la literatura. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua y Académico de la Real Academia de la lengua española. El año 2002 recibió dos veces el Premio Altazor; en poesía con A peor vida y en ensayo: El fantasma de la sinrazón y el secreto de la poesía.
Integrante de la Academia Literaria El Joven Laurel que dirigió Roque Esteban Scarpa en el Colegio Saint George de Santiago, pertenece a la Generación del 50 junto a Jorge Teillier, Enrique Lihn, Efraín Barquero, Rolando Cárdenas, David Rosenmann Taub, Delia Domínguez, Cecilia Casanova, Stella Díaz Varín.
Poeta irónico y desenfadado aborda diversas temáticas relacionadas con el hombre y su existencia. Otro de sus temas preferidos es la permanente desazón del ser humano ante un mundo que se va desvaneciendo por la violencia de quienes detentan el poder en todas sus áreas culturales.
Sus textos, de gran fuerza telúrica se nutren de experiencias de vida y como escenario de sus creaciones aparecen películas de la infancia, viajes, un Chile visto por un cronista apasionado que dialoga con personajes de la historia reciente e impreca, fustiga, con la pasión de quien ama y odia con la misma intensidad su paso por la tierra y quiere construir, dejar un legado, denunciar las barbaries del ser humano que en nombre de Dios, de ideologías, destruyen la naturaleza, quitan la vida sin problemas de conciencia. Su poesía es parca y austera dice la periodista y crítica literaria Sandra Maldonado- se construye con una gran economía de palabras luego de un concienzudo trabajo intelectual. Uribe escribe con inteligencia y a la vez con gracia golpeando la realidad de una manera feroz.
El ensayista Hugo Montes Brunet dijo en el diario El Mercurio del domingo 31 de mayo de 1992, páginas E-14-15, que un grupo de poetas del 50, en conocimiento de la influencia de la vanguardia y la antipoesía, quisieron correr caminos propios, a menudo más tradicionales y menos herméticos que los de la promoción precedente. Los más conocidos son Jorge Teillier, Armando Uribe, Miguel Arteche, Enrique Lihn.
Todos con una cosmovisión propia dieron cuenta de sus angustias, desesperanzas y de las alegrías de sentirse parte de un territorio poético como Chile que reunía a un importante y selecto grupo de autores que se instalaban con sus versos como los grandes de América Latina en los más álgidos momentos de la Guerra Fría. Admiradores de la poesía norteamericana, inglesa, china, francesa, asumían este arte como un Oficio Mayor y trabajaban para consolidar sus voces en un momento en que Neruda, De Rocka, Huidobro y la Mistral eran los ejes indiscutidos de la palabra poética en el continente y cuando ya asomaba Nicanor Parra con sus versos de salón, sus cuecas largas, sus poemas para combatir la calvicie.
La Generación de Armando Uribe es la más señera y cosmopolita en su conjunto que todas las anteriores del siglo XX y su voz como cuerpo debe ser también la más heterogénea y vasta.
Armando Uribe al Premio Nacional de Literatura 2004 es un acto de justicia a su obra, a su consecuencia con la palabra. A una vida dedicada a la literatura. Y ese es el verdadero objetivo de este premio singular y polémico para un país de poetas.
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Verónica Diaz Sánchez -