CUANDO UN LIBRO ES UN POEMA
CUANDO UN LIBRO ES UN POEMA
Por Andrés Soliz Rada
Hay libros en prosa y libros en verso. El libro Chile versus Bolivia:
Otra Mirada, de Pedro Godoy, es un poema escrito en prosa. Se trata del texto de un chileno chilenísimo, como el autor se define a sí mismo, que considera que lo mejor para su país y su pueblo es adscribirlos al destino de la Patria Grande, soñada por Bolívar, San Martín y OHiggins. Consecuente con este postulado, estima que La Moneda debe devolver a Bolivia su condición de país costero, arrebatada en la Guerra de 1879.
El libro que glosamos (ediciones "Nuestra América" - Santiago) está impregnado del razonamiento preciso y del dato histórico irrefutable, lo que no disimula su inocultable cariño por Bolivia, forjado en sus años de mochilero imberbe, cuando fue tratado por autoridades y gente del país ahora enclaustrado con las consideraciones reservadas a un diplomático de carrera y al amigo al que se retribuye cariño fraterno con cariño fraterno.
Ese viaje, realizado hace más de cuatro décadas, marcó la vida, el apostolado y el pensamiento de Pedro, quien fue articulando su posición socialista y latinoamericana, bebiendo de fuentes tan nuestras como las de Abelardo Ramos, Augusto Céspedes, Gabriela Mistral y Víctor Raúl Haya de la Torre y de obras universales que pasaron por el filtro de su criterio propio. Su desordenada biblioteca de San Ignacio 1341, de Santiago, en la que sólo él es capaz de encontrar inmediatamente el texto que necesita, insufló vida y coherencia, desde hace 22 años, al Centro de Estudios Chilenos (CEDECH), fundado por él junto a Enrique Zorrilla, Leonardo Jeffs, Felipe Herrera, Jorge Barria, y Tomás Pablo.
El CEDECH y Pedro Godoy se fundieron en una sola entidad que, atenta al acontecer cotidiano, celebra alborozada la solución pacífica al conflicto del Beagle entre Chile y Argentina, demanda a Santiago la devolución de trofeos de guerra a Perú y exige que se atienda la demanda marítima de Bolivia. Para conseguir este propósito, todas las tribunas son buenas. Desde las visitas a su país del Sumo Pontífice o del Rey de España o las concentraciones socialistas en
las que se exigía el restablecimiento de relaciones con Cuba. En medio de esas
algazaras, aparecía Godoy planteando que se atienda el reclamo centenario de la
Bolivia enclaustrada.
Chile versus Bolivia: Otra Mirada recuerda que la balcanización costó a la América morena el zarpazo gringo sobre la mitad del territorio mexicano, la segregación de la provincia de Panamá a la República de Colombia, las invasiones a Guatemala, Nicaragua, Haití o Santo Domingo, la anexión abusiva de Puerto Rico o el asalto inglés a las Malvinas. Su formación bolivariana reprueba las acciones perversas de determinadas ONGs que alientan enfrentamientos interétnicos, en lugar de impulsar la interculturalidad, basada en el respeto a lo diverso.
En una de sus recientes reflexiones, Godoy, desde una óptica latinoamericana, se pregunta si el juez español, Baltasar Garzón, tan valiente para enjuiciar a Pinochet, cuya condición sanguinaria, dictatorial y corrupta está fuera de duda, tendrá similar valentía para procesar a George W. Bush, genocida confeso y padrino de torturadores en cárceles de Irak y de Guantánamo.
¿Alguien está en condiciones de responder a este interrogante que también tiene el esplendor de un verso?
Hay libros en prosa y libros en verso. El libro Chile versus Bolivia:
Otra Mirada, de Pedro Godoy, es un poema escrito en prosa. Se trata del texto de un chileno chilenísimo, como el autor se define a sí mismo, que considera que lo mejor para su país y su pueblo es adscribirlos al destino de la Patria Grande, soñada por Bolívar, San Martín y OHiggins. Consecuente con este postulado, estima que La Moneda debe devolver a Bolivia su condición de país costero, arrebatada en la Guerra de 1879.
El libro que glosamos (ediciones "Nuestra América" - Santiago) está impregnado del razonamiento preciso y del dato histórico irrefutable, lo que no disimula su inocultable cariño por Bolivia, forjado en sus años de mochilero imberbe, cuando fue tratado por autoridades y gente del país ahora enclaustrado con las consideraciones reservadas a un diplomático de carrera y al amigo al que se retribuye cariño fraterno con cariño fraterno.
Ese viaje, realizado hace más de cuatro décadas, marcó la vida, el apostolado y el pensamiento de Pedro, quien fue articulando su posición socialista y latinoamericana, bebiendo de fuentes tan nuestras como las de Abelardo Ramos, Augusto Céspedes, Gabriela Mistral y Víctor Raúl Haya de la Torre y de obras universales que pasaron por el filtro de su criterio propio. Su desordenada biblioteca de San Ignacio 1341, de Santiago, en la que sólo él es capaz de encontrar inmediatamente el texto que necesita, insufló vida y coherencia, desde hace 22 años, al Centro de Estudios Chilenos (CEDECH), fundado por él junto a Enrique Zorrilla, Leonardo Jeffs, Felipe Herrera, Jorge Barria, y Tomás Pablo.
El CEDECH y Pedro Godoy se fundieron en una sola entidad que, atenta al acontecer cotidiano, celebra alborozada la solución pacífica al conflicto del Beagle entre Chile y Argentina, demanda a Santiago la devolución de trofeos de guerra a Perú y exige que se atienda la demanda marítima de Bolivia. Para conseguir este propósito, todas las tribunas son buenas. Desde las visitas a su país del Sumo Pontífice o del Rey de España o las concentraciones socialistas en
las que se exigía el restablecimiento de relaciones con Cuba. En medio de esas
algazaras, aparecía Godoy planteando que se atienda el reclamo centenario de la
Bolivia enclaustrada.
Chile versus Bolivia: Otra Mirada recuerda que la balcanización costó a la América morena el zarpazo gringo sobre la mitad del territorio mexicano, la segregación de la provincia de Panamá a la República de Colombia, las invasiones a Guatemala, Nicaragua, Haití o Santo Domingo, la anexión abusiva de Puerto Rico o el asalto inglés a las Malvinas. Su formación bolivariana reprueba las acciones perversas de determinadas ONGs que alientan enfrentamientos interétnicos, en lugar de impulsar la interculturalidad, basada en el respeto a lo diverso.
En una de sus recientes reflexiones, Godoy, desde una óptica latinoamericana, se pregunta si el juez español, Baltasar Garzón, tan valiente para enjuiciar a Pinochet, cuya condición sanguinaria, dictatorial y corrupta está fuera de duda, tendrá similar valentía para procesar a George W. Bush, genocida confeso y padrino de torturadores en cárceles de Irak y de Guantánamo.
¿Alguien está en condiciones de responder a este interrogante que también tiene el esplendor de un verso?
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