CRÓNICAS DE JOAQUÍN EDWARDS BELLO
CRÓNICAS DE JOAQUÍN EDWARDS BELLO
El maestro de Bolívar
Marzo, 1954 (*)
Algunos historiadores creen todavía que don Simón Rodríguez regresó a Caracas después de sus viajes; que lo pasó muy bien en Chile y que murió en Huaymas, o en Huaylas, en marzo de 1854. Nada de esto es verdad. Después de sus viajes, Rodríguez vino a América y le pesó. No quiso ver su ciudad natal. Le era antipática. La tierra nativa no tenía para él atractivos, ni su gente, que le recordaba sus primeros choques. "Los hombres y las cosas de su tierra le eran indiferentes", dice Cova, uno de sus biógrafos.
Rodríguez no murió en Huaymas, ni en marzo, sino en San Nicolás de Amotape el 28 de febrero de 1854. Este villorrio está situado en la provincia de Paita, departamento de Piura en Perú. He escrito esto y no me han leído, quizás porque escribo largo. Me informé en Lozano, en Picón Febres, en Ramón Aspurua y en Eloy González, aparte de diarios y de otros libros referentes al Libertador. En el libro de J. A. Cova, de la Academia de Historia de Venezuela y Ecuador, encontré el dato del lugar de la muerte de don Simón Rodríguez, en la página 181. Dice así: "En el registro de defunciones del Archivo de Amotape se encontró la partida de don Simón, que dice textualmente: Año del Señor de mil ochocientos cincuenta y cuatro, a primero de marzo, yo, don Santiago Sánchez, presbítero, cura propio de la parroquia de San Nicolás de Amotape, en su santa iglesia dí sepultura aclesiástica al cuerpo difunto de don Simón Rodríguez, casta de español, como de edad de noventa años, al parecer, el que se confesó en su entero conocimiento y dijo que fue casado dos veces y que era hijo de Caracas, y la última mujer finada se llamó Manuela Gómez, hija de Bolivia, y sólo dejaba un hijo que se llama José Rodríguez. Recibió todos los sacramentos y se enterró de mayor, para que conste firmo - Santiago Sánchez - Hay una rúbrica".
El 28 de noviembre de 1854, a las diez de la mañana, fueron descubiertos los restos mortales de don Simón Rodríguez dentro de una caja cerrada, en una bóveda de la iglesia de Amotape.
El presidente Leguía, de Perú, en el Centenario de Ayacucho, diciembre de 1924, ordenó que los restos de don Simón fueran trasladados al Panteón de los Héroes, de Lima. En la ceremonia del traslado estuvo presente el embajador de Venezuela en Lima, don Fabio Lozano y Lozano, biógrafo de don Simón y uno de los investigadores que contribuyeron al hallazgo de los restos en Amotape. Del Panteón de los Héroes de Lima fueron trasladados a Caracas. Alrededor de sesenta mil personas asistieron al acto de colocación de los restos en el Panteón de los Próceres, en Caracas, el 28 de febrero de este año, centenario de su muerte.
Respecto de los trabajos de don Simón en Chile, puedo declarar que fracasaron por completo. La Escuela de Valparaíso cerró por falta de alumnos. La de Concepción, a causa del terremoto, que solamente anticipó la clausura. Don Simón decía: "En Chile prediqué en el desierto". No conservó buenos recuerdos de nuestro país, ni de los ministros de nuestro gobierno. (El Maestro del Libertador, por Fabio Lozano y Lozano).
(*) Mitópolis, páginas 159-160.
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