DE ROSTROS Y DE MÁSCARAS
Por Pedro Godoy
CEDECH
No es fácil en política, a veces, distinguir la diferencia entre la cara y el disfraz. Se trata de una comedia de equivocaciones no siempre grata. Hoy los vascos -específicamente minorías fundamentalistas- ante una España perpleja se proclaman nacionalistas. Es, la máscara, tras ella está el regionalismo secesionistas, dicho de otro modo, suplantar la identidad macro por otra micro. Nada más españolísimo que las provincias vascongadas, pero el chauvinismo comarcano es potente. Ya se vió al momento de la Independencia de nuestra América, cada provincia hispana de Ultramar se emancipa respecto a Madrid y se escinde en relación a las vecinas. Ese fue "el laberinto del general" a que alude Gabriel García Márquez.
En Bolivia ya surgen "etarras" domésticos que se proponen defender la "nación camba" de los invasores "coyas"... Eso significa que el disfraz "nacionalista" vuelve a cubrir el rostro del separatismo, es decir, de la balcanización. 15 millones de nuestros paisanos sonríen y muy orondos sentencian: "Bolivia no es un Estado viable", pero no consideran que en la VIII y IX Regiones fermenta el afán de autoderminación de la nacionalidad mapuche. Bastaría un incidente tipo Kosovo y un poco ducho político santiaguino quizás graduado en el Grange o en el Saint George- que señale como terapia adecuada "la limpieza étnica" para que intervenga arma en mano una fuerza equivalente a la OTAN.
Entonces tendremos otra tormenta de viento blanco como en Antuco y el "Ejército siempre vencedor y jamás vencido" -ese que se moderniza en la cabeza con sofisticados equipos que constituyen un despilfarro mientras sus conscriptos carecen de parkas térmicas- tendría que inclinarse porque su poder de fuego es insuficiente. Peor aun, tendremos que aceptar una República de Arauco así como España su República de Euzcadi y Bolivia su República de Santa Cruz y hasta el emirato de Tarija. Imagino que nuestros uniformados saben que los imperialismos operan -respecto al III mundo- fomentado la desmembración. Si lo olvidaron, por favor, recuérdenlo. Lo importante es no confundir rostros con máscaras.
CEDECH
No es fácil en política, a veces, distinguir la diferencia entre la cara y el disfraz. Se trata de una comedia de equivocaciones no siempre grata. Hoy los vascos -específicamente minorías fundamentalistas- ante una España perpleja se proclaman nacionalistas. Es, la máscara, tras ella está el regionalismo secesionistas, dicho de otro modo, suplantar la identidad macro por otra micro. Nada más españolísimo que las provincias vascongadas, pero el chauvinismo comarcano es potente. Ya se vió al momento de la Independencia de nuestra América, cada provincia hispana de Ultramar se emancipa respecto a Madrid y se escinde en relación a las vecinas. Ese fue "el laberinto del general" a que alude Gabriel García Márquez.
En Bolivia ya surgen "etarras" domésticos que se proponen defender la "nación camba" de los invasores "coyas"... Eso significa que el disfraz "nacionalista" vuelve a cubrir el rostro del separatismo, es decir, de la balcanización. 15 millones de nuestros paisanos sonríen y muy orondos sentencian: "Bolivia no es un Estado viable", pero no consideran que en la VIII y IX Regiones fermenta el afán de autoderminación de la nacionalidad mapuche. Bastaría un incidente tipo Kosovo y un poco ducho político santiaguino quizás graduado en el Grange o en el Saint George- que señale como terapia adecuada "la limpieza étnica" para que intervenga arma en mano una fuerza equivalente a la OTAN.
Entonces tendremos otra tormenta de viento blanco como en Antuco y el "Ejército siempre vencedor y jamás vencido" -ese que se moderniza en la cabeza con sofisticados equipos que constituyen un despilfarro mientras sus conscriptos carecen de parkas térmicas- tendría que inclinarse porque su poder de fuego es insuficiente. Peor aun, tendremos que aceptar una República de Arauco así como España su República de Euzcadi y Bolivia su República de Santa Cruz y hasta el emirato de Tarija. Imagino que nuestros uniformados saben que los imperialismos operan -respecto al III mundo- fomentado la desmembración. Si lo olvidaron, por favor, recuérdenlo. Lo importante es no confundir rostros con máscaras.
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