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MIRANDO AL SUR - augusto alvarado

abel posse


PETROANDINA

<HR><H2><U>PETROANDINA</H2></U>

Otro paso para el anillo energético
de América del Sur



Por Causa Popular
Sábado 23 de julio de 2005

El pasado lunes se realizó en Perú la XVI cumbre de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), donde el primer mandatario de Venezuela asumió su presidencia por un año. Hugo Chávez, quién insistió nuevamente en que ganará “la pelea del socialismo” en Venezuela, no detiene su camino hacia la conformación de la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN), y la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). En Lima, el país anfitrión, Colombia, Bolivia, Ecuador y Venezuela, llegaron a un acuerdo para integrarse en torno a Petroandina, una asociación que busca optimizar la utilización de la riqueza en petróleo y gas de la subregión.

La Comunidad Andina de Naciones, que el lunes 18 de julio realizó su cumbre en Lima, acogió una propuesta del presidente Hugo Chávez para que Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia se unan en torno de las enormes reservas de gas y petróleo existentes en esta subregión.

Así como lo hiciera en su propio país a fines del mes de Julio -ver Causa Popular del 2 de julio- con los países del caribe, y la propuesta a estos de conformar PetroCaribe, Chávez aprovechó la Cumbre para interesar en su propuesta de Petroandina, la que él mismo definió como una asociación estratégica de las empresas petroleras de los cinco países. La misma participaría de la “articulación de tres grandes espacios geopolíticos y geoeconómicos en Sudamérica y el Caribe”.

Esos tres espacios son -según lo explicó el mismo presidente venezolano en el final de la cumbre-, el caribe insular, servido por PetroCaribe, ya en marcha; Petrosur, “acordada por Argentina y Brasil”, y la propia Petroandina. Chávez no se anduvo con vueltas y expresó, “Hay que hacer una reunión de ministros de Energía en Caracas ya, si es mañana, mejor” para dar nacimiento a Petroandina, señaló quién asumió como presidente protémpore de la CAN por el lapso de un año.

El mandatario inclusive mencionó varios de los proyectos que podrían empezar a tomar forma o facilitarse por Petroandina. “Uno de los proyectos prioritarios que hemos visto es regular las necesidades energéticas de nuestros países en base al estudio que hagamos de cada uno”, señaló.


5 DE ABRIL: DÍA DE LA AMISTAD CHILENO-ARGENTINA”

<HR><H2><U>5 DE ABRIL: DÍA DE LA AMISTAD CHILENO-ARGENTINA”</H2></U> El Mostrador - 21 de Julio del 2005

Además de actividades orientadas a la cultura y la historia que serán organizadas por institutos educacionales, se entregará un Premio Binacional de las Artes y la Cultura

.

Los cancilleres de Chile, Ignacio Walker, y de Argentina, instituyeron el 5 de abril como el "Día de la Amistad chileno- argentina", durante un encuentro celebrado en el marco de la XXV Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del Grupo de Río que se llevó a cabo en Buenos Aires.

"Hemos coincidido con el ministro Bielsa en solemnizar este compromiso y por lo tanto, instituir el 5 de abril, fecha que corresponde al abrazo de nuestros libertadores San Martín y O'Higgins, el Abrazo de Maipú, como el Día de la Amistad chileno -argentina", explicó Walker.

El canciller explicó que el día será "conmemorado en los institutos educacionales de ambos países a través de actividades recíprocamente orientadas a la cultura y la historia".

La iniciativa fue propuesta por los Presidentes de Chile y Argentina, Ricardo Lagos y Néstor Kirchner, respectivamente, y confirmada por la comisión binacional parlamentaria chileno -argentina en su reciente encuentro en Santiago.

Además, ambos cancilleres concordaron otorgar un Premio Binacional de las Artes y la Cultura, justamente con el propósito de celebrar el Día de la Amistad.

Walker expresó sentirse satisfecho luego de haber sellado este compromiso "esto permite seguir afianzando lazos fraternos y de amistad futura con Argentina".

Además, agregó que "el constituir un día de la amistad entre nuestros pueblos es un paso más en un camino que iniciamos con el Tratado de Paz y Amistad de 1984, y que hoy se refleja en una relación bilateral de curso ascendente".


JOAQUÍN EDWARDS BELLO (1887-1968)

<hr><h2><u>JOAQUÍN EDWARDS BELLO (1887-1968)</h2></u> Autor de numerosas novelas, cuentos y crónicas, Joaquín Edwards Bello nació en el puerto de Valparaíso en 1887. Estudió en el colegio Mac Kay y luego en el Liceo Eduardo de la Barra.

Crítico incansable de las costumbres aristocráticas, grupo al que él mismo pertenecía, desde muy joven Edwards Bello se sintió atraído por las letras. A los 14 años fundó la revista La Juventud y luego El Pololo. Desde 1919 trabajó como periodista en el diario La Nación y colaboró en otras revistas y publicaciones.

A los 23 años publicó su primer libro titulado “El Inútil”. Tal fue el escándalo causado, que el escritor debió escapar del país y viajó a Brasil. Con el tiempo fueron apareciendo nuevos título como “Tres Meses en Río de Janeiro”, “El Roto”, “El Chileno en Madrid” y “La Chica del Crillón”.

En 1932 recibió el Premio Atenea de la Universidad de Concepción, en 1934 el Premio Marcial Martínez y el año 1943 recibió el Premio Nacional de Literatura. Pero Joaquín Edwards Bello no se quedó ahí. En 1958 fue nominado Hijo Ilustre de Valparaíso y un año después recibió el Premio Nacional de Periodismo.

Sin embargo el final de este escritor estuvo marcado por la tragedia. Víctima de una hemiplejia, debió pasar los últimos ocho años de su vida postrado en cama, hasta que el 19 de febrero de 1968 se quita la vida con un disparo.

Otras importantes obras de Edwards Bello son “La Tragedia del Titanic”, “Metamorfosis”, “Valparaíso, la Ciudad del Viento” y “Criollos en París”.


JOAQUÍN EDWARDS BELLO (1887-1968)

<hr><h2><u>JOAQUÍN EDWARDS BELLO (1887-1968)</h2></u> Autor de numerosas novelas, cuentos y crónicas, Joaquín Edwards Bello nació en el puerto de Valparaíso en 1887. Estudió en el colegio Mac Kay y luego en el Liceo Eduardo de la Barra.

Crítico incansable de las costumbres aristocráticas, grupo al que él mismo pertenecía, desde muy joven Edwards Bello se sintió atraído por las letras. A los 14 años fundó la revista La Juventud y luego El Pololo. Desde 1919 trabajó como periodista en el diario La Nación y colaboró en otras revistas y publicaciones.

A los 23 años publicó su primer libro titulado “El Inútil”. Tal fue el escándalo causado, que el escritor debió escapar del país y viajó a Brasil. Con el tiempo fueron apareciendo nuevos título como “Tres Meses en Río de Janeiro”, “El Roto”, “El Chileno en Madrid” y “La Chica del Crillón”.

En 1932 recibió el Premio Atenea de la Universidad de Concepción, en 1934 el Premio Marcial Martínez y el año 1943 recibió el Premio Nacional de Literatura. Pero Joaquín Edwards Bello no se quedó ahí. En 1958 fue nominado Hijo Ilustre de Valparaíso y un año después recibió el Premio Nacional de Periodismo.

Sin embargo el final de este escritor estuvo marcado por la tragedia. Víctima de una hemiplejia, debió pasar los últimos ocho años de su vida postrado en cama, hasta que el 19 de febrero de 1968 se quita la vida con un disparo.

Otras importantes obras de Edwards Bello son “La Tragedia del Titanic”, “Metamorfosis”, “Valparaíso, la Ciudad del Viento” y “Criollos en París”.


EL LIBRO DE MICHELLE

<hr><h2><u>EL LIBRO DE MICHELLE</h2></u>

(“Michelle”, Ediciones Catalonia, Santiago, 2005)



Por Aristóteles España

Este libro reportaje narrado en distintas voces por las periodistas Elizabeth Subercaseaux y Malú Sierra, ambas de reconocida trayectoria en nuestro país y el extranjero, dan cuenta de un personaje femenino, cuya particularidad principal radica en que apareció de la noche a la mañana convertida de pronto en un ícono que rompió los moldes de la cultura machista imperante en la clase política chilena desde la fundación de la república. Michelle Bachelet es entrevistada con rigor y visión de futuro. Las periodistas dan a conocer su perfil humano poco conocido a nivel nacional e internacional sin los estereotipos que abundan en este tipo de géneros literarios (biografías, testimonios, crónicas, alabanzas a personajes del mundo de la cultura, la política, la televisión) que compiten desde hace décadas con la ficción.

Una doctora de niños, experta en epidemiología, proveniente de una cultura de izquierda desde su adolescencia, hija de un general de la aviación, torturado por sus pares, acusado de traición a la patria y muerto en la cárcel por los esbirros de la dictadura militar. Esta mujer que llegó a ser Ministra de Salud y Defensa en el tercer gobierno de la Concertación se ganó un espacio en la historia del país recorriendo hospitales, juntas de vecinos, pasando revista a las tropas de las FFAA arriba de tanques y aviones y que logró reivindicar el rol de la mujer en un momento de la historia en que los cargos públicos, privados, legislativos, están en manos de personeros que llevan en sus puestos durante décadas sin abrir espacios legítimos a las generaciones de recambio. La irrupción de Michelle en este escenario cambió la fisonomía del país en todos sus ámbitos, ya sea para sus adherentes o adversarios.

El libro no contiene peroratas ideológicas ni políticas, tampoco da recetas de cómo se deben comportar las mujeres en los escenarios públicos. Simplemente cuenta su infancia de clase media, rodeada de amigos que luchaban por un mundo mejor en la década del 70, su afición por la guitarra y las canciones de moda, los días aciagos del golpe de estado, la prisión junto a su madre Angela Jeria en Villa Grimaldi, los duros instantes del padre muerto sin tener donde enterrarlo porque su institución, la masonería, y todos aquellos que fueron sus amigos simplemente se borraron del mapa. Luego el exilio en Australia, Alemania, sus estudios de medicina en este último país, su militancia en la Juventud Socialista, sus amores y desamores como toda persona que es capaz de enfrentar los avatares de la vida cotidiana que no es color de rosa como caricaturizan los diarios de la derecha chilena con las fotos en colores de sus modelos y parlamentarias.

Una de los capítulos más emotivos es su estadía en Villa Grimaldi, la visita intempestiva del General Manuel Contreras y el recuerdo de sus compañeras de celda, Lucrecia Brito, Patricia Guzmán, María de los Angeles Salinas Farfán, Mónica Villanueva, que tenía 16 años, una dentista cuyo nombre se le escapa, María Eugenia Ruiz Tagle y la primera mujer de Alvaro Covácevich. Se ayudaban mutuamente después de las sesiones de interrogatorios. Michelle atendía a las gravemente heridas. Algunas de ellas le contaron que los días de año nuevo fueron violadas por militares borrachos. Ambas estaban embarazadas de siete y ocho meses. Todas tenían miedo. Cuando se abría la puerta de la celda tenían terror. Ese el mérito de este libro. Que logra transmitir emociones, sentimientos. Nadie puede quedar indiferente. No es un texto de propaganda como los que abundan en períodos como el actual. Es un texto para comprender desde un ángulo escritural diferente la vida de cientos de mujeres olvidadas que soportaron las mismas pesadillas de esta doctora en niños que tiene una cabaña en un lago y que puede ser la primera Presidenta en este remoto país así como Gabriela Mistral fue la primera mujer latinoamericana en obtener el Premio Nóbel de Literatura años antes que sus pares en Chile le otorgaran el Premio Nacional.

El texto tiene fotografías de distintas etapas de su vida, la reproducción del manuscrito que el General Bachelet envió a su esposa desde la cárcel pública de Santiago el 22 de febrero de 1974, días antes de su muerte. Y a lo lejos, en medio de la lectura de este libro se escucha el ruido del avión que las condujo junto a su madre al exilio, su paso (en el avión) por Isla de Pascua, las islas Fiji, y la llegada a Sydney donde su hermano Betingo y Patti, su esposa, los esperaban en el aeropuerto. Los abrazos, el saludo del gobierno, del parlamento. Eran las primeras exiliadas chilenas en Australia. El resto, ya es historia.


PETROAMÉRICA

<hr><h2><u>PETROAMÉRICA</h2></u>

Una verdadera opción alternativa


Por Marcelo Colussi
Rebelión
- 2 de Mayo de 2005

'Los Estados Unidos [...] parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias en nombre de la libertad', decía en el año 1829 Simón Bolívar; sus palabras sin dudas eran premonitorias. Hoy, cerca de dos siglos después, vemos cómo esa intuición es una cruda realidad: la unidad regional reclamada por el Libertador en los albores de los nuevos Estados recién independizados de la corona española nunca llegó. Por el contrario, la dispersión -absurda en muy buena medida- en repúblicas separadas con que Latinoamérica vivió desde su formal independencia no ha sido sino una manera de facilitar al país del norte su papel de potencia hegemónica a nivel continental: 'América para los americanos', del Norte, claro está.

La integración sigue esperando, y en ella puede anidar una de las claves del postergado desarrollo para la región. La actual receta de Washington de un área integrada de libre comercio -el proyecto del ALCA- ni es 'integración', ni es 'libre'. Es él, simplemente, un nuevo mecanismo de recolonización tendiente a seguir manteniendo en el tiempo la dependencia y sumisión de Latinoamérica respecto a su vecino del norte. Pero otro tipo de integración es posible. Surge así Petroamérica.

Petróleos de América o Petroamérica es el proyecto de creación de una empresa multinacional que estaría conformada por el conjunto de empresas energéticas estatales de la región latinoamericana y el Caribe: Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Petróleos de Venezuela (PDVSA), Empresa Nacional de Energía de Argentina (ENARSA), Petróleos de Brasil (Petrobras), Petróleos de Ecuador (Petroecuador), Cupet de Cuba y Petrotrin de Trinidad y Tobago, a las que se adscribirían nuevas refinerías y gasolineras donde se comercializarían los productos refinados en naciones no productoras de hidrocarburos. Este emprendimiento -que controlaría el 11,5 % de las reservas mundiales de crudo y podría influir decisivamente en el mercado mundial de la energía dominado hoy día por pocos oligopolios, estadounidenses en su mayoría- estaría destinado a atender proyectos de inversión que promuevan la integración energética del área, al par que garantizaría el incremento del valor agregado del petróleo crudo y del gas con la producción de subproductos petroquímicos necesarios para impulsar un genuino desarrollo sostenible y no dependiente para toda América Latina y el Caribe.

La idea no es nueva; ya en 1995 los presidentes brasileño Fernando Henrique Cardoso y venezolano Rafael Caldera esbozaron la iniciativa. Fue recientemente el mandatario venezolano Hugo Chávez, al calor del proceso de la Revolución Bolivariana que conduce, quien relanza el proyecto. Debemos 'unir nuestras empresas para no estar compitiendo entre nosotros y que nos sigan dominando' manifestó, propiciando así una integración alternativa a la que propone Washington por medio del ALCA.

Integrarse en lo energético promueve la creación de un bloque que, a partir de la fortaleza política que puede ir ganando, servirá como estímulo para un desarrollo no dependiente y que despliegue una lucha abierta contra la pobreza en que se sume la región. En otros términos: una integración no para el libre comercio sino para la solidaridad entre los pueblos, una integración no para el beneficio de las grandes empresas privadas sino en favor de las poblaciones.

La visión más amplia de la integración energética plantea la racionalización y el aprovechamiento de las otras fuentes de energías renovables, tales como las hídricas, la eólica, el sol, la biomasa, etc. De allí que no se trate sólo de atender proyectos en el área de los hidrocarburos sino del conjunto de posibilidades energéticas, considerando las características y requerimientos de las diversas zonas que serían servidas a través de Petroamérica. Al conservar la energía no renovable para ser utilizada como insumo para atender las zonas urbanas en la producción de alimentos, fertilizantes, medicinas, etc., se estaría impulsando la inversión de capital privado, especialmente el capital nacional y de los distintos Estados, para así generar el necesario estímulo al empleo productivo. Las relaciones con las empresas privadas de la energía -corporaciones transnacionales, la gran mayoría con casa matriz en los Estados Unidos- se definirán en cada caso a través de la empresa socia de Petroamérica y de los Ministerios de Energía y Ambiente de los países de la región.

Integrarse, unirse -vaya novedad- es saludable; hoy día asistimos a un creciente proceso de integraciones en los ámbitos políticos y económicos: grandes empresas que se fusionan, países que establecen bloques, continentes enteros que se fortalecen por medio de uniones. En definitiva ése era el sueño bolivariano: la creación de una patria grande entre todos los países liberados de la corona hispánica, única garantía para crecer con solidez. El sueño no pudo realizarse hasta ahora, pero la actual Revolución Bolivariana que está teniendo lugar en Venezuela -proceso popular, genuinamente democrático, con amplia participación de los sectores sociales postergados por años- tiene como uno de sus principios primeros la integración latinoamericana, vía para el crecimiento sostenible y equitativo. 'La República promoverá y favorecerá la integración latinoamericana y caribeña, en aras de avanzar hacia una comunidad de naciones, defendiendo los intereses económicos, sociales, culturales, políticos y ambientales de la región. La República podrá suscribir tratados internacionales que conjuguen y coordinen esfuerzos para promover el desarrollo común de nuestras naciones, y que garanticen el bienestar de los pueblos y la seguridad colectiva de los habitantes', dice el Artículo 153, Sección V, Capítulo I, Título IV de su Constitución de 1999.

En esa lógica de integración solidaria, entonces, se inscribe la creación de Petroamérica. El desafío está abierto; los latinoamericanos (e incluso los no latinoamericanos) que apostamos por este camino, por la vía de la solidaridad y de la equidad, tenemos así un interesante trabajo por delante.