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MIRANDO AL SUR - augusto alvarado

literatura


GUIOMAR CUESTA ESCOBAR

<h1><u><hr>GUIOMAR CUESTA ESCOBAR</h1></u>

ESCRITORA COLOMBIANA

Presentación: Aristóteles España

Guiomar Cuesta Escobar (Medellín, 1950), poeta y miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua, Bogotá, 2004, visitó  Chile a fines del 2005,  para participar en un encuentro internacional de escritores realizado por la Corporación Cultural de Chañaral, organizado por el escritor Omar Monroy, y la Universidad de Atacama, Copiapó.


Autora de “Mujer América” (1978); “Cábala: Círculo madre tierra” (1989); “Bosque de metáforas” (1991); “Desde nunca” (1995); “”Ceremonia del amor” (1995); “Doble sonoro” (1996); “Amantes de la lluvia” (1996); “Maderadentro” (1997); “Jaramaga” (2001); “ Fuego cruzado” (2002); Huracán de luz” (2004); “Concierto de amor a dos voces” (2005), en colaboración con Alfredo Ocampo Zamorano.
 

Guiomar Cuesta obtuvo el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe “Gabriela Mistral”  como homenaje a su vida y obra y publicada en París por “Cóte-Femmes”, Editores.  Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá  en 1977.

SELECCIÓN DE POEMAS

AL PIE DE TU POEMA
 

Cuántas veces

Siendo aún muy niña
Contuve el aliento
Descendí en la oscuridad
Hacia una remota memoria

De océanos y batallas

Reconocí
La presencia
De tu amor
Fuerza incontenible
En tu palabra
 

Antes de ti
Un monstruo sin cabeza
Me dejaba tendida
En medio del bosque
Como si de nada valieran
Mi voz y mi esperanza
 

Oscuridad vencida
Visión en púrpura y oro
A las puertas de la muerte.


ÁRBOL ETERNO

“La música nos sacia cuando el cuerpo
 en río transparente de pupilas
hace del otro cuerpo un solo cuerpo”
Alfredo Ocampo Zamorano


…hacia la tarde del amor, completa,
con la rosa de fuego, en vuestra mano”
Antonio Machado

Mi árbol se ahonda

En tu palabra
Raíz por la tarde
Soledad de un ayer
En el poema

Voy
Por un río transparente
A tu pupila
 

La tarde se hace amor
Violín de fuego
Entre las manos

Latitudes siderales
Del espíritu

Eternidad
Clímax de esta pasión.

HOJA TRAS  HOJA

El océano ha derrotado

La penumbra
Ahora nacen las mañanas
Preñadas de palabras

El sol tiñe las playas
Y la fuerza de su marea
Sobre el árbol
Arroja jacintos
A este nuevo verano

Arranco
-fallidos intentos-
hoja tras hoja
de mi pasado

Un sol templario
Nos azoga
Plenitud del deseo

El paisaje se devora
Las ventanas
-verde en la borrasca
de otros Andes-
que nos trae al galope
por sus indomables nieves

Rudo incendio
-cóndores en pleno vuelo-
sol entre los muslos
amantes que viven
este otro diluvio.

SOL DE MEDIANOCHE

Zarpé sin rumbo

Hacia lejanas
Y vastas regiones
Tengo la edad
De los glaciares
Del Artico
Depuré los límites
Viví de los secretos
Que iluminan los cristales
Lágrimas que me deshicieron
Hilo a hilo
Avida por fuera
Y desolada por dentro
La palabra se congeló  en el aire
Escapó llevada por el tornado
Se acrisoló al fuego
Y me aferré a esa antorcha
Que jamás se extingue
Sol de medianoche.

 


GLORIA MENDOZA BORDA

<hr><h1><u>GLORIA MENDOZA BORDA</h1></u>

LA POETA DE LOS ANDES DEL SUR

Presentación de Aristóteles España

Gloria Mendoza Borda, nacida en Puno, 1948 (Perú), estudió Letras en la Universidad San Antonio Abad de Cusco y Educación en la Universidad  San Cristóbal de Huamanga. Poeta desde temprana edad, perteneció al Grupo Carlos Oquendo de Amat, de Puno. Ha publicado poemas y ensayos en distintos periódicos y revistas del Perú y ha sido expositora en eventos literarios realizados  en Uruguay, Chile, Puerto Rico y en distintas universidades peruanas. Ha Editado los siguientes libros de poesía: “Wilayar” (Cusco, 1971); “Los grillos tomaron tu cimbre” (Cusco, 1972); “Lugares que tus ojos ignoran” (Estados Unidos, 1985); “El legendario lobo” (Lima, 1997); “La danza de las balsas” (Lima, 1998); “Dulce naranja dulce luna” (Lima, 2001). Actualmente es profesora en la Escuela Superior de Arte Carlos Baca Flor, de Arequipa. Visitó Chile en el marco del X Encuentro Internacional de Escritores  realizado en Chañaral y en la Universidad de Atacama, Copiapó, en el mes de noviembre del presente año.

He aquí uno de sus poemas:


LAS EMBARCACIONES DE EPIFANÍA SUAÑA

El agua es el espejo de nuestra conciencia.
Yasuko Notoy Naito (Chile)


Mi nombre es Epifanía Suaña
con los años
mi nombre crece en el agua
mi nombre
está poblado
de manzanilla
danza
de peces y olas
el legendario Titicaca
enmascaró mi rostro
el agua
guarda mi nombre
junto a los helechos
en la límpida orilla
de Puerto Puquis
en las pequeñas embarcaciones
que atravesaron mi infancia
el río
serpiente y ave
retiene mi nombre
en el susurro de los eucaliptos
soy Epifanía Suaña
venida de Puerto Puquis
una kantuta profunda
alegra mi camino
busqué
mi nombre
en el trébol
el frío
quemó mis trenzas
mis manos
son balsas de agua
dulce catarata
señala días especiales
el recuerdo wala wala
de madre y niño
esculpidos en piedra
compuerta de Ayabacas
mi nombre gira en la paja brava
mi nombre piedra eterna
en el lago
en los putucos
que cobijaron
mi adolescencia
para seguir viviendo
no basta el presente
hoy en la urbe
la lejana brisa
enciende llamas en mis ojos
carajo
soy Epifanía Suaña
venida de Puerto Puquis.

 


TERRITORIO DEL SUEÑO

<hr><h1><u>TERRITORIO DEL SUEÑO</h1></u> de Roberto Contreras Olivares
(Mosquito Comunicaciones, Santiago, 2005)

(El disfrute de esas mañanas)

 

Por Stella Díaz Varín

Presentación de Aristóteles España

Santiago, diciembre de 2005

Muy presente en la memoria está el disfrute de esas mañanas recién amanecidas recién amanecidas cuando el estudiante de secundaria entonces, interrumpía mi trabajo escritural de periodista  free lance destinado al entretenimiento de un matutino local.

Confieso que esperaba su llegada con no poco interés porque su visita significaba mi desayuno como cosa segura. Alicia, su madre y mi amiga de tantos años, se encargaba de que así fuera.

Hermosa la compañía, esa cálida amistad enriquecía mi soledad. Por algunos momentos cesaba el estrépito de mi arcaica máquina de escribir, mientras, entre sorbo y sorbo de café –del verdadero-, Roberto ordenaba las cuartillas centimetradas que yo por la urgencia, siempre amenazante, desparramaba sobre la mesa.

Con paciencia admirable el joven poeta esperaba hasta que la última página pusiera fin al artículo, al cuento semanal, a la columna, para que, con gran timidez, se atreviera a entregarme su último poema.

Así, de  manera mágica fueron sumándose diariamente sus reflexiones, sus inquietudes adolescentes, el deseo imperioso por llegar al encuentro con el verbo y su comunión definitiva, hasta confirmar su lugar en el territorio del sueño. 

Un buen día hablé con Alicia y le conté, entusiasmada, sobre la afición y sensibilidad de mi amigo. Ella ya lo sabía.

-Estoy más que feliz – me dijo-, aunque algo inquieta ya que su padre se empeña en que se dedique por entero a sus estudios de leyes. Tú me comprendes –agregó- él quiere lo mejor para su hijo. Quién más que tú conoce la incertidumbre y la difícil vida de los poetas.

Y pasaron los años. Dejamos de vernos con el joven poeta. Eran tiempos oscuros y destemplados. Cada cual habitando su propio nicho.  Terminados sus estudios, Alicia vino a verme. Quería hacerle un regalo a su hijo.

-Debemos darle una sorpresa- me dijo con entusiasmo-: Publicar sus poemas y que escribas algo.

Sin embargo, sus deseos se postergaron. Otra vez el tiempo, inmanejable, tirano e insensible…

Ahora, cuando su ternura, la magia de su amistad generosa la conservamos en el recuerdo por que ella se nos ha ido de nuestro lado, es su hijo quien le regala  su palabra florecida.

Los espacios del sueño son recurrentes en la poesía de Roberto Contreras. En realidad  un permanente tono onírico se adueña de la escritura. La vaguedad de las metáforas finamente construidas  nos conducen a una vigilia reflexiva.

Pero también hay una certeza en el decir que imprime fuerza a las imágenes. La voz de este poeta pretende la unicidad tan poco frecuente en la obra primaria de las jóvenes generaciones.

Esperamos de las realidades vitales incentivos que permitan a los hombres seguir soñando.

Roberto Contreras Olivares (Santiago, 1954),  cursó estudios secundarios en el Liceo José Victorino Lastarria,  y estudió Derecho en la Universidad Católica de Valparaíso. Se recibió de abogado en 1987. Fue premiado en el concurso de poesía “El hombre y el mar” organizado por la Federación de Estudiantes de dicha Casa de Estudios. Actualmente es Ministro de la Corte de Apelaciones de San Miguel, Santiago.

Stella Díaz Varín, (Agosto de 1924) es una de las más importantes poetas de Chile y Latinoamérica. Autora de “Razón de mi ser” (1949); “Sinfonía del  hombre fósil (1953); “Tiempo, medida imaginaria” (1959); “Los dones previsible” (Premio Pedro de Oña, 1987); “La arenera” (1993); “De cuerpo presente” (1999). Traducida a varios idiomas, acaba de ser editada en La Habana en una Colección de Clásicos de la Poesía Contemporánea.


LA ENTERA NOCHE LLENA

<h1><hr><u>LA ENTERA NOCHE LLENA</h1></u>

HUELLA E IMPRESIONES SOBRE LAS PALABRAS DE UN POETA DE LENGUAJE MAYOR

Palabras del escritor Gregorio Angelcos en la presentación del libro “La Entera Noche Llena” de Aristóteles España.

Este poemario da cuenta de los ritmos y los tiempos de conciencia de un poeta que se vincula con la realidad desde su naturaleza humana más profunda y más intensa. En un tiempo donde se privilegia y se recrea el vacío, resplandecen con potencia las imágenes expresadas simbólicamente a través del lenguaje como género mayor, y las palabras como expresión particular de una dimensión existencial, y por tanto, en una atmósfera de filosofía y causa, por una parte; y de creación artística vinculada al valor de lo estético, de lo crítico, de lo político, por otra, y de la vocación a veces consciente y en otras espontáneas, como provenientes de su esencialidad más íntima, de un aprecio premeditado por los valores que sustentan los principios de una necesidad de vida con mayor intención y aprecio por lo humano como imperativo categórico.

Una visión de la vida que no evade la problemática que subyace como subtextos, latente entre los vericuetos alienantes de una modernidad materialista, alienada por los objetos que nutren las debilidades y las vanidades de nuestro tránsito cotidiano por una ciudad que nos propone una ceguera y una esterilidad frente al asombro y de que paso nos invita a castrar nuestras propias emociones.

Aquí la materia predominante es el hombre, un hombre que sintetiza las contradicciones de una interacción homogénea y pálida de otros hombres con sus propias crisis. La realidad para Aristóteles España no es una anécdota que transcurre de manera efímera por su piel ni menos por su percepción sensible de los datos que procesa fotográficamente y archiva en su imaginario, para luego reinventarlos como dilemas en sus poemas.

El tiempo real del poeta no es el tiempo objetivo, nada es cronológico y desechable porque es capaz de trascender al olvido, la desmemoria no existe, curiosa pero atractiva paradoja. Es parte de una acción vital.

Tiempo y espacio específicos son atrapados por su observación de los acontecimientos, captando cada uno de los detalles con el rigor artístico de una pintura de Cezanne;  entonces reconstruye los escenarios de la muerte, los sabores agrios y ácidos del desamor, la subcultura patética y traidora de la política que conspira desde los salones de las oligarquías para hacernos sentir el peso de la noche. Una noche que nos conmueve por sus misterios más sórdidos, que penetra en nuestro inconsciente colectivo y que paraliza nuestro inconsciente personal con la presencia del miedo.

“LA ENTERA NOCHE LLENA” desentraña aspectos que develan la personalidad de un poeta intransigente y en estado de vigilia constante, ningún segundo está destinado a la distracción paisajística, o a uno que otro vericueto decorativo. Y aunque nada le es indiferente, a través de sus versos se expresan con una fuerza antropocéntrica: el dolor, el odio, la nostalgia, el deseo contenido, el rechazo a ciertas obviedades y a la intrascendencia como estilo de vida.

Cuando España alza su voz poética lo hace con decisión, con convicción, por instinto, haciendo uso íntegro de su naturaleza animal, pero al mismo tiempo por su naturaleza racional, y por su condición emotiva y su sólida condición poética. Se conjugan en estos versos, el nervio agudo y la sangre que circula a exceso de velocidad por sus venas, y que le insufla el corazón hasta convertirlo en una metáfora dispuesta a explotar por todos sus sentidos.

 2

El resultado de este proceso es simplemente el nacimiento de un nuevo poema que proyecta una verdad en torno a un hecho o una circunstancia imperecedera en su lógica, y permanente y viva en el universo de los textos y los conceptos, visible y sustancial entre tanto contexto y lenguaje muerto desde la insuficiencia de su propio origen.

Visión, olfato, audición y papilas gustativas forman parte de la multidimensión  con que aprehende el poeta los sucesos y los excesos de la conducta humana en períodos de la  historia y o en su dinámica cotidiana. Luego aparece el talento y su dominio para transformarlo en creación. En palabras sencillas Aristóteles España se la puede, y dada la calidad de su obra podemos afirmar con certeza que estamos frente a uno de los poetas más sobresalientes de su generación.


OTRA COSA ES CON GUITARRA

Entre los múltiples mitos urbanos que circulan entre el imaginario popular se hace referencia principalmente a tres. “la bandera chilena es la más hermosa del mundo”; “luego viene “el himno nacional que tiene similar calificación” y finalmente: “Chile, tierra de poetas”. Bajo esta última premisa se vienen atrincherando un sinnúmero de francotiradores que de un día para otro, compran un lápiz de pasta importado de Taiwán y rescatando las hojas de un cuaderno de matemáticas o de otra materia de enseñanza que quedaron vacías, se atreven a perpetrar la herejía de escribir un poema, luego viene otro, y así se inicia el ambicioso camino para proveerse de una cierta identidad. Después de un breve recorrido se presentan ante los demás con un cierto aire de superioridad, enfatizando su condición de poeta. A partir de ese instante deterioran la imagen histórica que la sociedad tiene de sus vates, contribuyendo con su presencia a la creación en serie, como si la poesía se tratase de otro producto de consumo que se vende en los supermercados. Libros editados por herejes que entendiendo que su proyecto es el negocio editorial, publican y publican una especie de escoria literaria que no resiste ni el más mínimo control de calidad, pero que sin embargo deambula y vegeta entre eventos, recitales, o cualquier otro espacio donde se intente afectar la honorabilidad de una poesía sólida y bien estructurada. Por esta razón y dado que no es posible instalar la censura para evitar la reproducción de lugares comunes escritos en versos, es necesario diferenciar entre poetas con minúscula y poetas con mayúscula, poetas y poetitas, o hablante líricos y hablantes cínicos disfrazados de poetas.

Regresando a Aristóteles España y a su libro “LA ENTERA NOCHE LLENA” es necesario agregar que su poesía está diseñada con una gran solidez estructural, porque  si bien es cierto que, se trata de una poesía que evade las convenciones y normas de la poesía tradicional, hay detrás del verso una fonética de un ritmo dinámico, fluido, que permite que el lector se desplace con su vista y aprecie el sonido inaudible pero receptivo, en el silencio de la lectura personal.

 Otro concepto que la caracteriza es el de la originalidad de sus imágenes poéticas, con frecuencia encontramos versos inéditos, propios de la imaginación y sensibilidad artística del autor, y es grato aceptar que no especula con las palabras, siempre el texto tiene una clara coherencia dentro de la libertad con la que se construye una catedral poética, o un pan amasado con las manos y la sabiduría de una mujer campesina. 

3

Están siempre presente los olores y los sabores, y la solemnidad de un templo que nos invita a la meditación y al respeto telúrico. Del poema “Detalles de la decadencia” cito algunos versos sueltos, que perfectamente podrían constituirse en otra unidad poética, porque estos poemas permiten la articulación de nuevos contextos, lo que los hace gravitantes independientemente del ordenamiento vital con que los estructuró el autor.

“Es el tiempo de los espejos que caminan / es el tiempo de la utopías escondidas en el armario / el tiempo de los ejércitos sin hipótesis ni balas / el de los cristos hechos a la medida del paciente”.

Los primeros tres versos corresponden al inicios de tres estrofas de “Detalles de la decadencia” y el último cierra el poema propiamente tal;  sin embargo, podrían perfectamente constituir, como lo señalaba, un nuevo texto, que además se destaca por la certeza y enigma de algunas de sus  imágenes.

¿Por qué  “es el tiempo de los espejos que caminan o el tiempo de los ejércitos sin hipótesis ni balas?”. Compleja pero atractiva misión de los lectores inteligentes que les interese descifrar el misterio de lo que a veces el poeta dice  sin decir.

Finalmente, es imprescindible e ineludible hacer mención de las ideas expuestas a través de sus poemas por el autor. Hay peso en su argumentación poética, sólidos conocimientos y una cultura sustentada en sus estudios y lecturas sistemáticas, una aprehensión de la historia del país, un bagaje de experiencias vividas al límite y que van desde sus propios dolores, cárceles, exilio, hasta sus propias decepciones, desamor, desencanto, desprecio y a veces odio; sin embargo, todo este poemario está atravesado por una constante, el optimismo y la proyección marcada con amor en su destino venidero.

 Página 9, un verso breve, sencillo, que completa su hemisferio masculino: “Para Mylene, el amor, el agua, los tiempos que vienen”.


LA GAUCHADA

<hr><u><h1>LA GAUCHADA </h1></u>

Germán Altamirano

(Cuento)

Incapaz de ocultar su malestar, el ofuscado taxista alcanzó el teléfono a su colega aquella brillante mañana de primavera:

"¡Otra llamá pa’ vos Alfonso... la tercera de esta mañana! ¡Esto ya parece carrera’e botes...!"

"Gracias turco... ¡no te enojís puh hue’on...!

Alfonso Parra Donoso llevaba más de tres años como propietario de un moderno taxi que operaba en el paradero de la "Plaza Condell" en el puerto nortino de Iquique. En poco más de cinco meses y medio terminaría de pagarlo. La vida había sido difícil y dura para el joven taxista, especialmente durante los primeros años cuando era un simple chofer. Entonces había trabajado largas horas ganando un sueldo escaso que apenas le permitía mantener a su joven mujer y a un hijo recién nacido. En algunas oportunidades se vio obligado a hacer algunos negocios ilícitos envolviendo "coca". Tenía que mantener a su familia de alguna manera.

Gracias a su habilidad para administrar su escaso ingreso, después de poco más de cinco años adquirió un coche nuevo. Algunos parientes avalaron el préstamo y se endeudó "hasta los huesos", jugándose entero en la inversión de su taxi nuevo. Felizmente para Alfonso y los suyos todo resultó bien.

Sus primeros años como dueño de taxi fueron difíciles, pero últimamente las cosas marchaban mucho mejor y resultarían mejor aún una vez que su auto estuviese pagado. Durante el último año, había logrado ahorrar suficiente dinero para pagar la cuota inicial de una casita y por el momento el saldo de su cuenta de ahorro seguía aumentando. Parecía que la vida tomaría un vuelco positivo para el esforzado Alfonso. Se lo merecía pues era trabajador, excelente marido y padre; no tenía vicios. Las mujeres habían sido siempre su única debilidad pero desde que su esposa se enteró de su último idilio, Alfonso cambió por completo al comprobar cuanto había herido a su fiel compañera. Aún joven a los treinta años, el futuro de Alfonso se avistaba muy prometedor. Su sueño era adquirir dos o tres taxis nuevos y entonces no tendría que manejar, solamente administrarlos.

"Chao m’hijito... que le vaya bien. Cuídese mucho mire que no sé por qué he estado nerviosa todo el día... tuve un sueño tan re’feo..."

"No se preocupe m’hija... ¿qué puede pasar? No piense así," despidiéndose con un beso.

Contento, ese día de primavera, Alfonso fue a pagar la patente de su taxi. También fue a mirar unos neumáticos nuevos a la "Importadora Tassara". Aunque todavía no necesitaba los neumáticos, Alfonso prefería anticiparse a cualquier situación. Era cauteloso en especial tratándose de su carro. Después de todo, el taxi era el que ponía el pan en la mesa y la razón de todo el progreso que él y su familia empezaban a disfrutar.

"Cuando quieras te doy los neumáticos, tú sabes que aquí tienes las puertas abiertas...," le aseguró el dueño.

"Gracias Tito, te pasaste..."

Astuto para el negocio, Alfonso distribuía tarjetas de negocio entre sus clientes. En ellas, además de su nombre y los teléfonos de su casa y del paradero, incluía un atractivo descuento. De esa forma había conseguido muchos viajes fuera de la ciudad. A fin de conseguirlos, a veces no le cobraba a algunos clientes claves. En la gran mayoría de los casos, la retribución posterior era mayor que el costo inicial.

Como propietario, ahora manejaba solamente media jornada. Trabajaba lo que él consideraba el mejor horario, de las siete de la mañana hasta las dos de la tarde. Entonces entregaba el vehículo a su chofer quien era muy responsable y honesto. Alfonso trataba bien a su ayudante y le pagaba un poco más de lo normal. Pocho le retribuía demostrando honestidad, cuidándole el carro con esmero y generando más utilidades para el justo patrón.

Una vez cumplidos los trámites relacionados con su carro, Alfonso se dirigió al Banco Español a depositar su ingreso diario para después visitar una oficina de bienes raíces.

"Gracias señor Ahumada... Hasta mañana...," agradeciendo con amabilidad al cajero.

Hacía tiempo que conversaba con un tasador de propiedades acerca de una casita. Todavía no se lo había hecho saber a su mujer, sería una sorpresa. Terminados sus quehaceres regresó al paradero a reemplazar a Pocho quien, generosamente había cubierto su turno al volante, permitiéndole a Alfonso el tiempo libre necesario para hacer sus negocios.

"Háceme caso Pocho, no seai hue’on... Ahorra tu plata poco a poco, como se pue’a y en cuanto sea posible comprai tu taxi... Si es necesario, yo te ayudo..." No era la primera vez que Alfonso aconsejaba a Pocho; era sincero.

"Gracias Alfonso, te voy a hacer caso..."

"Gracias a ti por cubrir mi turno..."

Alrededor de las once de la mañana, Alfonso tomó un pasajero que se dirigía a las afueras de la ciudad; era una buena carrera. Entretuvo a su cliente con su amena e interesante conversación durante la mayor parte del trayecto, ello le permitió obtener una generosa propina.

"Gracias patrón. Ya sabe, si necesita regresar al centro me llama nomás y le damos un buen descuento; aquí tiene mi tarjeta..."

Mientras regresaba al paradero y encontrándose aún en las afueras de la ciudad, abruptamente interrumpió su alegre silbar con que acompañaba una popular canción que escapaba de la radio al notar a un chico mugriento y vestido con harapos. El pequeño no podía tener más de diez años y llevaba cargado a su espalda un enorme saco que doblaba por completo su cuerpo débil. Rápidamente, Alfonso se acercó y deteniendo su vehículo al lado del muchacho, cordialmente le preguntó:

"Hey, chiquillo, ¿pa’onde vai con semejante carga...?" El niño le miró con desconfianza, respondiendo en voz baja.

"Pa’ la casa..."

"¿Y dónde queda la casa, muy lejos...?"

"No, no mucho..."

"Mira, yo voy en la misma dirección y te puedo llevar en mi auto... ¿qué te parece?...no te va a costar na’a..."

Incrédulo y vacilante, el niño demoró algunos segundos antes de aceptar el generoso ofrecimiento. Alfonso bajó de su auto y le ayudó a poner el saco en la maletera.

"¿Y qué llevai en el saco...?," preguntó curioso.

"Güesos... vengo de Punta Negra..."

"¿Y que hací con la plata...?"

"Se la doy a mi mamá..."

"Y tú taita, ¿no trabaja...?"

"No tengo taita..."

La breve conversación bastó para que Alfonso comprendiera la tragedia que rodeaba la vida del pequeño, desgraciadamente era una situación muy común. La indigencia extrema que consumía a algunas familias convertía las miserables existencias de sus miembros en un infierno o en milagro o, mejor aún, en ambos. Durante su infancia, Alfonso había conocido muy de cerca dicha realidad en carne propia aunque no al extremo del infortunio del niño presente; simplemente similar. No obstante, muchos de sus amigos de infancia no resultaron tan afortunados y sus vidas se vieron llenas de sacrificios y necesidades.

Alfonso se sintió satisfecho de haber recogido al muchacho y haber ayudado aunque en forma mínima. Pronto llegaron a una esquina donde el niño pidió que le permitiera bajarse.

"¿Cuál es tu casa...?"

"Está unas cuadras más arriba, pero aquí está bien... gracias."

"No... te dejo a la puerta de tu casa... total un par de cuadras más o menos no hacen ninguna diferencia..."

Minutos después, el pequeño le pidió se detuviera enfrente de una casucha situada casi al final de calle Ferrocarril, tan lastimosa que hacía infructuoso todo esfuerzo por describirla. Varios pequeños, todos sucios, de edades fluctuando entre los dos y ocho años jugaban con tierra. Sorprendidos y curiosos, detuvieron su juego y se acercaron presurosos al ver a su hermano mayor llegar en taxi.

Alfonso se ofreció para acarrear el saco con huesos hasta la puerta de la "casa". Una vez allí, dio al niño unas pocas monedas que encontró en su bolsillo y al retirarse notó que, ocultos por las tablas llenas de agujeros que formaban el frente de la pocilga, los ojos de una mujer de edad incierta le observaban con desconfianza.

Rápidamente subió a su carro. Sintió de pronto la necesidad de alejarse de tan triste espectáculo; se sentía agobiado. Debido a la posición en que había aparcado el taxi al arribar, retrocedió unos pocos metros para poder salir. Mientras retrocedía, con sorpresa notó que un obstáculo inadvertido hizo levantar visiblemente la rueda trasera del lado del pasajero. En ese preciso momento escuchó los gritos de los niños que parados alrededor, curiosos observaban el taxi que raramente tenían oportunidad de admirar.

Espantado, Alfonso bajó del auto de un salto corriendo hacia donde se dirigían las miradas aterradas de los pequeños, notando un cuerpo diminuto que yacía inmóvil debajo del taxi. No podía tener más de diez meses y sin que nadie notara, gateando, se había metido bajo el vehículo. Lleno de pánico, horrorizado, Alfonso pudo notar que su cabeza pequeña había sido aplastada por una de las ruedas.

Rápidamente levantó el pequeño cuerpo y junto a la madre quien había salido corriendo, inmediatamente trasladaron al pequeño a la sala de emergencia del Hospital Regional. Mientras conducía su taxi y a pesar de estar seguro que el pequeño no viviría, trató de conformar a la madre que lloraba en silencio. Le ofreció ayudarla económicamente cubriendo todos los gastos provocados por el accidente, incluso ayudaría a financiar los estudios del resto de sus hijos.

Una multitud de oscuros pensamientos inundaron la agitada mente de Alfonso. En segundos vio todos sus sueños y esperanzas desvanecidos; su buena acción había tenido un resultado completamente opuesto. Estaba seguro que una vez que los abogados tomaran parte en el litigio legal que obviamente se crearía, toda la ayuda económica ofrecida a la familia resultaría insuficiente para calmar la avaricia de los leguleyos. Su ruina económica era inevitable.

Minutos después de arribar al hospital, un doctor les informó que el niño había muerto en forma instantánea. Inmediatamente, el médico llamó a los carabineros; el proceso legal se iniciaba y los sueños y esperanzas de Alfonso por lograr una vida mejor para él y su familia desaparecían rápidamente.

"¡Dios mío! ¿Por qué me castigai así...?," desconsolada la madre lloraba desesperada.

Alfonso se sintió enfermo. Se dirigió al baño más cercano y vomitó profusamente. Su cabeza giraba como trompo cucarro y sus pasos eran rápidos y erráticos. No tenía idea cómo se lo diría a su mujer, necesitaría mucho valor para hacerlo. Con pasos lentos, como rehuyendo cumplir con su deber, se dirigió al teléfono público más cercano. Antes de llamar a su hogar, inútilmente secó su frente cubierta por un frío sudor y enjugó las testarudas lágrimas que nublaban sus ojos enrojecidos.

Junto con escuchar la voz alegre de su esposa contestar desde el otro extremo de la línea, a través de una ventana, Alfonso divisó una pareja de carabineros que apresuradamente caminaba en su dirección.

"Maruja... m’hijita... no quiero que se asuste, pero algo muy serio acaba de pasarme..."


ROLANDO CÁRDENAS

<hr><h1><u>ROLANDO CÁRDENAS</h1></u>

Uno de los sueños que tenía Rolando Cárdenas era regresar a su tierra natal. A Punta Arenas. Luego de esos  trámites burocráticos indolentes, tenemos  al fin sus cenizas. Permanecen en una preciosa ánfora, al lado mío, arriba del escritorio.

Por Reinaldo E. Marchant
Centro de Estudios Sociales "Avance"

Rolando Cárdenas murió en 1990 y desde ayer 27 de octubre se halla en la Presidencia de la Sociedad de Escritor, en mi escritorio...
 
El gran poeta magallánico murió en la probreza casi absoluta y su obra, inédita pero premiada, y muy destacada por su amigo Jorge Teillier, vino a conocerse mucho después.
 
Fiel a la tradición funesta de Chile, tardíamente se vino a saber que había en un enorme poeta.
 
La Unión Chica, boliche poético donde solían recalar los más conspicuos personajes de las letras, recibía a menudo al querido vate de Punta Arenas, que llegaba sin molestar a nadie, se ubicaba en el rincón de rigor y abría la boca sólo para humedecer la tristeza de la vida.
 
De pocas palabras, callado a veces en extremo, Cárdenas pasaba tardes enteras con amigos extrañables como Enrique Volpe, Mardoqueo Cáceres, Jorge e Iván Teillier, y Poli Délano. De tanto en tanto, nos sumábamos algunos escritores jóvenes.
 
Se hablaba mucho de literatura y se bebía con dignidad y orgullo.
 
Como en ocasiones sucede, la muerte no tardó en llegar. Primero se llevó a Iván Teillier. Luego, a su hermano Jorge. Enseguida le tocaría el turno a Rolando Cárdenas. Más tarde desaparecía Carlos Olívarez y Enrique Volpe. Uno de los más insólitos sobrevivientes es Mardoqureo Cáceres, a quienes muchos lo creen muerto: poco se le ve en La Unión Chica. Dice que de pronto sale únicamente para atemorizar a los oportunistas.
 
Uno de los sueños que tenía Rolando Cárdenas era regresar a su tierra natal. A Punta Arenas. Luego de esos  trámites burocráticos indolentes, tenemos  al fin sus cenizas. Permanecen en una preciosa ánfora, al lado mío, arriba del escritorio. Cuando algunos escritores molestosos amenazan con venir a exagerar la tranquilidad, le digo que lo hagan ahora mismo. De paso les digo que estaré con Rolando Cárdenas... ¡Nadie osa venir!
 
Mardoqueo Cáceres tiene razón: hay escritores exageradamente miedosos.
 
El 29 de octubre la Sociedad de Escritores realizará un gran homenaje a este valioso y especial poeta. Será a las 19 horas en Almirante Simpson 7 de Providencia.
 
El día 30 sus restos serán trasladados a su terruño natal, donde será llevado a los bares que frecuentaba y la comunidad local le brindará un hermoso homenaje.
 
Ese día Rolando Cárdenas descansará en paz.
 


AZUL Y BLANCO

<HR><H1><U>AZUL Y BLANCO</H1></U>

Por Isabel Lipthay 

 
a Europa
 

 

 

¿he de pisar con incógnitos

 

pies azules tu suelo?

 

¿he de golpear con 

 

nudillos congelados

 

a tu puerta?

 

¿he de lanzar mi moribundo

 

aullido en medio

 

de la nieve

 

para que me dejes entrar unos

 

segundos en tu reino,

 

atisbar maravillas

 

de vedadas vitrinas,

 

tus rozagantes

 

niños yendo a la escuela

 

ya desayunados?

 

 

me asfixio 

 

en este container,

 

somos muchos

 

me congelo

 

no tengo zapatos

 

no tengo camisa

 

estoy desnudo

 

 

mírame Europa

 

los labios reventados

 

de agotamiento   

 

de hambre

 

de frío 

 

 

congelado

 

 

"no me basta²

 

me dices sentada al fuego

 

detrás del vidrio doble

 

mirándome temblar

 

sin zapatos

 

desnudo

 

sobre la nieve

 

 

nada tengo

 

¿no te basta?

 

ah sí, 

 

tu misericordia infinita

 

te alcanza

 

para enviarme al hospital

 

unos días hasta que

 

se descongelen mis pies

 

y pueda permanecer parado

 

para contestar tus preguntas,

 

y mañana me subas 

 

dopado   amarrado

 

a un avión

 

de regreso a mi pasado

 

sin futuro

 

 

¿en qué te has convertido

 

Europa?

 

 

mírame bien

 

¿no me reconoces?

 

soy el mismo que

 

en tu vacaciones cocina

 

aquellos platos deliciosos

 

que muestras a tus amigos

 

en diapositivas a tu regreso,

 

el del ajo, los sabrosos

 

condimentos,

 

el pescado fresco

 

sirviéndotelo a orillas

 

de mi mar,

 

el que te lleva en bote

 

a recorrer las grutas,

 

el de la risa

 

el de la pensión sencilla

 

el de la artesanía bella y barata

 

que hacen durante siglos

 

los de mi aldea

 

¿por qué no me reconoces

 

si allá eres feliz

 

y entonces tu risa 

 

lo inunda todo?

 

¿cómo puedes cambiar

 

así?

 

casi no te reconozco

 

en tu soberbia

 

 

pero a qué te digo

 

estas cosas

 

si me dejarás morir

 

de cualquier forma,

 

me dejarás morir

 

y dirás que fue mía la culpa,

 

que cómo se me ocurre

 

desnudarme 

 

sacarme los zapatos

 

en medio de la nieve

 

frente a tu ventana

 

tu sillón   tu estufa

 

tu estética  

 

 

admítelo   

 

sí, admítelo,

 

rompo tu estética

 

con mi pobreza

 

es tán blanca tu nieve

 

y vengo yo a ensuciarla

 

con mis desnudos

 

pies azules

 

 

 sin embargo 

 

después que me hayas

 

forzado al regreso,

 

seré yo de nuevo

 

quien ponga aceite

 

de oliva en tu ensalada

 

junto al queso de cabra

 

las aceitunas y el pescado

 

el próximo verano

 

bajo las estrellas

 

a orillas del mar

 

después que te hayas

 

bebido todo el sol

 

del mediodía

 

 

seré yo el que cambie

 

las sencillas sábanas

 

del lecho en que descanses

 

en medio de mi sol

 

de mi gente

 

de mi pobreza

 

lo que tu cámara encontrará

 

exótico de nuevo

 

y tu risa celebrará todo

 

y serás otra vez feliz

 

como siempre,

 

y harás como si

 

no me hubieras visto

 

nunca

 

con mis desnudos

 

pies azules

 

en tu nieve

 

tan blanca

 

 

münster, 10.1.97

 


JUAN PABLO RIVEROS

<hr><h1><u>JUAN PABLO RIVEROS</h1></u> Juan Pablo Riveros nació en Punta Arenas, Chile, en 1945. De profesión economista, Magister en Estudios Internacionales, candidato a Doctor en Economía, vive de la docencia universitaria. Ha publicado tres libros de poesía: "Nimia, Poemas en prosa" (1980), "De la Tierra Sin Fuegos" (1986) y "Libro del Frío" (2000).

Del "LIBRO DEL FRÍO" (Selección)



ANTÁRTICA I

Al crepúsculo de la última edad de hielo
quise ir lejos de los límites,
y reunir la quietud,
lo pacífico
en la soledad de un tiempo inexpugnable.

Eso era.

Cogido por vientos contrarios,
necesité asilos
por ocasionales y precarios que ellos fuesen.
No era el polo,
el recorrido era lo importante.
Pues había ahí un frío, una huella,
una nieve tan inaccesible,
que esta pura gota de blancura
es un fragmento de aurora,
un trozo de oro azul
que cada día se desprende
de tu propia Antártica,
de tu continente,
de tu propia banquiza interior.

Hubo, entonces,
en un extremo de la tierra,
un punto matemático en el centro de un mar vacío
y, en el otro,
Yo,
en medio de vendavales sin fin
y donde cada punto cardinal
se aniquilaba en un abismo.

Y hubo frío,
el frío más frío de la tierra.
Y una noche,
y una soledad hubo,
que nadie
ni nada
pudo darle fin.

Así, lejos de la Distracción,
sucumbí al imperio del viento y de la noche,
a la soberanía implacable del frío.
Y dependiendo sólo de mis leyes,
destruí todo puente con el mundo,
todo gesto, toda nave.

Se trataba, en verdad, de la respiración,
de la circulación planetaria del aire.

Meteorológicamente hablando,
al interior de la Antártica
latía un vacío silencioso,
y la celeste águila de la nieve
muda.

EXPLORACIONES

Fue la escasez de focas,
esas que brillando en la cumbre
de rocas riquísimas,
lustran el oleaje del océano.

Fue
la necesidad humana de traspasar los muros,
las banquizas del espanto,
esa tonelada cerval de agua indómita.

Pero fue más el ansia,
el negocio de las pieles.
No para cubrir el hambre
ni para colmar el vacío
mundial de los cuerpos,
sino para ocultar la soledad,
la orfandad de las heladas metrópolis.
Para satisfacer la gana,
fue la Gana internacional,
ese non plus ultra de la sociedad contemporánea,
esa insaciable codicia de la soledad social.
Y no para ser más ricos, Philoxenos,
sino para aumentar sus posesiones
y crear más y más necesidades.

Por ello
alimentaron de perros la noche polar
y penetraron la Blancura,
ese puro trozo de vida.

(Después, mucho después,
llegarían los sabios,
la aventura mayor).

INTEMPERIE

¿Y, ahora,
dónde me guarezco
de mí?

POEMA DEL COSMOS (Selección) - Inédito



LA DANZA DE SHIVA

A F. Capra

El universo, maestro Scardanelli,
una telaraña dinámica de íntimos sucesos vinculados.

Como tus ojos,
tus manos, el color de tus cabellos,
o el ave que vuela quieta bajo el cielo azul,
ninguna parte o propiedad de esta telaraña es esencial.

No hay ninguna ley fundamental, maestro,
ni una sola.
Todo es Li, dice Ch’en Shun, el patrón de las cosas,
el principio por el que todo está hecho para acoplarse.


Sólo importa la pirámide total, el conjunto,
la gracia del todo, la armonía entre las partes.
La congruencia de las interrelaciones es la que
le otorga sentido a toda la estructura de los seres.

Y este persistente vaivén de las olas
y mi respiración en este crepúsculo frente al mar,
esta arena, estas rocas, el agua,
la gaviota que tropieza gravemente en el aire,
así
en toda la telaraña del cosmos
miríadas de partículas en vibración
se crean y se aniquilan
sordamente.

Entonces,
como un grano de arena en la playa del universo,
como una ínfima estrella en el espacio cósmico,
como una chispa menor en todos los fuegos,
o una pirámide dentro de otra pirámide.
Como una perla del cielo de Indra
refleja todas las perlas del collar;
como en la Torre de Indra
hay cientos de miles de torres
que preservan su existencia personal,
somos sólo una nota, un compás,
parte de una gigantesca danza universal,
fragmentos de una cósmica danza de energía.

Oigo el ritmo
y siento el sonido de una lluvia de rayos cósmicos,
el bullicio de partículas de alta energía que colisionan
y bombardean constantemente la atmósfera terrestre.
Entonces, cascadas de energía caen
desde el espacio exterior
creando y destruyendo partículas en rítmicas pulsaciones.

Y no sólo la materia, maestro,
también el vacío participa de la danza del universo,
pero no es ese vacío occidental como una sencilla nada
sino el vacío que contiene todas las formas del mundo de las partículas,
esas meras manifestaciones transitorias del vacío fundamental.

Es la danza de Shiva,
el señor de la danza de los hindúes.

En el espacio cósmico
cada partícula,
cada uno canta perpetuamente en la Gran Canción.