BLAIR: CIVILIZACION O BARBARIE
Por Pedro Godoy P.
CEDECH Julio de 2005
Tony Blair -el "pije" que encabeza el Partido Socialista británico conocido como Labour Party- es enfático: el atentado que conmoviera a Londres es la barbarie y el Reino Unido es la civilización. Es la vieja dicotomía que sirve de subtítulo al "Facundo" de Domingo F. Sarmiento. En el fondo es el eurocentrismo cuyo representante en el Nuevo Mundo es EEUU y ahora, en el hemisferio sur, Australia. El maestro de escuela que huyendo de Rosas se refugia en Chile y después es Presidente de Argentina es un brillante eurocéntrico que es criollo de "les sauvage pays della Amerique de Sur". Sin embargo, antes que postulara su doctrina está Herodes -monarca títere del Israel dependiente de Roma- quien opera como eslabón entre la metrópoli y su pueblo y, de paso, se "latinizaba" en cuanto a usos y costumbres, es decir, se desjudaizaba. Esa crisis de identidad patria visualizable en los dos personajes hoy se masifica por el impacto mediático. Si antes afecta sólo al vértice superior de la pirámide hoy cubre toda la estructura. Por otro lado, salvo excepciones, movimientos de rebelión del III mundo se comprometen con lo político y militar y suelen no considerar lo cultural que fluye de los medios. Por eso sostenemos que un proceso revolucionario debe hundir sus raíces allá en Karachi, Kabul o Bagdad en Mahoma como aquí en Martí, San Martín o Bolívar. Importar maquinarias y herramientas si, aunque debidamente adaptadas, pero importar ideologías constituye un suicidio. Pensemos en el liberalismo de Manchester y el laicismo de Paris en el siglo XIX y hoy en el relativismo ético -tapadera del "destape"-, el marxismo-leninismo, el neoliberalismo de Chicago, el autonomismo español amén de modas como los pornoshop, los barrios rojos, el "mariconio", la TV sin censura, la autodisciplina estudiantil en los colegios o juzgar los graffiti obras de... arte.
Un "ismo" -fronterizo del "abismo", parafraseando a Benedetti- es el eurocentrismo. Nuestra América desde su prematura Independencia- hasta hoy vive contemplando el paradigma europeo. Ese mundo es perfecto y, por ende, calcar es conveniente e ineludible. Se genera así una dependencia cultural no suficientemente detectada ni menos denunciada. Se puede impulsar la nacionalización del petróleo, de las bananeras, de los cañaverales, del cobre o el estaño, pero no se registra un afán por nacionalizar la cultura comenzando por la estructura escolar. El montaje de un CNN de iberoamericanos y para iberoamericanos que impulsa Caracas es una posibilidad de recriollizarnos. No es fácil porque quienes tendrán la manija de ese nuevo canal mediático libertador deben asumir como propia la filosofía de Bolívar y de Simón Rodríguez y no venirnos con zarandajas acordes con el catecismo que publicara -en Chile- para lapidar a Salvador Allende esa vestal que es Marta Harnecker.
Por ese motivo cuando el "progresista" Blair se proclama escudero de la "civilización" y presenta la operación comando de Londres como manifestación de "barbarie" exhibe ignorancia antropológica e histórica, pero es leal a su país. Ello permite denunciarlo como traidor a los fundamentos morales del socialismo y aprovechar la ocasión para denunciar una vez más- que el terrorismo es la especialidad de Europa -y su sucursal: Yanquilandia- en la vastísima periferia afroasiática e iberoamericana. Compromiso de los genuinos nacionalistas es denunciar a los eurocéntricos autóctonos -ayer Herodes y Sarmiento y hoy Lagos- que olvidan su compromiso tercermundista e invasiones infames a Malvinas, Chechenia o Irak con ciudades arrasadas, miles de muertos y mutilados y violaciones de mujeres (esto último no incomoda a nuestras feministas "progres").
CEDECH Julio de 2005
Tony Blair -el "pije" que encabeza el Partido Socialista británico conocido como Labour Party- es enfático: el atentado que conmoviera a Londres es la barbarie y el Reino Unido es la civilización. Es la vieja dicotomía que sirve de subtítulo al "Facundo" de Domingo F. Sarmiento. En el fondo es el eurocentrismo cuyo representante en el Nuevo Mundo es EEUU y ahora, en el hemisferio sur, Australia. El maestro de escuela que huyendo de Rosas se refugia en Chile y después es Presidente de Argentina es un brillante eurocéntrico que es criollo de "les sauvage pays della Amerique de Sur". Sin embargo, antes que postulara su doctrina está Herodes -monarca títere del Israel dependiente de Roma- quien opera como eslabón entre la metrópoli y su pueblo y, de paso, se "latinizaba" en cuanto a usos y costumbres, es decir, se desjudaizaba. Esa crisis de identidad patria visualizable en los dos personajes hoy se masifica por el impacto mediático. Si antes afecta sólo al vértice superior de la pirámide hoy cubre toda la estructura. Por otro lado, salvo excepciones, movimientos de rebelión del III mundo se comprometen con lo político y militar y suelen no considerar lo cultural que fluye de los medios. Por eso sostenemos que un proceso revolucionario debe hundir sus raíces allá en Karachi, Kabul o Bagdad en Mahoma como aquí en Martí, San Martín o Bolívar. Importar maquinarias y herramientas si, aunque debidamente adaptadas, pero importar ideologías constituye un suicidio. Pensemos en el liberalismo de Manchester y el laicismo de Paris en el siglo XIX y hoy en el relativismo ético -tapadera del "destape"-, el marxismo-leninismo, el neoliberalismo de Chicago, el autonomismo español amén de modas como los pornoshop, los barrios rojos, el "mariconio", la TV sin censura, la autodisciplina estudiantil en los colegios o juzgar los graffiti obras de... arte.
Un "ismo" -fronterizo del "abismo", parafraseando a Benedetti- es el eurocentrismo. Nuestra América desde su prematura Independencia- hasta hoy vive contemplando el paradigma europeo. Ese mundo es perfecto y, por ende, calcar es conveniente e ineludible. Se genera así una dependencia cultural no suficientemente detectada ni menos denunciada. Se puede impulsar la nacionalización del petróleo, de las bananeras, de los cañaverales, del cobre o el estaño, pero no se registra un afán por nacionalizar la cultura comenzando por la estructura escolar. El montaje de un CNN de iberoamericanos y para iberoamericanos que impulsa Caracas es una posibilidad de recriollizarnos. No es fácil porque quienes tendrán la manija de ese nuevo canal mediático libertador deben asumir como propia la filosofía de Bolívar y de Simón Rodríguez y no venirnos con zarandajas acordes con el catecismo que publicara -en Chile- para lapidar a Salvador Allende esa vestal que es Marta Harnecker.
Por ese motivo cuando el "progresista" Blair se proclama escudero de la "civilización" y presenta la operación comando de Londres como manifestación de "barbarie" exhibe ignorancia antropológica e histórica, pero es leal a su país. Ello permite denunciarlo como traidor a los fundamentos morales del socialismo y aprovechar la ocasión para denunciar una vez más- que el terrorismo es la especialidad de Europa -y su sucursal: Yanquilandia- en la vastísima periferia afroasiática e iberoamericana. Compromiso de los genuinos nacionalistas es denunciar a los eurocéntricos autóctonos -ayer Herodes y Sarmiento y hoy Lagos- que olvidan su compromiso tercermundista e invasiones infames a Malvinas, Chechenia o Irak con ciudades arrasadas, miles de muertos y mutilados y violaciones de mujeres (esto último no incomoda a nuestras feministas "progres").
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