BOLIVIA ENTRAMPADA
Por Pedro Godoy CEDECH
La nacionalización ayer del estaño y hoy de los hidrocarburos- será una nueva quimera. Eso no se quiere comprender en La Paz. Evo Morales y Andrés Solís deben informar a su pueblo que esa medidas, sin duda patriótica, se torna un huevo huero porque el país carece de medios para explotarlos. Entonces hay que recurrir a socios. Esos socios no pueden ser sino Brasil, Argentina y Venezuela. La patria de Abaroa y Bush tendrá pese a la nostalgia- que asumir vocación atlántica.
Por otro lado, nacionalizar los hidrocarburos es una consigna castrada porque Bolivia debe nacionalizarse entera. Está a medio camino de ese proceso sociocultural. Ello explica los indigenismos delirantes y el separatismo cruceño. Esa faena pasa por bolivianizar a Bolivia. De otro modo asomará la frustración. Esa bolivianización impone cuestionar la plurietnicidad, el multiculturalismo y las autonomías. Habrá que escoger entre homogeneizar emulsionando o legitimar la atomización.
Las trasnacionales atentas a fagocitar recursos energéticos y el mundo académico y mediático habituado al pantógrafo e hipnotizado por el I mundo reman en la misma dirección. Nacionalizar los hidrocarburos sin una Bolivia orgánica es un disparo al aire y una superestructura cultural sin sexo patrio empuja al país a hipotecarse o hacia una Babel nihilista de la cual miles anhelan migrar. Los docentes, militares y empresarios nacionales tienen el compromiso del cual no escapa la diplomacia boliviana.
La nacionalización ayer del estaño y hoy de los hidrocarburos- será una nueva quimera. Eso no se quiere comprender en La Paz. Evo Morales y Andrés Solís deben informar a su pueblo que esa medidas, sin duda patriótica, se torna un huevo huero porque el país carece de medios para explotarlos. Entonces hay que recurrir a socios. Esos socios no pueden ser sino Brasil, Argentina y Venezuela. La patria de Abaroa y Bush tendrá pese a la nostalgia- que asumir vocación atlántica.
Por otro lado, nacionalizar los hidrocarburos es una consigna castrada porque Bolivia debe nacionalizarse entera. Está a medio camino de ese proceso sociocultural. Ello explica los indigenismos delirantes y el separatismo cruceño. Esa faena pasa por bolivianizar a Bolivia. De otro modo asomará la frustración. Esa bolivianización impone cuestionar la plurietnicidad, el multiculturalismo y las autonomías. Habrá que escoger entre homogeneizar emulsionando o legitimar la atomización.
Las trasnacionales atentas a fagocitar recursos energéticos y el mundo académico y mediático habituado al pantógrafo e hipnotizado por el I mundo reman en la misma dirección. Nacionalizar los hidrocarburos sin una Bolivia orgánica es un disparo al aire y una superestructura cultural sin sexo patrio empuja al país a hipotecarse o hacia una Babel nihilista de la cual miles anhelan migrar. Los docentes, militares y empresarios nacionales tienen el compromiso del cual no escapa la diplomacia boliviana.
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