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MIRANDO AL SUR - augusto alvarado


LA CHILLONA SINFONÍA ELECTORAL

<hr><h1><u>LA CHILLONA SINFONÍA ELECTORAL</h1></u>

Portada de "Loco afán"

uno de los libros de Pedro Lemebel 

 Por Pedro Lemebel

Enviado por Isabel Lipthay que dice: "Es el escritor chileno más leído y popular de las últimas décadas”.

Total en estos tiempos del consumo caníbal la política farándula es la diva del show. La estrella de dientes plásticos que le sonríe a la cámara ocultando su pasado militante, su pasado marihuanero, su siniestro pasado pinochetista, su libertino pasado hippie.

Si se trata de candidatos al tablado político, los hay por miles, desde el cantante o actor que nunca deslumbró por sus actitudes artísticas y hoy quiere usar su fama ratona para llegar al Parlamento, hasta el hijo, nieto o sobrino de la casta partidista que usa el apellido para colgarse del carro democrático. Total, en estos tiempos del consumo caníbal la política farándula es la diva del show. La estrella de dientes plásticos que le sonríe a la cámara ocultando su pasado militante, su pasado marihuanero, su siniestro pasado pinochetista, su libertino pasado hippie. En fin, el ayer no cuenta a la hora de los cómputos, y si por ahí aparece una foto de juventud tras alguna barricada, si por ahí el candidato sale retratado chascón y volado en alguna partusa del sesenta, todos contestan lo mismo, todos se justifican diciendo que alguna vez fueron jóvenes idealistas.

Casi todos los candidatos dicen que alguna vez en la universidad se pegaron su piteada, solo para probar la marihuana, pero que nunca se volaron los tontos. Y uno les va a creer. Todos dicen que militaron en alguna juventud política de izquierda, que usaban boina, amaban al Che y eran miristas, pero que nunca pusieron bombas. ¿Y quién los va a desmentir si el MIR casi no existe? Y lo peor, a quién le interesa develar esta memoria si los propios ex miristas que van en el mismo carro al Parlamento ya no se acuerdan quien era su compañero de célula. Más bien no quieren acordarse y prefieren sumar el recuerdo al tranvía amnésico de la renovación.

Por eso, en estas fechas candidateadas de pololeos ideológicos y campañas de adhesión, la ciudad despierta cada mañana empapelada de nombres pomposos que prometen barrer la droga de Santiago. Y los volados se preguntan: ¿y a dónde la barrerán para ir a buscarla? Todos los días las murallas cambian de apellido con el brochazo nocturno que impone una nueva promesa. Así, nombre tras nombre, se pega en la retina el candidato empresario que tiene más recursos para reiterar su firma en la pizarra descascarada de la urbe.

Entonces la carrera política de los nombres transforma la ciudad en un silabario electoral que panfletea la nobleza de algunos apellidos impresos en las murallas poblacionales. Como si los nombres cuicos le subieran el pelaje al callamperío autografiado por estos ricachos populistas. Como si al revés los apellidos proletas tuvieran que pedir permiso en la maratón política para escribirse tímidamente, a la rápida, casi clandestinos en el sitio eriazo, con escasos medios para hacerse presentes en la propaganda electoral. No hay otra forma de equilibrar la publicidad fastuosa de la derecha, que noche a noche contrata brigadistas que repasan las consignas morales y los nombres pirulos. Que noche a noche imponen violentamente sus apellidos sobre la acuarela borrosa del candidato piojo, el candidato de izquierda que sale con su familia y amigos a repasar la caligrafía de su aporreado nombre. El candidato sin recursos, que se metió en esta cueca sin saber por qué, más bien sabiendo que va a perder, que va a quedar en la ruina y embargado hasta el cogote. Pero qué importa si su error no fue el arrepentimiento, porque él no se declaró renovado ni justificó su pasado izquierdista diciendo que fueron errores de juventud. Y ese fue su error, diferenciarse sin culpa de la hipocresía parlamentaria.

Decir que sí creyó, y que sigue creyendo en los arranques de la pasión, que no sólo son problemas de juventud, porque las causas progresistas son besos que dio el corazón, seguramente irrepetibles, únicos en su porfía amorosa por la justicia. Son besos rojos tirados al aire inolvidable de otro tiempo. Por cierto difíciles de recuperar, pero aun tibios en la boca arrugada de la utopía.


“FALTA UN PROYECTO REVOLUCIONARIO"

<hr><h1><u>“FALTA UN PROYECTO REVOLUCIONARIO"</h1></u>

Enrique Lacolla

Foto: La Voz del Interior

El periodista Enrique Lacolla se convirtió en el ganador de la segunda edición del Premio provincial

Consagración Letras de Córdoba 2005, que la Agencia Córdoba Cultura entrega cada dos años

en reconocimiento a quienes por su trayectoria se han distinguido “en el mundo de la ideas genuinas”.


Por Emanuel Rodríguez l Especial.
La Voz del Interior – Córdoba – 7 de Diciembre de 2005

En esta ocasión, el homenaje estuvo dedicado al género ensayo, y la elección del autor premiado la realizó un jurado integrado por Roberto Ferrero, Domingo Ighina, Norma Morandini, Diego Tatián y Daniel Teobaldi, quienes designaron, por tres votos contra dos, al ensayista Enrique Lacolla, columnista de La Voz del Interior. El docente y filósofo Gaspar Pío del Corro quedó en segundo lugar.

Lacolla recibirá 10 mil pesos y la Agencia Córdoba Cultura editará una antología de sus escritos, tal como hiciera con Alejandro Nicotra, Premio Consagración 2003.

En diálogo con La Voz del Interior, el periodista y ensayista se mostró sorprendido y halagado por la distinción, y dijo que su carrera (si bien sigue escribiendo casi a diario, se jubiló recientemente y en los últimos dos años publicó dos libros) está pasando, quizá, “por los fuegos del otoño”.

–¿Qué significa este premio para usted?

–Ante todo una sorpresa. Una magnífica sorpresa. No me lo esperaba para nada. No digo que no sintiera que eventualmente podría recibir alguna vez una distinción de este tipo, sino que me parecía improbable y desde luego estaba completamente fuera de mis expectativas actuales. Por supuesto, es un motivo de gran satisfacción y orgullo. Y de agradecimiento, pues supone que lo que uno escribe encuentra un eco tanto entre el público como ante un tribunal nominado específicamente para evaluarlo.

Un otoño agitado

El cine en su época: aportes para una historia política del filme, el anteúltimo libro de Enrique Lacolla, marcó en 2002 el inicio de una tendencia en el mercado editorial cordobés: a partir de la buena repercusión que tuvo, los sellos locales comenzaron a interesarse en la publicación de libros de cine, una categoría que estaba notablemente postergada. Y este año, su firma volvió a estar entre los libros más importantes del año, con El siglo violento: una lectura latinoamericana de nuestro tiempo.

–¿Cómo calificaría este momento de su carrera?

–¿El de los fuegos del otoño, quizá? Desde que me jubilé he podido escribir dos libros que no me animaría a calificar mayores, pero sí como unitarios, provistos de un propósito que hasta cierto punto cierra su parábola narrativa o discursiva dentro de las páginas de la obra. Esto es imposible en el ejercicio cotidiano de la profesión periodística, obligada por el espacio y urgida por el tiempo. Y afortunadamente puedo seguir ejerciendo el periodismo, desde una posición marginal, pero que todavía comporta mucho de la carga de adrenalina que hay en el oficio y que puede llegar a extrañarse.

–¿Cuáles fueron los principales desafíos que le planteó el periodismo?

–Decir rápido, decir bien y decir justo. Y a estas características que podríamos llamar técnicas, hay que añadir otra, fundamental: decir la verdad, en la medida de lo posible. Pues todos sabemos que no siempre es posible hacerlo plenamente, por el imperio de las circunstancias contingentes; pero siempre es factible no mentir. Personalmente, no siempre pude decir todo lo que quería, pero jamás dije lo que no quería decir.

Naufragio utópico

Para el jurado, según afirmó Roberto Ferrero, el premio otorgado supone un reconocimiento al hecho de que el trabajo de Enrique Lacolla ha jerarquizado el periodismo cordobés, en un contexto particularmente marcado por cierta banalización del oficio. Norma Morandini, por su parte, agregó que “el periodismo gráfico busca parecerse cada vez más a la televisión, y en ese camino se pierde profundidad. Los periodistas como Lacolla, que son académicos y al mismo tiempo saben comunicar, son el único camino para que los diarios sigan ofreciendo buena lectura”. Sin embargo, para Lacolla, el problema no parece estar tanto en el ejercicio del periodismo, sino en el contexto en el que ese ejercicio se lleva a cabo.

–¿El periodismo de reflexión está en crisis?

–Lo que está en crisis es la sociedad moderna, y la argentina en particular. Desde hace décadas hay una avalancha de vulgaridad que tiene por principal vector a la televisión, pero a la que no escapan los otros medios. Las raíces del fenómeno son complejas, pero tienen un común denominador: la dependencia económica y cultural del país respecto de unos países centrales, que a su vez experimentan una inflexión reaccionaria como consecuencia del naufragio de la utopía. No hay proyecto revolucionario en el mundo, cuando más falta haría que existiese. El único proyecto es la maximización de la ganancia y esto, en un contexto de debilidad como es el nuestro, tiende a anular el pensamiento.

–En ese contexto, ¿cuál es el desafío del periodismo para el siglo 21?

–Hacerse cargo de lo que acabo de decir. Esto es, reconectarse con el presente y con la historia del siglo 20 en todo lo que tuvo de trágico y magnífico, de espléndido u horrible, para entenderla y retomar el discurso crítico de sus grandes temas: capitalismo o socialismo, revolución o guerra, orden o caos. Si no lo hacemos de motu proprio, me temo que las cosas sucederán automáticamente y de la peor de las maneras posibles.

–¿Qué consejo le daría a un periodista que está comenzando su carrera?

–Que se ilustre. Que aprenda. Que lea –ensayos, novelas, poesía, lo que le guste– y vea cine. Que se empape de la historia de nuestro tiempo. Que se adiestre en el manejo del lenguaje: dominarlo es la única manera de representarse adecuadamente las cosas, de entenderlas y de transmitir persuasivamente el propio punto de vista a los demás. Y que sobre todo se esfuerce en comprender que las cosas no suelen ser en blanco y negro, sino que están llenas de matices. Eso lo ayudará a verse a sí mismo con algo de humor y a navegar por una realidad difícil, resistiéndola, y tal vez contribuyendo en algo a modificarla. Un poquito, aunque más no sea... Y si no lo consigue, al menos habrá dado testimonio de sí mismo.


VENEZUELA – MERCOSUR

<h1><hr><u>VENEZUELA – MERCOSUR</h1></u>

Algunas opiniones latinoamericanas tomadas de un foro organizado por BBC Mundo.

 

Creo que va a ser una unión muy productiva. Los países suramericanos tienen intereses comunes, Venezuela es un país rico y Chávez está demostrando ser un líder con iniciativas y con un gran interés de mejorar las condiciones de vida de su país y de los demás pobres latinoamericanos. Él puede ayudar a hacer realidad el sueño de aquel extraordinario hombre que se llamó Simón Bolívar
Mariana, La Habana, Cuba

 

Que bueno que todos los paises de sur america se unieran en un solo bloque, como la union europea y asi se le hiciera frente a todo lo que los EEUU pretende inponer a todos nuestros paises. Que bueno poder lograr nuestra propia autonomia, para bien de nuestras culturas y costumbres.
Javier Alberto Rios, Riohacha, Colombia

 

Solo la unidad de America Latina puede lograr que estos paises empobrecidos tengan esperanzas. Si Europa ha hecho lo mismo, si USA, es la union de estados, y a ambos les ha dado buenos resultados, el mercosur los tendra tambien. Sean los pueblos unidos.
Silvia, Montevideo, Uruguay

 

...Ahora nos falta eliminar visas, crear un único pasaporte, un único documento de identidad,...hacia alla vamos una sola patria!!! ¿lo lograremos?
Alexander, Caracas, Venezuela

 

Me parece excelente, es necesario la unificación Latinoamericana, además de ser justo, ya que por varios años Venezuela estaba solicitando su integración al Mercosur, es ahora o nunca mérica del Sur Unida.
Guiomar Maldonado, Caracas, Venezuela

 

Siempre he sido partidario de que cada vez màs los paìses deben unirse para irle cerrando el paso a las pretenciones hegemònicas de los EE.UU. antes de que plaguen de miseria a la Amèrica en nombre de la libertad.
Martinez C. Josuè M., Barinas, Venezuela

 

La integración latinoamericana es un hecho empírico e ineludible, propio de los cambios de la actualidad pues Venezuela en ese sentido juega un rol importante, no podemos quedarnos con políticas económicas y sociales con un sentido ambiguo sino que debemos crear cimientos de manera tal que a futuro podamos recoger la cosecha. En ese esquema es que los países del sur deben moverse de manera tal que la integración sea una realidad, vamos en buen sentido hacia un horizonte posible no tardará el día en que América del Sur sea un solo bloque para el bien de sus pueblos, y por último debo mostrar una gran gratitud a este medio de comunicación por permitirme en muchas oportunidades de expresar mi pensamiento y opiniones... Gracias.
Luis Silva, Caracas, Venezuela

 

el impacto sera de gran satisfaccion ya que es un via mas de progreso y dessarrollo entre paises del mercosur con el libre comercio en el mercado comun del sur.
roque fariña, ciudad del este, paraguay

 

 


ANTONIO JOSÉ DE SUCRE

<H1><hr><u>ANTONIO JOSÉ DE SUCRE</h1></u>

Nació: Cumaná, 3 febrero 1795
Murió: Montañas de Berrueco, 4 Junio 1830

Estudió matemáticas y fortificaciones en la escuela de Ingenieros de Caracas en 1808. Al caer la primera república emigró a Trinidad, de donde regresa en 1813, bajo las órdenes de Mariño. Es nombrado Coronel en 1817, por el mismo Simón Bolívar. En 1821, es nombrado Jefe del ejército del Sur de Colombia, en donde logra la independencia de las provincias de Ecuador en las batallas de Río Bamba y Pichincha. Participa en la batalla de Junín y gana la batalla de Ayacucho en 1824, al mando del ejército unido, con lo cual logra el título de Gran Mariscal de Ayacucho. En 1825, ocupa el territorio del Alto Perú, que se independiza del gobierno de Buenos Aires, adaptando el nombre de Bolivia. El congreso del recién fundado país, encarga a Bolívar la elaboración de su constitución. Sucre fue el primer presidente de Bolivia, cargo que ocupó por dos años.

Como lo expresa muy bien el historiador Tomás Polanco Alcántara, "el símbolo de la continuidad de Bolívar era Antonio José de Sucre. Paulatinamente, por su talento personal, por sus dotes intelectuales y por su espíritu altivo, digno y limpio, Sucre se fue convirtiendo en el complemento indispensable de Simón Bolívar. [...] Respetado por los argentinos, los chilenos y los peruanos, admirado por los bolivianos y quiteños, sin enemigos en Venezuela y en la Nueva Granada y con todos sus antecedentes, Sucre estaba destinado a ser el natural sucesor de Bolívar".

Probablemente por esto en la reforma constitucional de 1830 en la Gran Colombia, sus enemigos logran poner la norma que para ser presidente o vicepresidente se debían tener 40 años (Sucre tenía 35). Y también es muy probable que esto haya sido la causa de su asesinato. Con Sucre vivo, continuaría la visión política de Bolívar y la unidad de la Gran Colombia. Es asesinado de un disparo en Berruecos. Bolívar dijo: "Lo han matado porque era mi sucesor".


EL ÚLTIMO CABALLO

<h1><u><hr>EL ÚLTIMO CABALLO </h1></u>

por Pablo Huneeus
14 de noviembre de 2005

Al atardecer pasó frente a mi casa el último caballo. Es el alazán de un jardinero que trabaja cerca y suele volver a su casa por un atajo al final de mi calle que lo lleva derecho por las lomas del Manquehue a Lo Barnechea. En la era del automóvil y del tag, es un vehículo absurdo de lento, podrá decirse, algo que nadie lamenta sea olvidado para siempre, junto a las espuelas y el rebenque. Pero mientras el ruido del tráfico motorizado nos tensa y ensordece, el retintineo de las herraduras sobre el pavimento me trae memorias de infancia a campo travieso.

¡Qué triste para un niño nunca vadear ríos a caballo ni correr liebres a galope tendido! ¿Qué recuerdos tendrá mañana? ¿El videojuego de moda, las tardes en el mall? ¡Qué privilegio fue convivir con un animal tan noble, tan querible y tan amigo del hombre como es el cuadrúpedo que en vez de reclamar bencina, relincha de contento con medio fardo de alfalfa!

Esas cosas estaba pensando al prender el computador, conectarme y echar una mirada a las noticias en
la BBC
antes de sumirme en mi inveterado desparramo de escritos a medio terminar. "El único motivo para publicar un libro", decía Borges, "es dejar de corregirlo". Y he ahí que me encuentro en primera plana del británico medio con un decir campesino, una bravuconada de guajiro, dando la vuelta al mundo como muestra del garbo y donaire del habla castellana en Latinoamérica.

Es la mofa, en sarcásticos pero respetuosos términos, lanzada en su arenga radial de los domingo por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez a su colega de México. En el tono entre burlón y risueño en que el payador desafía a su contendor, dice textualmente Chávez:

"Presidente Fox: hay una copla en mi llano. Usted que es hombre de caballos y de llano también, que dice así, es de Florentino, el que peleó con el diablo: Yo soy como el espinito que en la sabana florea, le doy aroma al que pasa y espino al que me menea."

Seguidamente, acelerando el ritmo añade:
"¡No se meta conmigo caballero porque sale espinao!"

Nótese que no hay ningún garabato, ni alusión a la ilustrísima madre de Fox, doña Mercedes Quesada Etxaide, y que intercala el vocablo caballero. Lejos de descalificarlo, le recuerda, casi admirativamente, su aristocrática y muy publicitada afición por la equitación. "Hombre de caballos" le dice en una implícita referencia a las quijotescas órdenes de caballería regidas por códigos de honor y de buenas maneras.

Lo más significativo, sí, es el intento de igualarlo, de fraternizar con su par mexicano al agregar "y de llano también". Es el campo, la tierra misma de nuestro continente, pero que en boca de Chávez adquiere una especial emoción por provenir él de la región de "Los Llanos" venezolanos (Táchira, Barinas etc.), una maravilla de extensas praderas, ríos pletóricos de vida y fantásticas vistas del espinazo andino que corre del Caribe a
la Patagonia.

Claro
, las diferencias saltan a la vista: uno es alto y de raza blanca como gringo, el otro macizo y moreno; el padre de Fox era un hacendado de ascendencia estadounidense, el de Chávez, un maestro de escuela rural. Uno se graduó en Harvard y llegó a ser presidente de la Coca Cola
antes de optar por la presidencia de la república. El otro vendía en la calle caramelos hechos por su abuela antes de enrolarse en el ejército, donde siendo coronel protagonizó una típica asonada castrense. O sea, uno subió por la escala dorada, el otro por la militar.

Como sea, en un continente donde padecemos a tanto fruncido para hablar, donde nos comemos de vergüenza, parece, la mitad de las palabras, es un alivio ver a un político manejar bien el idioma. Un diez le damos en "comunicación y lenguaje" como le llaman ahora a la asignatura de castellano.

Fox Vicente, el jinete decente, en vez de responder paya con talla, se las dio de tonto grave. ¿Y el sentido del humor que se supone propio de su ascendencia británica? ¿No era tan hábil el zorro? Ordena retirar embajadores, arma toda una alharaca en los salones ¡mire tío qué mal se porta Huguito!

Es cierto que ya antes Chávez lo había calificado de "cachorro del imperio", lo que no deja de ser ofensivo, pero así todo, el que se pica pierde. "Nuestro problema no es con el cachorro" declaró un funcionario de Caracas, "sino con su dueño."

Palabras, palabras, porque entretanto Venezuela cumple a cabalidad sus entregas de petróleo a Estados Unidos, las que representan un quinto del vital elemento que mueve a la gran democracia del norte.

Igual, como los dichos de unos arden más que la bencina de otros, bien podemos decir, a lo jardinero montado en alazán: ¡Agárrate Catalina, que vamos a galopear!


MURIEL, CECILIA ...

<h1><u><hr>MURIEL, CECILIA ...</h1></u>

LA OPERACIÓN COLOMBO

por Patricia Verdugo

9 de Diciembre del 2005

Era muy bella y tenía solo 23 años. Estudiaba Economía en la universidad. Se llamaba Muriel Dockendorff y era prima de quien hoy es ministro de
la Presidencia del gobierno chileno. Fue arrestada en 1974 en su casa, arrancándola de brazos de su madre que clamó por saber adónde la conducirían los agentes secretos. Muriel se perdió en la espesa niebla de los detenidos que desaparecieron en los campos de concentración. Y como si hubiera intuido lo que iba a ocurrirle, escribió estas líneas a una amiga que también estaba arrestada en Cuatro Alamos: “Nos encontraremos a través de la niebla que despejaremos. No me olvides, camarada”. También de 23 años y estudiante de Derecho de la Universidad de Chile era Cecilia Castro Salvadores. Fue arrestada en 1974, un año después del golpe militar. Era una de las mejores amigas de la ex canciller Soledad Alvear, ahora candidata a senadora por Santiago y una de las figuras políticas más relevantes del país. Alvear la ha recordado con dolor en muchos de sus discursos de campaña.

Muriel y Cecilia eran dos jóvenes chilenas, cultas e inquietas, soñaban con un mundo mejor y no habían cargado más armas que sus lápices para dibujar un Chile justo y solidario. Eso era todo y eso las hacía peligrosas. Pertenecer a un partido de izquierda y no rendir su conciencia ante el terror de la dictadura. No hubo tribunales. No hubo acusaciones ni derecho a defensa. Sabemos lo que hubo y no es necesario entrar en detalles para sentir escalofríos. Podríamos hasta rogar por un rápido disparo en la nuca, pero sabemos que la tortura se toma días y semanas que parecen eterna pesadilla hasta destruir a un ser humano. Muriel y Cecilia son dos de los 119 chilenos que sucumbieron en la llamada Operación Colombo, por la que el general Pinochet está siendo procesado en los tribunales chilenos. La mayor parte de las víctimas son jóvenes, menores de 30 años. Los 119 no tienen en común ni el partido político, ni la fecha de arresto, ni el campo de concentración. Su común denominador es una siniestra operación matemática que eligió 60 nombres para conformar una lista y 59 para otra, sumando 119 en una “acción de comunicaciones” que requirió del apoyo de la prensa derechista chilena –encabezada por El Mercurio- y el enlace de la agencia estadounidense UPI.

Los hechos son simples. La ONU presionaba a la dictadura chilena para que respetara los derechos humanos. La Iglesia Católica presentaba recursos de amparo por los prisioneros que no aparecían. Y el general Pinochet aceptó la propuesta de su jefe de inteligencia, el coronel Manuel Contreras. ¿En qué consistió la Operación Colombo? En inventar la noticia de que guerrilleros chilenos, infiltrados clandestinamente en Argentina, se habían enfrentado en una batalla por pugnas internas. Y el trágico saldo era de 119 muertos. Las listas fueron publicadas por dos revistas de única edición – la argentina Lea y la brasileña O’Dia- y la agencia UPI difundió la noticia que fue titular de portada de los diarios chilenos por varios días. Incluso el diario vespertino La Segunda –perteneciente a la cadena de El Mercurio- tituló “Exterminados como ratones”.

Imagine por un momento que allí aparece el nombre de su hermano, de su padre, de su hijo. Imagine lo que ocurrió con los padres de Muriel y de Cecilia. Las listas se publicaron hace 30 años y demás está decir que nunca aparecieron los cuerpos de los muertos en esa supuesta batalla.

El dolor de las familias ahora se alivia. Los jueces han decidido procesar al general Pinochet. No hay juicio aún para la prensa que colaboró en esta operación criminal. Pero ya va teniendo otro sentido el poema que la bella Muriel Dockendorff escribió en el campo de Cuatro Alamos: “Adiós, compañero,/ será hasta siempre o nunca/ o quizás no será/ Te vas a cualquier parte/ donde haya que luchar/ Lanzar el grito/ y al pueblo despertar/ A construir un mundo nuevo/ donde exista igualdad”.


TERRITORIO DEL SUEÑO

<hr><h1><u>TERRITORIO DEL SUEÑO</h1></u>

de Roberto Contreras Olivares
(Mosquito Comunicaciones, Santiago, 2005)

(El disfrute de esas mañanas)

 

Por Stella Díaz Varín

Presentación de Aristóteles España

Santiago, diciembre de 2005

Muy presente en la memoria está el disfrute de esas mañanas recién amanecidas recién amanecidas cuando el estudiante de secundaria entonces, interrumpía mi trabajo escritural de periodista  free lance destinado al entretenimiento de un matutino local.

Confieso que esperaba su llegada con no poco interés porque su visita significaba mi desayuno como cosa segura. Alicia, su madre y mi amiga de tantos años, se encargaba de que así fuera.

Hermosa la compañía, esa cálida amistad enriquecía mi soledad. Por algunos momentos cesaba el estrépito de mi arcaica máquina de escribir, mientras, entre sorbo y sorbo de café –del verdadero-, Roberto ordenaba las cuartillas centimetradas que yo por la urgencia, siempre amenazante, desparramaba sobre la mesa.

Con paciencia admirable el joven poeta esperaba hasta que la última página pusiera fin al artículo, al cuento semanal, a la columna, para que, con gran timidez, se atreviera a entregarme su último poema.

Así, de  manera mágica fueron sumándose diariamente sus reflexiones, sus inquietudes adolescentes, el deseo imperioso por llegar al encuentro con el verbo y su comunión definitiva, hasta confirmar su lugar en el territorio del sueño. 

Un buen día hablé con Alicia y le conté, entusiasmada, sobre la afición y sensibilidad de mi amigo. Ella ya lo sabía.

-Estoy más que feliz – me dijo-, aunque algo inquieta ya que su padre se empeña en que se dedique por entero a sus estudios de leyes. Tú me comprendes –agregó- él quiere lo mejor para su hijo. Quién más que tú conoce la incertidumbre y la difícil vida de los poetas.

Y pasaron los años. Dejamos de vernos con el joven poeta. Eran tiempos oscuros y destemplados. Cada cual habitando su propio nicho.  Terminados sus estudios, Alicia vino a verme. Quería hacerle un regalo a su hijo.

-Debemos darle una sorpresa- me dijo con entusiasmo-: Publicar sus poemas y que escribas algo.

Sin embargo, sus deseos se postergaron. Otra vez el tiempo, inmanejable, tirano e insensible…

Ahora, cuando su ternura, la magia de su amistad generosa la conservamos en el recuerdo por que ella se nos ha ido de nuestro lado, es su hijo quien le regala  su palabra florecida.

Los espacios del sueño son recurrentes en la poesía de Roberto Contreras. En realidad  un permanente tono onírico se adueña de la escritura. La vaguedad de las metáforas finamente construidas  nos conducen a una vigilia reflexiva.

Pero también hay una certeza en el decir que imprime fuerza a las imágenes. La voz de este poeta pretende la unicidad tan poco frecuente en la obra primaria de las jóvenes generaciones.

Esperamos de las realidades vitales incentivos que permitan a los hombres seguir soñando.

Roberto Contreras Olivares (Santiago, 1954),  cursó estudios secundarios en el Liceo José Victorino Lastarria,  y estudió Derecho en la Universidad Católica de Valparaíso. Se recibió de abogado en 1987. Fue premiado en el concurso de poesía “El hombre y el mar” organizado por la Federación de Estudiantes de dicha Casa de Estudios. Actualmente es Ministro de la Corte de Apelaciones de San Miguel, Santiago.

Stella Díaz Varín, (Agosto de 1924) es una de las más importantes poetas de Chile y Latinoamérica. Autora de “Razón de mi ser” (1949); “Sinfonía del  hombre fósil (1953); “Tiempo, medida imaginaria” (1959); “Los dones previsible” (Premio Pedro de Oña, 1987); “La arenera” (1993); “De cuerpo presente” (1999). Traducida a varios idiomas, acaba de ser editada en La Habana en una Colección de Clásicos de la Poesía Contemporánea.


"IMPERIALISMO VENEZOLANO"

<h1><hr><u>"IMPERIALISMO VENEZOLANO"</h1></u>

MANIOBRA BALCANIZADORA

Prof. Pedro Godoy P. - Centro de Estudios Chilenos CEDECH

director@cedech.cl

Hay momentos en que las oligarquías y sus sicarios de derecha e izquierda se hacen "nacionalistas" y "antimperialistas"... Es cuando una república fraterna propone un proyecto común. No nos extrañe: hasta hoy sicilianos y calabreses están mortificados con el Piamonte. Los piamontinos los etiquetan "polentones" y estos, a su vez, los apodan "terrones". Es el rescoldo de una integración que el norte dotado de "talento nacionalizador" impone al sur particularista. No conozco bien la situación en Alemania respecto a Prusia, pero si España en relación a Castilla. Allí vascos y catalanes hablan del "imperialisamo castellano" y ahora sacan garras aprontándose no a liberar Gibraltar, sino a destruir la nación edificada por Fernando e Isabel.

Nuestra América no escapa. Leo que el asesor de la candidatura Quiroga, en Bolivia, acusa a Evo de subordinarse al “imperialismo venezolano” (sic). No es extraño. De vez en cuando se escucha aludir al "imperialismo brasilero". Incluso hay un texto de Bothelo Gozalvez -autor boliviano- sobre el tema. Demás está señalar que Ollanta Humala estimula los resentimientos derivados de la Guerra del Pacífico convocando a combatir el "imperialismo chileno". Ni que hablar del "imperialismo argentino". Mi país está envenenado de ese pacotillero "antimperialismo". Germina con la presunta usurpación de la Patagonia a fines del XIX y adquiere ribetes de furor cuando Perón en 1953 propone el ABC y luego los EEUU andinoplatenses.

Cuando México -en la Presidencia de Miguel Alemán- intenta confederar a Centromérica se movilizan los ciudadanos de esas minirepúblicas contra "el peligro azteca". Cosa desconcertante: un conspicuo adversario de esa iniciativa integradora es Juan José Arévalo. Al menos así lo anota en su texto "Despacho Presidencial". Un poco para concluir, digamos que la “independencia de la nación camba” -léase Santa Cruz y, por extensión, el Oriente boliviano- se origina en el odio al presunto "imperialismo serrano" representado por La Paz. La Confederación Perú-Boliviana que lidera el Mariscal Andrés Santa Cruz es visualizada por los círculos elegantes de Lima y Santiago como "imperialismo serrano", por ende, ordinario y repugnante.

Esas mismas elites, sin embargo, están de pláceme en contubernio con Gran Bretaña y EEUU. Concesionan predios para la explotación frutera, yacimientos de materias primas, pozos petroleros y enclaves portuarios, toleran la ingerencia de la US Embassy en los asuntos de política doméstica y hasta la imploran mientras concurren emperifolladas a los cócteles, endeudan los erarios y son abastecidos de artefactos bélicos por esos colosos. Hacen negocios con la City y Wall Street, remiten a sus retoños a Cambridge o Harvard, se adscriben al "american way life"... Son los sobrinos de John Bull y del Tío Sam. En esas situaciones no son nacionalistas ni antimperialistas, sino -hasta ayer- "occidentalistas cristianos" y hoy "pragmáticos".