ARTERIAS ABIERTAS
La República de Uruguay - 5 de Febrero de 2004
Eleuterio Fernández Huidobro
Senador nacional por el Movimiento de Participación Popular
Recién terminado uno de los congresos más largos en la izquierda uruguaya (el del MPP que consumió parte de 1998 y principios de 1999) y a punto de comenzar la campaña electoral rumbo a las elecciones internas de abril de 1999, diezmados y divididos, quienes nos quedamos en el MPP sosteníamos, ya entonces, ideas como las que se podrán leer a continuación.
Vuelvo a publicar entonces, en esta columna de "La República", lo escrito en mi columna de Mate Amargo el 25 de febrero de 1999 para refrescar la memoria de quienes la hayan leído hace cinco años, darla al conocimiento de quienes no la hayan leído, y cimentar de modo irrefutable la demostración de que hoy podremos estar equivocados pero no levantamos propuestas oportunistas, circunstanciales, efímeras, fatuas, acomodadas a las circunstancias de 2004... Esta es una de las grandes ventajas de escribir: seguimos hoy sosteniendo lo mismo de hace cinco años y que, lamentablemente para todos, fue duramente confirmado por la experiencia empírica, en sus pésimas advertencias, con un altísimo costo para la gente. De modo pues que lo que sigue es, textual, lo escrito hace cinco años bajo el mismo título (Arterias abiertas), en otro medio de prensa. Ojalá dentro de otro lustro no tengamos que volver a publicar lo mismo:
Debemos tener la valentía de 1971. Estamos ante la posibilidad de ser gobierno y costó mucho llegar. Desde el Frente Amplio y el Encuentro Progresista (dos instrumentos imprescindibles y complementarios), debemos anunciar que en cinco años de gobierno no podemos ser ni reformistas ni revolucionarios por la sencilla razón de que debemos ser constructores y hasta reconstructores. Estamos ante una situación de emergencia nacional y ese concepto determina nuestra propuesta. No se trata de hacer proyectos sobre un país en marcha sino sobre un país amenazado.
Se trata de acudir con poco tiempo disponible a cubrir una urgencia y, como en tiempos artiguistas, a sembrar una "admirable alarma". Las arterias de la nación están abiertas.
La acción de sucesivos gobiernos de variado tipo ha ocasionado una alarmante destrucción del país y de las reformas de sus mejores reformistas. No han respetado nada y, si esto sigue así, de Uruguay no quedará piedra sobre piedra.
En cinco años de gobierno lo principal será detener la demolición de la Patria.
Siempre hemos querido ser revolucionarios y, como tales, nos daríamos por satisfechos si entre todos logramos en un lustro ese objetivo.
La guerra
La única y principal guerra de hoy es contra la pobreza. Y en ella deben y pueden participar todos los que se sientan orientales. Cada uno, y cada organización, es hija de su época. Nos ha tocado enfrentar la triste realidad actual y es por ella que hoy es posible y necesaria una gran Unidad Nacional.
El Frente Amplio y el Encuentro Progresista, que aún no han aglutinado todo lo que pueden y deben convocar, son respuestas a esa necesidad de movilización, porque los instrumentos políticos y sociales generados al calor de las luchas populares, no son inventos caprichosos sino expresión de realidades.
No será fácil llegar al gobierno y menos fácil lograr en cinco años metas que antes podían parecer menores, como por ejemplo que cada persona pueda poner pan y dignidad sobre su mesa. No podemos hablar, sin mentir, de grandiosos proyectos cuando la cuestión dramática hoy es lograr alimento, techo, salud y enseñanza con trabajo para todos.
El programa
Lo esencial: nuestro programa es un mensaje de salvación nacional y esperanza. Sencillo como una paloma:
La comida es, en los países gobernados seriamente, un problema de seguridad nacional. Para ello se debe expandir el mercado interno y proteger a quienes deben protagonizar esa empresa. De ello emerge una alianza indisoluble entre la ciudad y el campo. Ese abrazo histórico entre las capitales y los interiores, tan demorado, se está expresando ya en movilizaciones sociales y también en datos económicos y electorales de variado tipo. Es de mucha evidencia la posibilidad de conquistar ese decisivo escalón estratégico.
Tenemos tres armas fundamentales para esgrimir; las tres más abundantes y económicas con que cuenta el país; la ética, la tierra y la cultura.
La salud moral de nuestro pueblo, la tierra y el mar mal cultivados, y la inteligencia abundante y disponible. El capítulo "inversiones" de nuestro programa comienza por ahí.
La ética
No robar, sencillamente eso, es palanca de progreso. A este país lo viene robando una minoría de cuello duro y pararle la mano será fuente de riqueza. A tanto se ha llegado. Hay que reducir en un 30% los sueldos de todos los cargos de confianza política. Recortar drásticamente los gastos privilegiados de ciertos poderes del Estado.
Descentralización y participación activa en el gobierno y en el control de sus expresiones nacionales como municipales, de las fuerzas sociales directamente interesadas. Aumento grave de las penas, la vigilancia y la represión, contra los delitos de cuello duro, públicos o privados. Ley de enriquecimiento injustificado que traslada, por vía de excepción, la carga de la prueba al acusado y presupone su culpabilidad hasta que demuestre lo contrario.
En suma, que el ejemplo de solidaridad y sacrificio provenga de las alturas.
Poblar
Dado el atraso ocasionado, no se puede hablar hoy de Reforma Agraria y a veces ni siquiera de Colonización: debemos repoblar el país que han vaciado. Eso es defender la soberanía nacional, zafar de la trampa tendida en los cinturones de miseria urbanos, evitar que la juventud emigre, crear la riqueza que necesitamos. Las políticas aplicadas desde hace años en base al engaño, han dado espaldas al mar y a la tierra en aras de un país urbano, de servicios, especulativo, macrocefálico, monstruoso. Hay que impedir por ley la extranjerización de la tierra y del mar, y hay que echarles familias, créditos, agua, juventud, ciencia y docencia a la pampa.
Tenemos un ineludible y envidiable destino marítimo y una vasta "pradera" en nuestras riquísimas aguas territoriales y debajo de ellas. Nunca más los peritos y los ingenieros agrónomos, los veterinarios, los productores rurales, los marineros y pescadores, emigrando a otros oficios, países y a la miseria.
No hay "máquina", "inversión", ni "capital" más rentable que ellos, a corto, mediano y largo plazo.
Esta es una propuesta civilizatoria distinta a la del "neoliberalismo". Esto es el "Uruguay Productivo". Sólo de ahí puede desprenderse la propuesta educativa. 0ruguay necesita para poder ganar esta "guerra", la sangre nueva de su juventud y la riqueza de su "materia gris". La "reforma educativa" debe estar en función de los fines y del proyecto. La del actual gobierno se contrapone al único futuro posible del país. Lo descarta y lo impide.
La alianza
Nadie debe ser excluido a priori de esta empresa. Todos deben ser invitados a participar en ella. El Frente Amplio y el Encuentro Progresista pueden darse el lujo de abrir sus puertas a la inmensa mayoría de la población gracias a este programa.
Los otros no pueden y por eso buscan captar voluntades mediante otros mecanismos. Pero además sólo el Frente Amplio y el Encuentro Progresista pueden invitar a proponer, decidir, exigir y controlar.
Los privilegiados
Queda claro que con este proyecto en el Uruguay sólo caben, y debe haber, cuatro grandes jerarquías "privilegiadas". Mejor dicho, cuatro grandes conjuntos de acreedores: la patria, los enfermos, los ancianos, los niños y por lo tanto el nido, que es casa y vientre de mujer. Por patria, el terruño, la naturaleza, el ecosistema o como quiera llamársele: esa valiosa herencia que disfrutamos gratis gracias al sacrificio de quienes nos precedieron, y que debemos legar mejorada y no envilecida, para que los que vienen después puedan seguir existiendo. Pradera y mar, pero también cultura, las tres cosas en la vasta extensión de su significado. Pájaros pintados, barcos y corazones hospitalarios que el mundo conozca como "Uruguay".
Donde sencillamente se pueda vivir y criar con dignidad.
Eleuterio Fernández Huidobro
Senador nacional por el Movimiento de Participación Popular
Recién terminado uno de los congresos más largos en la izquierda uruguaya (el del MPP que consumió parte de 1998 y principios de 1999) y a punto de comenzar la campaña electoral rumbo a las elecciones internas de abril de 1999, diezmados y divididos, quienes nos quedamos en el MPP sosteníamos, ya entonces, ideas como las que se podrán leer a continuación.
Vuelvo a publicar entonces, en esta columna de "La República", lo escrito en mi columna de Mate Amargo el 25 de febrero de 1999 para refrescar la memoria de quienes la hayan leído hace cinco años, darla al conocimiento de quienes no la hayan leído, y cimentar de modo irrefutable la demostración de que hoy podremos estar equivocados pero no levantamos propuestas oportunistas, circunstanciales, efímeras, fatuas, acomodadas a las circunstancias de 2004... Esta es una de las grandes ventajas de escribir: seguimos hoy sosteniendo lo mismo de hace cinco años y que, lamentablemente para todos, fue duramente confirmado por la experiencia empírica, en sus pésimas advertencias, con un altísimo costo para la gente. De modo pues que lo que sigue es, textual, lo escrito hace cinco años bajo el mismo título (Arterias abiertas), en otro medio de prensa. Ojalá dentro de otro lustro no tengamos que volver a publicar lo mismo:
Debemos tener la valentía de 1971. Estamos ante la posibilidad de ser gobierno y costó mucho llegar. Desde el Frente Amplio y el Encuentro Progresista (dos instrumentos imprescindibles y complementarios), debemos anunciar que en cinco años de gobierno no podemos ser ni reformistas ni revolucionarios por la sencilla razón de que debemos ser constructores y hasta reconstructores. Estamos ante una situación de emergencia nacional y ese concepto determina nuestra propuesta. No se trata de hacer proyectos sobre un país en marcha sino sobre un país amenazado.
Se trata de acudir con poco tiempo disponible a cubrir una urgencia y, como en tiempos artiguistas, a sembrar una "admirable alarma". Las arterias de la nación están abiertas.
La acción de sucesivos gobiernos de variado tipo ha ocasionado una alarmante destrucción del país y de las reformas de sus mejores reformistas. No han respetado nada y, si esto sigue así, de Uruguay no quedará piedra sobre piedra.
En cinco años de gobierno lo principal será detener la demolición de la Patria.
Siempre hemos querido ser revolucionarios y, como tales, nos daríamos por satisfechos si entre todos logramos en un lustro ese objetivo.
La guerra
La única y principal guerra de hoy es contra la pobreza. Y en ella deben y pueden participar todos los que se sientan orientales. Cada uno, y cada organización, es hija de su época. Nos ha tocado enfrentar la triste realidad actual y es por ella que hoy es posible y necesaria una gran Unidad Nacional.
El Frente Amplio y el Encuentro Progresista, que aún no han aglutinado todo lo que pueden y deben convocar, son respuestas a esa necesidad de movilización, porque los instrumentos políticos y sociales generados al calor de las luchas populares, no son inventos caprichosos sino expresión de realidades.
No será fácil llegar al gobierno y menos fácil lograr en cinco años metas que antes podían parecer menores, como por ejemplo que cada persona pueda poner pan y dignidad sobre su mesa. No podemos hablar, sin mentir, de grandiosos proyectos cuando la cuestión dramática hoy es lograr alimento, techo, salud y enseñanza con trabajo para todos.
El programa
Lo esencial: nuestro programa es un mensaje de salvación nacional y esperanza. Sencillo como una paloma:
La comida es, en los países gobernados seriamente, un problema de seguridad nacional. Para ello se debe expandir el mercado interno y proteger a quienes deben protagonizar esa empresa. De ello emerge una alianza indisoluble entre la ciudad y el campo. Ese abrazo histórico entre las capitales y los interiores, tan demorado, se está expresando ya en movilizaciones sociales y también en datos económicos y electorales de variado tipo. Es de mucha evidencia la posibilidad de conquistar ese decisivo escalón estratégico.
Tenemos tres armas fundamentales para esgrimir; las tres más abundantes y económicas con que cuenta el país; la ética, la tierra y la cultura.
La salud moral de nuestro pueblo, la tierra y el mar mal cultivados, y la inteligencia abundante y disponible. El capítulo "inversiones" de nuestro programa comienza por ahí.
La ética
No robar, sencillamente eso, es palanca de progreso. A este país lo viene robando una minoría de cuello duro y pararle la mano será fuente de riqueza. A tanto se ha llegado. Hay que reducir en un 30% los sueldos de todos los cargos de confianza política. Recortar drásticamente los gastos privilegiados de ciertos poderes del Estado.
Descentralización y participación activa en el gobierno y en el control de sus expresiones nacionales como municipales, de las fuerzas sociales directamente interesadas. Aumento grave de las penas, la vigilancia y la represión, contra los delitos de cuello duro, públicos o privados. Ley de enriquecimiento injustificado que traslada, por vía de excepción, la carga de la prueba al acusado y presupone su culpabilidad hasta que demuestre lo contrario.
En suma, que el ejemplo de solidaridad y sacrificio provenga de las alturas.
Poblar
Dado el atraso ocasionado, no se puede hablar hoy de Reforma Agraria y a veces ni siquiera de Colonización: debemos repoblar el país que han vaciado. Eso es defender la soberanía nacional, zafar de la trampa tendida en los cinturones de miseria urbanos, evitar que la juventud emigre, crear la riqueza que necesitamos. Las políticas aplicadas desde hace años en base al engaño, han dado espaldas al mar y a la tierra en aras de un país urbano, de servicios, especulativo, macrocefálico, monstruoso. Hay que impedir por ley la extranjerización de la tierra y del mar, y hay que echarles familias, créditos, agua, juventud, ciencia y docencia a la pampa.
Tenemos un ineludible y envidiable destino marítimo y una vasta "pradera" en nuestras riquísimas aguas territoriales y debajo de ellas. Nunca más los peritos y los ingenieros agrónomos, los veterinarios, los productores rurales, los marineros y pescadores, emigrando a otros oficios, países y a la miseria.
No hay "máquina", "inversión", ni "capital" más rentable que ellos, a corto, mediano y largo plazo.
Esta es una propuesta civilizatoria distinta a la del "neoliberalismo". Esto es el "Uruguay Productivo". Sólo de ahí puede desprenderse la propuesta educativa. 0ruguay necesita para poder ganar esta "guerra", la sangre nueva de su juventud y la riqueza de su "materia gris". La "reforma educativa" debe estar en función de los fines y del proyecto. La del actual gobierno se contrapone al único futuro posible del país. Lo descarta y lo impide.
La alianza
Nadie debe ser excluido a priori de esta empresa. Todos deben ser invitados a participar en ella. El Frente Amplio y el Encuentro Progresista pueden darse el lujo de abrir sus puertas a la inmensa mayoría de la población gracias a este programa.
Los otros no pueden y por eso buscan captar voluntades mediante otros mecanismos. Pero además sólo el Frente Amplio y el Encuentro Progresista pueden invitar a proponer, decidir, exigir y controlar.
Los privilegiados
Queda claro que con este proyecto en el Uruguay sólo caben, y debe haber, cuatro grandes jerarquías "privilegiadas". Mejor dicho, cuatro grandes conjuntos de acreedores: la patria, los enfermos, los ancianos, los niños y por lo tanto el nido, que es casa y vientre de mujer. Por patria, el terruño, la naturaleza, el ecosistema o como quiera llamársele: esa valiosa herencia que disfrutamos gratis gracias al sacrificio de quienes nos precedieron, y que debemos legar mejorada y no envilecida, para que los que vienen después puedan seguir existiendo. Pradera y mar, pero también cultura, las tres cosas en la vasta extensión de su significado. Pájaros pintados, barcos y corazones hospitalarios que el mundo conozca como "Uruguay".
Donde sencillamente se pueda vivir y criar con dignidad.
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